El fin de internet est¨¢ a la vuelta de la esquina

Internet est¨¢ hoy en todos y en todo. Es un elemento estructural en el entorno laboral y cada vez lo es m¨¢s en el cultural y el l¨²dico. Pero tambi¨¦n, y eso se nos olvida a veces, es una pieza clave para el funcionamiento de las llamadas infraestructuras cr¨ªticas: la electricidad, el agua, el transporte, la seguridad, los pagos, la log¨ªstica¡­ Nada de ello soportar¨ªa una ca¨ªda sostenida de internet. Los expertos dicen que el caos se desatar¨ªa con dos d¨ªas o m¨¢s de apag¨®n total, algo que ha pasado en contadas ocasiones. El mundo necesita internet. En un sentido literal.

?Estamos preparados...

Internet est¨¢ hoy en todos y en todo. Es un elemento estructural en el entorno laboral y cada vez lo es m¨¢s en el cultural y el l¨²dico. Pero tambi¨¦n, y eso se nos olvida a veces, es una pieza clave para el funcionamiento de las llamadas infraestructuras cr¨ªticas: la electricidad, el agua, el transporte, la seguridad, los pagos, la log¨ªstica¡­ Nada de ello soportar¨ªa una ca¨ªda sostenida de internet. Los expertos dicen que el caos se desatar¨ªa con dos d¨ªas o m¨¢s de apag¨®n total, algo que ha pasado en contadas ocasiones. El mundo necesita internet. En un sentido literal.

?Estamos preparados para una interrupci¨®n continuada? ?Podemos sobrevivir sin la Red? Esa es la pregunta con la que arranca Error 404. ?Preparados para un mundo sin internet?, de la periodista Esther Paniagua. La autora aborda algo que todos, en nuestro fuero interno, sabemos que puede pasar. Las novelas, pel¨ªcu?las y series que exploran distop¨ªas posapocal¨ªpticas se ocupan de imaginar por nosotros posibles futuros cuando todo se apague. Pero tendemos a considerar que esas opciones son m¨¢s propias de la ciencia ficci¨®n que del mundo real. A pesar de que, como cuenta la autora, ¡°estamos a cuatro comidas del caos¡±.

El libro indaga en sus dos primeros cap¨ªtulos (tiene 11) qu¨¦ forma puede adoptar este horror, qu¨¦ posibilidades hay (son muchas) de que suceda la cat¨¢strofe y c¨®mo podemos (tratar de) evitarlo. Los potenciales apagones pueden ser provocados, por ejemplo, por ataques militares convencionales. Tal y como se recuerda en el libro, casi dos millones de crimeos se quedaron sin electricidad durante dos semanas despu¨¦s de que el ej¨¦rcito ruso destruyera varias subestaciones el¨¦ctricas. Se cayeron todos los servicios, por supuesto tambi¨¦n internet; se declar¨® el estado de emergencia y los generadores alimentados por combustible ayudaron a la poblaci¨®n a seguir adelante.

Tambi¨¦n se puede inutilizar la infraestructura mediante ciberataques. Ya ha pasado, de hecho, y en el mismo escenario que el anterior. Ucrania acus¨® a Rusia de estar detr¨¢s del bloqueo a trav¨¦s de software malicioso de varias centrales el¨¦ctricas en el invierno de 2015, un a?o despu¨¦s de la anexi¨®n de Crimea, lo que dej¨® a m¨¢s de 80.000 personas sin electricidad (y sin opci¨®n de calentarse) durante m¨¢s de seis horas. Luego est¨¢ la misma naturaleza. La gran tormenta solar que sacudi¨® la Tierra en 1859 o la tormenta geomagn¨¦tica que afect¨® a Asia en 1770 derribar¨ªan hoy el sistema el¨¦ctrico mundial de un plumazo. Y el sistema puede caer tambi¨¦n por sobrecarga. B¨¢sicamente porque esto de internet ha crecido por encima de sus posibilidades: pas¨® de conectar a unos cuantos miles de investigadores a miles de millones de dispositivos, todo ello sin cambios dr¨¢sticos en la arquitectura del sistema. Toda la informaci¨®n circula por una serie de nodos centrales que, si colapsan, adi¨®s.

Paniagua aborda este y otros escenarios que nos pueden llevar a la desconexi¨®n m¨¢s all¨¢ de la frontera de las 48 horas, la l¨ªnea roja que marcan los expertos para que se pase ¡°de un estado de normalidad a otro de crisis¡±. Es una descripci¨®n tan pormenorizada como aterradora. Tanto, que el lector se queda con ganas de m¨¢s: solo se le dedican unas 50 p¨¢ginas del libro.

Las otras casi 250 repasan varios de los problemas que trae consigo la sobreexposici¨®n de las personas y la sociedad a internet. Cibercrimen, adicci¨®n a las pantallas, desinformaci¨®n y odio, sesgos algor¨ªtmicos, plataformizaci¨®n del trabajo, capitalismo de la vigilancia, espionaje digital¡­ Todos ellos se esfumar¨ªan si se apaga el interruptor de internet. Y quiz¨¢s no sea mala idea.

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