Belkis Ay¨®n, la mujer leopardo que esquiv¨® la censura
El Museo Reina Sof¨ªa recupera el legado de la artista afrocubana, referente del grabado contempor¨¢neo que se suicid¨® a los 32 a?os, en su mejor momento creativo
Hay muchas exclamaciones en la exposici¨®n de la artista Belkis Ay¨®n (La Habana, 1967-1999) en el Museo Reina Sof¨ªa. Nada m¨¢s entrar, una cartela concentra seis: ?Qu¨¦date! ?Ven! ?No te vayas! Da t¨ªtulo a un tr¨ªptico de 1987, una gran litograf¨ªa sobre papel de varios personajes cuyos ojos tambi¨¦n aparentan ser signos de puntuaci¨®n. Hay muchos m¨¢s ojos como esos, muy blancos en cuerpos muy oscuros, como si fueran focos en el l¨ªmite del mundo conocido. A lo largo de todo el recorrido marcan las pausas y la entonaci¨®n de un relato...
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Hay muchas exclamaciones en la exposici¨®n de la artista Belkis Ay¨®n (La Habana, 1967-1999) en el Museo Reina Sof¨ªa. Nada m¨¢s entrar, una cartela concentra seis: ?Qu¨¦date! ?Ven! ?No te vayas! Da t¨ªtulo a un tr¨ªptico de 1987, una gran litograf¨ªa sobre papel de varios personajes cuyos ojos tambi¨¦n aparentan ser signos de puntuaci¨®n. Hay muchos m¨¢s ojos como esos, muy blancos en cuerpos muy oscuros, como si fueran focos en el l¨ªmite del mundo conocido. A lo largo de todo el recorrido marcan las pausas y la entonaci¨®n de un relato tan luminoso como sobrecogedor. Ay¨®n se suicid¨® con 32 a?os, justo antes del cambio de siglo, en uno de los mejores momentos de su carrera. Es lo primero que sobrecoge al conocer su biograf¨ªa y recorrer tan luminosa sonrisa en sus retratos. Un fuerte desasosiego la acompa?¨® siempre en un camino que no fue f¨¢cil.
El que la llev¨® a la Bienal de Venecia en 1993 empez¨® en bicicleta, por una Cuba econ¨®micamente deprimida y sin m¨¢s medios de llegar al aeropuerto que las dos ruedas. Lo hizo con su padre, pedaleando a contrarreloj para coger un vuelo lleno de simbolog¨ªa. Ella pudo acelerar y lleg¨® a tiempo, pero su padre no. Tampoco la obra que ¨¦l llevaba enrollada en el trasero de la bici. Imaginen esa imagen y el empuje de ese hombre para que Pa¡¯ que me quieras por siempre (1991) llegase a la cita. Porque llegaron.
En el Reina Sof¨ªa ocupa un espacio capital, en el coraz¨®n de la muestra. Es la primera gran revisi¨®n que se hace en Europa de su trabajo. Solo por eso merece ya una visita. A los artistas cubanos rara vez se les otorgaba entonces permiso para viajar, pero Ay¨®n siempre tuvo el escudo de un trabajo estoico, casi exclusivamente de tonalidad negra, blanca y gris, que traspas¨® todo tipo de censuras. Lo suyo tiene que ver con lo puramente humano, con ese sentimiento fugaz siempre inconcluso. Un trabajo escurridizo y fr¨¢gil en cuanto a interpretaciones, esquivo hasta en las certezas, que aparecen y a la vez se esfuman en cuanto quieres ponerle palabras.
Su obra, estoica y casi exclusivamente en tonos negros, blancos y grises, traspas¨® todo tipo de censuras
La retrospectiva celebrada en el Museo del Barrio de Nueva York en 2017 fue clave para la revisi¨®n global de un trabajo que gestiona, receloso, su estate sin galer¨ªas multisede detr¨¢s. Aunque tiempo al tiempo. Las rarezas cada vez gustan m¨¢s en el mercado del arte y Belkis Ay¨®n sin duda lo es, para bien. A la historia pasa ya como referente en la colograf¨ªa, una t¨¦cnica de impresi¨®n en relieve que consiste en la incorporaci¨®n de texturas que se adhieren a la matriz antes de entintar. Es un tipo de grabado poco usual, basado en matrices construidas a modo de collage, seguramente la t¨¦cnica que mejor define los tiempos que vivimos, llenos de huellas e improntas por colisi¨®n. Sus tramas logran una variedad de tonos incre¨ªble. La sutileza en la degradaci¨®n de tintas en toda la gama de negros y grises convive con la limpieza de los espacios blancos de un modo casi exquisito. Los adjetivos aqu¨ª rozan tambi¨¦n los signos de admiraci¨®n, porque lo que revela esta muestra es precisamente eso, asombro y deslumbramiento.
Caminando silenciosamente por la exposici¨®n, el gran hallazgo cultural aqu¨ª, m¨¢s all¨¢ del trabajo con el grabado, es la Sociedad Leopardo, organismo secreto originado en Sierra Leona y activo hasta mediados del siglo XX, del que bebe la artista para tramar su narrativa llena de mascaradas. Tales sociedades constituyeron la base de las hermandades Abaku¨¢ establecidas en las ciudades portuarias del occidente de Cuba con el objetivo de proveer protecci¨®n y ayuda a sus miembros, siempre hombres y para hombres, y que estigmatiz¨® y segreg¨® a la mujer. Durante toda la trayectoria de Ay¨®n, el ritual y las creencias de esta herm¨¦tica hermandad le sirve para crear un lenguaje con el que poner la tilde a cuestiones ¨¦ticas, est¨¦ticas e ideol¨®gicas universales. La reivindicaci¨®n de la mujer leopardo desde todos los ¨¢ngulos posibles. La representaci¨®n de la diosa Sik¨¢n, sacrificada por los hombres de su comunidad y considerada alter ego de Ay¨®n, trasciende el enfoque de g¨¦nero para abordar un universo complejo de relaciones y conflictos tales como la necesidad de trascender la memoria colectiva. Sin duda, ella lo consigui¨® pese a la brevedad de su vida y su carrera. Pese al universo de agudos conflictos internos y profunda angustia existencial. O gracias a ello.
¡®Belkis Ay¨®n. Colograf¨ªas¡¯. Museo Reina Sof¨ªa. Madrid. Hasta el 18 de abril de 2022.
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