El dolor bien entonado
En ¡®Cuaderno de urgencias¡¯, contenido y emocionante homenaje p¨®stumo a su marido, Tereixa Constenla da con la palabra justa para hablar del amor y la muerte
En uno de los ensayos recogidos en Escucha esto, Alex Ross dibuja la genealog¨ªa de la Chacona de Bach y se fija en un comp¨¢s de cuatro notas descendentes que se encuentra en casi todas las formas musicales que expresan un duelo. La cadencia aparece en tradiciones alejadas y sin contacto entre s¨ª, de Asia a Am¨¦rica, pasando por ?frica, e imita un gemido. Hay sentimientos universales que tienen expresiones universales: a lo largo de la historia, los seres humanos han expresado la p...
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En uno de los ensayos recogidos en Escucha esto, Alex Ross dibuja la genealog¨ªa de la Chacona de Bach y se fija en un comp¨¢s de cuatro notas descendentes que se encuentra en casi todas las formas musicales que expresan un duelo. La cadencia aparece en tradiciones alejadas y sin contacto entre s¨ª, de Asia a Am¨¦rica, pasando por ?frica, e imita un gemido. Hay sentimientos universales que tienen expresiones universales: a lo largo de la historia, los seres humanos han expresado la pena por la muerte de quienes aman con una homogeneidad sorprendente.
Los ejemplos de la llamada literatura de duelo (puestos a etiquetar, preferir¨ªa llamarla de muerte) tambi¨¦n se parecen mucho entre s¨ª. En casi todas sus expresiones, desde el lamento de Eneas por su padre hasta Cuaderno de urgencias, de Tereixa Constenla, aparece el equivalente literario a esas cuatro notas descendentes que imitan un gemido. No es extra?o que estos libros se parezcan, porque remiten a una misma pena que se viene llorando igual desde el amanecer de la especie, pero no todos afinan ni entonan bien. Que todos lloremos parecido no quiere decir que todos sepamos expresar una verdad que emocione y trascienda, y eso es algo que aprend¨ª antes, durante y despu¨¦s de escribir yo mismo mi propio libro de muerte (La hora violeta): al igual que hizo Constenla, me empap¨¦ de esta literatura, devor¨¦ todo lo que cay¨® en mis manos, y as¨ª descubr¨ª que las penas universales, totales y di¨¢fanas son las m¨¢s dif¨ªciles de narrar. Casi todo el mundo desafina al gemir, muy pocos escritores entonan bien. Un prejuicio asentado en muchos lectores dice que son libros traicioneros que anteponen el dolor a la literatura. Eso es que han le¨ªdo pocos o no han intentado transformar su dolor en literatura sin sonar banales o melodram¨¢ticos de m¨¢s.
Cuaderno de urgencias expresa la maldici¨®n de la literatura, que brota all¨ª donde menos se esperaba para burlarse de las vocaciones y los sue?os de la escritora. Se lamenta Constenla, periodista de EL PA?S, de que su art¨ªculo m¨¢s le¨ªdo fue el obituario de su marido, ?lex Bola?os, tambi¨¦n periodista del mismo peri¨®dico, muerto en agosto de 2018 de un c¨¢ncer de p¨¢ncreas. Unas p¨¢ginas despu¨¦s se lamenta de que su primer libro sea uno dedicado a su muerte y a su memoria: ¡°Siempre quise escribir libros y siempre me falt¨® la obstinaci¨®n para hacerlo¡±, confiesa. Los sue?os se cumplen a veces de formas indeseables y terribles.
El libro se construye en un desorden aparente, sin vocaci¨®n cronol¨®gica, con abundantes elipsis y no pocas insinuaciones, con digresiones autobiogr¨¢ficas y de sabor ensay¨ªstico donde Constenla reflexiona sobre la oncolog¨ªa, la concepci¨®n de la enfermedad o su relaci¨®n con su propio oficio de periodista, y con materiales ajenos (apuntes, cuadernos, diarios escritos por Bola?os¡) que subrayan el talante testimonial de la obra, en el sentido de que busca fijar la huella del marido para que nunca se borre. Si todo eso no se desencuaderna y adquiere la textura de una narraci¨®n firme es por el uso medido y consciente de la segunda persona, lo que permite cambiar el registro de la confesi¨®n m¨¢s ¨ªntima a la eleg¨ªa m¨¢s p¨²blica. Constenla modula el texto mediante una prosa tan po¨¦tica como eficaz y austera, que persigue la palabra justa y elegante.
¡°No quiero entretenerme. Quiero caminar por esto viendo d¨®nde piso. Quiero darle a la pena lo que la pena necesita. Quiero evocarte en tus ¨²ltimos d¨ªas y en los primeros¡±
¡°Me aconsejan algunos que vuelva a trabajar para entretenerme. No quiero entretenerme. Quiero caminar por esto viendo d¨®nde piso. Quiero darle a la pena lo que la pena necesita. Quiero evocarte en tus ¨²ltimos d¨ªas y en los primeros. Quiero homenajearte asumiendo algunas de tus rutinas dom¨¦sticas. Quiero ver nuestras fotos, leer nuestros textos, reacomodar tus propiedades. Qu¨¦ pongo en los estantes de tu lado de la cama. Qu¨¦ libros hay que devolver a tu madre¡±. En p¨¢rrafos como este resuenan las cuatro notas descendentes de las que hablaba Alex Ross. A pesar de que cada cual vive y expresa la pena a su manera, hay un rasgo que une a toda esta literatura de muerte: la necesidad de abrir mucho los ojos y mirar de frente, eludir el eufemismo y plantar cara a las convenciones de una sociedad que reclama pudor y recogimiento. Tereixa Constenla se rebela a menudo contra ese mandato, pero lo hace con discreci¨®n y austeridad, con un control absoluto del fraseo, alcanzando as¨ª la paradoja propia de este tipo de libros, que casi todos persiguen y pocos logran: desbordar las expresiones convencionales del duelo desde la contenci¨®n serena de las mismas.
Decir, por tanto, que Cuaderno de urgencias es una lectura dolorosa es a la vez una obviedad y un elogio. Desde las primeras p¨¢ginas, la voz queda de la narradora envuelve al lector y propicia una identificaci¨®n de la que no hay escapatoria. La acompa?amos en su memoria, en su desolaci¨®n presente y en su culpa como si fuera la primera vez que alguien escribe sobre una pena que lleva fascinando a la humanidad desde la primera vez que alguien puso un par de versos en la l¨¢pida de su amado.
Cuaderno de urgencias
Autor: Tereixa Constenla.
Editorial: Siruela, 2021.
Formato: tapa blanda (212 p¨¢ginas, 17,95euros) y e-book (8,99 euros).
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