¡®?caro¡¯: el fotolibro con el que Irene Zottola emprende el vuelo
En su primera publicaci¨®n, la autora recrea en im¨¢genes una f¨¢bula que se sirve del mito griego para ahondar en la capacidad humana de so?ar y la fragilidad que implica estar vivo
¡°Iniciar el vuelo, esa es la poes¨ªa¡±, escribe Irene Zottola (Madrid, 1986) en ?caro (Ediciones An¨®malas), el primer libro publicado por la fot¨®grafa tras ganar la V edici¨®n del premio FotoCanal de la Comunidad de Madrid. Una singular f¨¢bula fotogr¨¢fica que se sirve del mito griego para ahondar en la fragilidad que implica estar vivo y en nuestra capacidad de so?ar.
El vuelo de Zottola se ...
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¡°Iniciar el vuelo, esa es la poes¨ªa¡±, escribe Irene Zottola (Madrid, 1986) en ?caro (Ediciones An¨®malas), el primer libro publicado por la fot¨®grafa tras ganar la V edici¨®n del premio FotoCanal de la Comunidad de Madrid. Una singular f¨¢bula fotogr¨¢fica que se sirve del mito griego para ahondar en la fragilidad que implica estar vivo y en nuestra capacidad de so?ar.
El vuelo de Zottola se inicia con su obsesi¨®n por las palomas, aves a las que le gustaba observar al emprender torpemente su revoloteo. Con frecuencia las encontraba muertas, tanto en el campo como en la ciudad. ¡°Son las antiheroinas del cielo¡±, recalca la autora. A¨²n recuerda el sonido seco producido por el cuerpo de uno de estos p¨¢jaros, cuando ya inerte, fue arrojado por una viandante a un cubo de basura. Un golpe fulminante como el que experiment¨® el legendario ?caro al caer al mar. All¨ª, en las profundidades del Mediterr¨¢neo, se desvanecieron sus fantas¨ªas y las de su progenitor, el arquitecto D¨¦dalo, quien construy¨® unas alas de cera para escapar con su hijo del laberinto de Knosos, su propia obra, donde el rey Minos los manten¨ªa prisioneros. Pero ?caro, en contra de las advertencias de su padre, vol¨® demasiado alto, y las alas se derritieron con el sol.
¡°Para conocer el vuelo es necesario conocer el ala¡±, advierte una de las frases que, mecanografiadas en trozos de papel, hilvanan firmemente el ?caro de Zottola. Un relato visual compuesto por po¨¦ticas im¨¢genes en blanco y negro que se complementan con diferentes textos extra¨ªdos de una vieja enciclopedia, con fragmentos intervenidos del cl¨¢sico de Richard Bach, Juan Salvador Gaviota, as¨ª como con los propios dibujos de la fot¨®grafa. La palabra y la imagen fluyen al mismo ritmo en este fotolibro al que la autora se refiere como ¡°un cuento ilustrado¡±. ¡°Aprend¨ª a leer con la revista infantil Caracola, donde las vi?etas se intercalan con los textos. Creo que es de ah¨ª de donde procede esa asociaci¨®n tan natural entre el mundo visual y el escrito, un v¨ªnculo que fui desarrollando en los cuadernos de apuntes que he ido elaborando de forma intuitiva¡±, destaca Zotola.
La narraci¨®n del libro se construye mediante polaridades: ¡°Lo eterno y ascendente frente a lo perecedero y descendente, la esperanza y la angustia del acto de aprender y as¨ª elevarse o precipitarse contra el suelo: la vida y la muerte¡±, escribe la autora. La fotograf¨ªa de una bandada de gaviotas abre el relato. Se trata de las guardas de un ejemplar del libro de Bach. Marcada por una hendidura, la imagen hace referencia al peligro de caer, o bien al deseo de ser libre y superar miedos y barreras. Da paso a un universo compuesto por alas, nidos, copas de ¨¢rboles y cielos. Se trata de im¨¢genes anal¨®gicas trabajadas con emulsi¨®n l¨ªquida. Dicha t¨¦cnica contribuye a la est¨¦tica del accidente que persigue la autora y confiere al proyecto un car¨¢cter experimental, de cualidades pict¨®ricas y on¨ªricas, donde las im¨¢genes parecen adquirir la condici¨®n atemporal del mito. ¡°Durante el proceso hay momentos en los que uno no tiene control sobre el resultado y se encuentra con que los fen¨®menos producidos por el azar pueden resultar en im¨¢genes muy po¨¦ticas, donde el cielo, en si mismo un elemento inabarcable, parece romperse, desintegrarse como una met¨¢fora de la ca¨ªda y el derrumbe¡±, explica la fot¨®grafa.
?caro es tambi¨¦n un canto al mundo natural en su esplendor que nos alerta del futuro de las especies de aves que pueblan nuestro planeta y del peligro de la transformaci¨®n del medioambiente en manos del hombre. En sus p¨¢ginas, construidas a trav¨¦s de libres asociaciones y met¨¢foras pobladas por aves de distintas especies, subyace el sue?o como instinto de superaci¨®n pero tambi¨¦n el delirio del hombre. As¨ª nos encontramos con los ojos y el rostro de Amelia Earhart, la intr¨¦pida aviadora estadounidense, la primera mujer en cruzar sola el Atl¨¢ntico y en sobrevolar el Pac¨ªfico. Su Lockheed Electra bimotor desapareci¨® en 1937, cuando se dispon¨ªa a completar una de las etapas proyectadas para dar la vuelta al mundo. Sus restos nunca fueron hallados. Entre las distintas hip¨®tesis que se han barajado a los largo de los a?os, la del Gobierno de EE UU sostiene que su cuerpo se hundi¨® en las aguas del Pac¨ªfico. Su sue?o, como el de ?caro, acab¨® en el mar. Sin embargo, mediante su propio vuelo, Zottola nos incita a continuar el nuestro con una frase de Julio Cort¨¢zar: ¡°En el peor de los equ¨ªvocos, estoy seguro de que siempre habr¨¢ p¨¢jaros y nubes entre nosotros¡±.
¡®?caro¡¯. Irene Zottola. Ediciones An¨®malas. 108 p¨¢ginas. 28 euros.
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