El lado m¨¢s salvaje de la vida
Protegida bajo el seud¨®nimo de V¨ªctor Catal¨¤, la escritora gerundense Caterina Albert recre¨® un mundo morboso y truculento. Tres de sus libros, incluida su obra maestra, ¡®Soledad¡¯, se reeditan ahora en castellano
Caterina Albert hab¨ªa cumplido 75 a?os. Era la decana de una tradici¨®n cultural proscrita y un libro suyo ser¨ªa el primero de nueva creaci¨®n que se publicar¨ªa en catal¨¢n despu¨¦s de la guerra. Pero ni eso servir¨ªa. Septiembre de 1945. Capas de prejuicios est¨¦ticos y morales se hab¨ªan sedimentado sobre su obra hasta acabar sepultada por la condena del olvido. Y ella sigue, pule y escribe. Sobre la tensi¨®n entre pureza, muerte y deseo, que en la moral de sus narraciones se resuelve en un arco que va de la extra?ez a la tragedia pasando por la maldad. Son asedios a un malestar: el malestar de la c...
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Caterina Albert hab¨ªa cumplido 75 a?os. Era la decana de una tradici¨®n cultural proscrita y un libro suyo ser¨ªa el primero de nueva creaci¨®n que se publicar¨ªa en catal¨¢n despu¨¦s de la guerra. Pero ni eso servir¨ªa. Septiembre de 1945. Capas de prejuicios est¨¦ticos y morales se hab¨ªan sedimentado sobre su obra hasta acabar sepultada por la condena del olvido. Y ella sigue, pule y escribe. Sobre la tensi¨®n entre pureza, muerte y deseo, que en la moral de sus narraciones se resuelve en un arco que va de la extra?ez a la tragedia pasando por la maldad. Son asedios a un malestar: el malestar de la cultura. En ese libro de postguerra ¡ªMosaic¡ª se publicaron p¨¢ginas autobiogr¨¢ficas, otras quedar¨ªan olvidadas entre sus papeles. Hasta hoy. Hay un nuevo Mosaic con estampas como El primer remordiment.
La autora ve a la ni?a que era en el jard¨ªn familiar. Camina por la gravilla y llega a una zona con azulejos. Se sienta en un banco protegida por la sombra de una acacia tan alta que en su seno abraza a un laurel. En la tierra hay musgo y un gato se le acerca para comer migas del panecillo. De entrada, reelabora el t¨®pico del hortus conclusus: un jard¨ªn cerrado y paradisiaco donde la paz y la belleza se despliegan en alianza con la naturaleza. Es la escenograf¨ªa id¨ªlica donde siempre pareci¨® que Albert conservaba su misterio, solitaria en la casa se?orial que hered¨® de sus padres en L¡¯Escala. Pero entonces, sin que el lector pudiese preverlo, el idilio queda cancelado. Su alter ego se posesiona del recuerdo. Es V¨ªctor Catal¨¤. Ella fue la gran obra de Caterina Albert, como propuso Margarida Casacuberta en L¡¯escriptora enmascarada (L¡¯Aven?).
El nacimiento del pseud¨®nimo es conocido. En 1898 Albert env¨ªa dos originales a un premio celebrado en Olot: el poema Lo llibre nou y el mon¨®logo dram¨¢tico La infanticida. En este ¨²ltimo, que cierra la antolog¨ªa de cuentos La p¨²a del rastrillo, ya concentra su imaginario turbio. Lo protagoniza una loca encerrada en un manicomio. En su discurso, alternando modulaciones emocionales, se cruza el p¨¢nico a la amenaza del padre castrador con el fervor del recuerdo del orgasmo experimentado con un hombre que la ha abandonado. Viv¨ªa con su familia en un molino y no tard¨® en saberse que hab¨ªa quedado encinta. Nace la ni?a. ¡°?En el acto la am¨¦!¡±. El deseo sexual muta en amor materno, pero el llanto incontenible de la ni?a es el testimonio angustiado del malestar que la rodea y acaba desquiciada. Sin control sobre s¨ª misma, sola, sin poder huir de la casa del padre, mata al beb¨¦. Como vio uno de sus mejores lectores ¡ªJusto Serna¡ª, es un ¡°efectismo brutal¡±.
Su primer cuento, en el que una madre mata a su beb¨¦, desencaden¨® un esc¨¢ndalo al saberse que ella era mujer
La infanticida gan¨® el premio al que se hab¨ªa presentado, pero se desencaden¨® un esc¨¢ndalo al saberse que el autor era una mujer. Ten¨ªa 19 a?os, no fue a recoger el premio y cre¨® el pseud¨®nimo para blindar su libertad creaci¨®n. Incluso la blindar¨ªa su modelo de lengua. Ella ¡ªCaterina¡ª mantendr¨ªa la relaci¨®n con el mundo mientras que ¨¦l ¡ªV¨ªctor¡ª le permitir¨ªa regresar a ese imaginario tabuizado donde nada parec¨ªa poder frenar el vendaval de la animalidad. Pod¨ªa intentar sortearlo, pero no desaparec¨ªa. Tampoco en esa estampa autobiogr¨¢fica in¨¦dita hasta hoy. La ni?a, ingenua, est¨¢ sentada en el banco del jard¨ªn cuando nota que una hormiga empieza a subirle por una pierna. La aparta. El insecto lo intenta de nuevo y el l¨¦xico que usa la narradora para describirlo se va sensualizando. Ella, que la mira con detalle y descubre su belleza, la aparta otra vez. La hormiga vuelve a subir por su pierna. Se distrae de los libros que tiene entre las manos y, sin razonar el gesto, le aprieta el cuello con la u?a del dedo y la mata. Su capacidad para ejercer la violencia la deja ¡°en un estado de ausencia mental absoluto¡±. Estira la pierna, las ¨®rbitas se le salen de los ojos.
Pocos a?os despu¨¦s del esc¨¢ndalo de La infanticida, V¨ªctor Catal¨¤ escribe su obra maestra: la novela Soledad. Apareci¨® por fasc¨ªculos entre 1904 y 1905, en volumen en 1909 y ahora se publica en una nueva traducci¨®n castellana. La protagonista ¡ªMila¡ª se instala en una ermita de la monta?a con su marido, pero la infelicidad es su cotidianidad. Una v¨ªa de salida podr¨ªa ser un hombre que identifica con la pureza y al que desea hasta que constata que no podr¨¢ satisfacerla. Su marido lo matar¨¢. El vac¨ªo existencial de Mila, brutalmente, lo profana un personaje repugnante ¡ª?nima¡ª que la viola. Tuvo que pasar medio siglo para que Gabriel Ferrater analizase ese inquietante mundo simb¨®lico: la novela era una alucinaci¨®n er¨®tica. Tambi¨¦n lo es Despu¨¦s del amor, escrito en 1949, uno de sus cuentos m¨¢s extraordinarios. En una casa de campo que sufre una plaga de conejos, se cuenta la historia de otra mujer loca que mat¨® a su marido en la cama quem¨¢ndolo. Y entre llamas muere tambi¨¦n La vieja, un cuento de 1902.
?Por qu¨¦ narraba el lado m¨¢s salvaje de la vida? Aunque buscaba claridad, su mundo moral era morboso, truculento, tan libre como fascinado por el mal. M¨¢s que anacr¨®nico, at¨¢vico. ?Por qu¨¦ instalarse all¨ª?
Quien primero entrevi¨® una respuesta fue Pere Gimferrer. El poeta rese?¨® la obra completa p¨®stuma, de 1973, y subray¨® la principal novedad de la edici¨®n: la inclusi¨®n de la maldita Un film. Editada en 1918, fue recuperada en 2015. Una editorial de prestigio y una serie de poetas cr¨ªticos ¡ªde Enric Casassas a Blanca Llum Vidal¡ª encendieron la llama l¨ªrica para incendiar la labor desarrollada por acad¨¦micos durante a?os. La luz angustiaba. Esa extra?a novela, pronto publicada en ingl¨¦s, conect¨® con una nueva sensibilidad. La que pod¨ªa descifrar la clave ¨ªntima de Nonat, el protagonista desclasado y maligno que quiere brillar para ser contemplado con la fascinaci¨®n er¨®tica de la elegancia queer. En su reciente biograf¨ªa tambi¨¦n analiz¨® Anna Caball¨¦ esa compleja sensualidad. La que durante medio siglo la llev¨® a explorar sus demonios, con la verdad de los cl¨¢sicos, para que nunca pudieran poseernos.
La p¨²a del rastrillo
Soledad
Autor: Victor Catal¨¤. Traducci¨®n de Nicole D¡¯Amonville Alegr¨ªa.
Editorial: Trotalibros, 2021.
Formato: 309 p¨¢ginas. 21,95 euros.
Mosaic III. Intimitats?
Autor: V¨ªctor Catal¨¤.
Editorial: Club Editor, 2021.
Formato: 320 p¨¢ginas. 21,80 euros.
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