Javier Fern¨¢ndez Sebasti¨¢n cuenta la historia pol¨ªtica de Iberoam¨¦rica con sus palabras clave: ¡°cadenas¡±, ¡°pueblo¡±, ¡°independencia¡±...

Sosten¨ªa Ortega y Gasset en Ideas para una historia de la filosof¨ªa (1942) que ¡°la misi¨®n de la historia es hacernos veros¨ªmiles los otros hombres¡±. Sus vidas, afirmaba el intelectual madrile?o, eran extra?as y distintas a las nuestras. En realidad, estos individuos son para nosotros inexorablemente otros, habitantes de unos mundos y unas ¨¦pocas que poco tienen en com¨²n con el presente, desplegando lenguajes y conceptos, experiencias y emociones, mitos y visiones que se nos antojan, asimismo, ajenos. La funci¨®n del historiador es, precisamente, hacerlos comprensibles en un tiempo nuevo....

Sosten¨ªa Ortega y Gasset en Ideas para una historia de la filosof¨ªa (1942) que ¡°la misi¨®n de la historia es hacernos veros¨ªmiles los otros hombres¡±. Sus vidas, afirmaba el intelectual madrile?o, eran extra?as y distintas a las nuestras. En realidad, estos individuos son para nosotros inexorablemente otros, habitantes de unos mundos y unas ¨¦pocas que poco tienen en com¨²n con el presente, desplegando lenguajes y conceptos, experiencias y emociones, mitos y visiones que se nos antojan, asimismo, ajenos. La funci¨®n del historiador es, precisamente, hacerlos comprensibles en un tiempo nuevo. Pensarlos desde el presente como si ellos vivieran tambi¨¦n en este marco, y no en un pasado tan lejano como dis¨ªmil, constituye un enorme error. El presentismo, ya sea imputable a la impericia, a la ingenuidad, a los prejuicios o a la manipulaci¨®n, es una caracter¨ªstica intr¨ªnseca de la modernidad tard¨ªa, descre¨ªda de la historia y desconfiada del futuro. De ah¨ª la importancia de escuchar las voces del pasado, de tomar en serio sus argumentos, opiniones y sentimientos, como defiende Javier Fern¨¢ndez Sebasti¨¢n en Historia conceptual en el Atl¨¢ntico ib¨¦rico. El historiador, sostiene, no solamente debe historiar, sino tambi¨¦n ¡°historizar¡± y ¡°despresentificar¡±.

A diferencia de la cl¨¢sica historia de las ideas, en la que estas se presentan con harta frecuencia desencarnadas, el autor insiste en la necesidad de prestar atenci¨®n a sus usos por parte de los hombres y mujeres del pasado en el contexto de una realidad, como todas, ling¨¹¨ªsticamente conformada. La perspectiva propuesta es la de la historia conceptual, que se ocupa de las sociedades pret¨¦ritas desde el prisma del lenguaje, donde este y el tiempo suponen sus ejes centrales. Sin conceptos no hay experiencia posible, y viceversa. Se reivindica la discontinuidad y las mutuas implicaciones de la diada innovaci¨®n-tradici¨®n. El libro de Fern¨¢ndez Sebasti¨¢n, excelente s¨ªntesis entre teor¨ªa y pr¨¢ctica historiogr¨¢ficas, denso y con un impresionante despliegue bibliogr¨¢fico, es deudor de los trabajos de Koselleck, pero tambi¨¦n de Gadamer y Skinner y de la metaforolog¨ªa de Blumenberg. Resulta, al mismo tiempo, el producto m¨¢s acabado del proyecto colectivo Iberconceptos: una profunda investigaci¨®n y reflexi¨®n comparada sobre la transformaci¨®n de los conceptos pol¨ªticos entre mediados del siglo XVIII y mediados del XIX en los pa¨ªses de habla espa?ola y portuguesa de ambos lados del Atl¨¢ntico.

En la era de las revoluciones hisp¨¢nicas se produjo una aut¨¦ntica renovaci¨®n cultural y conceptual. En esta ¨¦poca, umbral de transici¨®n a la modernidad, para decirlo a la manera koselleckiana, especialmente detectable entre finales del setecientos y las cuatro primeras d¨¦cadas del siglo XIX, tuvo lugar un cambio profundo en la estructura de la experiencia humana y se despleg¨® un nuevo r¨¦gimen de conceptualidad (constituyente, proactivo, futuroc¨¦ntrico). Los textos contempor¨¢neos muestran un n¨ªtido discernimiento de que lo ocurrido constitu¨ªa la entrada en un orden radicalmente original, inestable y acelerado. Y adem¨¢s con constantes discrepancias pol¨ªtico-sem¨¢nticas, como la proliferaci¨®n de diccionarios discordantes ejemplifica. Apuntaba Donoso Cort¨¦s en 1837: ¡°Semejanza de voces; confusi¨®n de ideas¡±. Fue el tiempo de la aparici¨®n de t¨¦rminos como liberalismo, nacionalismo y otros ismos. M¨¢s all¨¢ de cambios l¨¦xicos, exist¨ªa una conciencia de la historicidad de los conceptos y de su capacidad para moldear la realidad. Analiza finamente el autor mitos (revoluci¨®n, independencia), met¨¢foras (cadenas, cuerpo pol¨ªtico), imaginarios (rey cautivo) y conceptos como Estado, civilizaci¨®n, opini¨®n p¨²blica, pueblo, Constituci¨®n o soberan¨ªa. La entrada de los mundos iberoamericanos en la modernidad ¡ªno coincide con el modelo atl¨¢ntico can¨®nico, de factura anglosajona¡ª, en pleno proceso de globalizaci¨®n sem¨¢ntica, constituye un momento fascinante. Un laboratorio conceptual ¨²nico. Fern¨¢ndez Sebasti¨¢n le ha dedicado un libro que es una extraordinaria lecci¨®n de historia.

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