Bernardo Atxaga regresa con la naturaleza por testigo
El escritor publica ¡®Desde el otro lado¡¯, un conjunto de cuatro historias in¨¦ditas en castellano que reflexionan sobre la muerte con aves, reptiles y roedores convertidos en narradores. ¡®Babelia¡¯ adelanta un extracto del ¨²ltimo cap¨ªtulo del libro, que sale este jueves en Alfaguara
¡ª B¨²ho solitario, b¨²ho que gracias a la suavidad de tus plumas te mueves sin hacer el menor ruido, t¨², el m¨¢s silencioso de los p¨¢jaros, con los ojos grandes y el o¨ªdo fin¨ªsimo, t¨² que desde los tiempos de la antigua Grecia has tenido una merecida fama de sabio, t¨² que siempre est¨¢s vigilante, dime, ?qu¨¦ viste en la noche de ayer, mi¨¦rcoles 28 de abril de 2010, en el Rancho San Rafael Regional Park de Reno, Nevada?
¡ª Hablando sin mayor precisi¨®n, te dir¨¦ que vi unos cien gansos, esos que con sus continuas deposici...
¡ª B¨²ho solitario, b¨²ho que gracias a la suavidad de tus plumas te mueves sin hacer el menor ruido, t¨², el m¨¢s silencioso de los p¨¢jaros, con los ojos grandes y el o¨ªdo fin¨ªsimo, t¨² que desde los tiempos de la antigua Grecia has tenido una merecida fama de sabio, t¨² que siempre est¨¢s vigilante, dime, ?qu¨¦ viste en la noche de ayer, mi¨¦rcoles 28 de abril de 2010, en el Rancho San Rafael Regional Park de Reno, Nevada?
¡ª Hablando sin mayor precisi¨®n, te dir¨¦ que vi unos cien gansos, esos que con sus continuas deposiciones convierten la zona de la charca en un barrizal repugnante y que luego, cuando deambulan, ensucian la zona de recepci¨®n e incluso, a veces, el Pabell¨®n Chino. Vi adem¨¢s unos cincuenta patos, de quienes podr¨ªamos decir lo mismo que de los gansos. Perros no vi, pues sus due?os ya se los hab¨ªan llevado a casa tras hacer, tambi¨¦n ellos, sus deposiciones. Hab¨ªa ardillas, sapos, pajarillos, ara?as y mapaches, y una familia de coyotes que rondaba tontamente el corral de los pavos reales, porque de tontos es intentar entrar en un recinto que est¨¢ completamente alambrado. Como es l¨®gico, los ratones no faltaban. Hab¨ªa much¨ªsimos. En ese sentido, este parque seminatural de Reno es maravilloso. Recuerdo que cuando viv¨ªa en Nuevo M¨¦xico casi no hab¨ªa, y estaba obligado a alimentarme de serpientes, lo cual era una incomodidad. Las serpientes saben m¨¢s raro que los ratones, y son m¨¢s dif¨ªciles de cazar. Por cierto, que tambi¨¦n aqu¨ª hay serpientes, sobre todo en la parte alta del parque, al otro lado de la carretera de circunvalaci¨®n McCarran, ya en el monte; pero, en general, casi nunca me acerco hasta all¨ª, solo cuando siento nostalgia de los sabores de Nuevo M¨¦xico.
¡ª De acuerdo, b¨²ho, b¨²ho que vigilas noche y d¨ªa, t¨², el m¨¢s sabio de los p¨¢jaros, t¨² que desde que vives en el Rancho San Rafael est¨¢s en plena forma, bien alimentado, bien aposentado en la torre del edificio de recepci¨®n, ad-mirado por los visitantes que acuden al parque y aparcan all¨ª, sobre todo por los ni?os y ni?as de las escuelas, todo lo que dices es interesante, pero ?qu¨¦ m¨¢s viste? Concretamente, ?viste humanos?
¡ª Ya te contestar¨¦, pero d¨¦jame antes hacer una consideraci¨®n.
¡ª Adelante, b¨²ho, lo que t¨² quieras.
¡ª Pues a los parques como este del Rancho San Rafael, que en parte son, por as¨ª decir, fabricados y que en parte no lo son, que son terreno virgen, mucha gente los denomina ¡°semisalvajes¡±, de la misma manera que a los peces que han sido pescados en el mar, y no en las piscifactor¨ªas, los llaman ¡°salvajes¡±. Son formas imprecisas de hablar, y adem¨¢s enf¨¢ticas. En lo que respecta al parque, yo prefiero denominarlo ¡°seminatural¡±.
¡ª Tienes raz¨®n, b¨²ho.
Hab¨ªa ardillas, sapos, pajarillos, ara?as y mapaches, y una familia de coyotes que rondaba tontamente el corral de los pavos reales, porque de tontos es intentar entrar en un recinto que est¨¢ alambrado
¡ª Tampoco ¡°carretera de circunvalaci¨®n¡± me convence. Se ajusta a la realidad, pero es una expresi¨®n torpe. Ser¨ªa mejor decir ¡°ronda¡±, ¡°ronda McCarran¡±. El problema es que nadie ha dicho nunca ¡°ronda McCarran¡±. Aqu¨ª en Reno dicen ¡°McCarran Boulevard¡±, una denominaci¨®n que, por cierto, tampoco es correcta, porque ¡°bulevar¡± significa ¡°avenida o calle ancha, generalmente con ¨¢rboles y un and¨¦n central¡±. Pero as¨ª de imperfecto es el lenguaje que se utiliza en este mundo.
¡ª Sigues teniendo raz¨®n, b¨²ho. Y ahora, volviendo a la pregunta, ?qu¨¦ m¨¢s viste ayer noche en el parque, aparte de gansos, patos y dem¨¢s? ?Viste humanos?
¡ª ?A qu¨¦ hora?
¡ª Entre las 21:00 y las 24:00, pongamos.
¡ª Te vi a ti.
¡ª Ya.
¡ª Tambi¨¦n vi al cabezota que iba contigo. Un tipo que, si lo puedo decir, me record¨® a los sapos que viven en Nuevo M¨¦xico, que son grandes y con protuberancias en la cabeza. Est¨¢n llenos de veneno y no son comestibles. En cambio, los llamados sapos de pala...
¡ª Ya s¨¦ que el cabezota ven¨ªa conmigo. Dime m¨¢s cosas, por favor.
¡ª Vi que os escond¨ªais en el t¨²nel que pasa por debajo de McCarran y conecta las dos zonas del parque, la humanizada y la agreste. Digo ¡°humanizada¡± por generalizar y porque es verdad que los humanos dise?aron esa parte para hacer aparcamientos, caminos, charcas, corrales y todo lo dem¨¢s. Pero a lo que iba: t¨² y tu amigo cabezota os metisteis en el t¨²nel y os quedasteis all¨ª bastante tiempo. No s¨¦ exactamente cu¨¢nto, porque en un momento dado, me olvid¨¦ de vosotros.
¡ª B¨²ho, b¨²ho que gracias a la suavidad de tus plumas te mueves sin hacer el menor ruido, t¨², p¨¢jaro hermoso, due?o de la noche, inteligencia hecha ave, t¨² que viviste en Nuevo M¨¦xico pero ahora vives aqu¨ª, en Reno, Nevada, en el Rancho San Rafael Regional Park, observ¨¢ndolo todo, t¨² que, si te lo propusieras, podr¨ªas ser un colaborador extraordinario, trata de ampliar la informaci¨®n sobre la noche de ayer, 28 de abril. Haz un esfuerzo, por favor.
¡ª Si lo que quieres es un informe m¨¢s general, aqu¨ª van unos cuantos datos. Vi, con cierta claridad, porque hab¨ªa luna llena y la oscuridad no era impenetrable, un coche de la polic¨ªa. Estaba aparcado con las luces apagadas en un camino de tierra paralelo al arc¨¦n de McCarran direcci¨®n Reno Norte, zona Universidad, en un punto desde el que se domina la pradera central del parque, desde el Pabell¨®n Chino hasta el corral de los pavos reales, y, adem¨¢s, en especial, la ladera de la cruz gigante iluminada y la entrada del t¨²nel en el que os hab¨ªais metido t¨² y el cabezota.
Al principio no estuve atento a la conversaci¨®n de los dos polic¨ªas del coche, pero al o¨ªr que hablaban de Nuevo M¨¦xico, movido por la curiosidad, o por la a?oranza que siempre siento al o¨ªr el nombre de Nuevo M¨¦xico, vol¨¦ hacia donde estaban y me pos¨¦ en la barrera que evita que los animales del parque salgan a McCarran y mueran atropellados. Los animales que no pueden volar, quiero decir, aunque, en fin, tambi¨¦n nosotros podemos recibir el golpe de un veh¨ªculo, aunque es m¨¢s raro. Concreto: me pos¨¦ justo en la barrera, pero no sobre la propia valla, sino sobre uno de los postes. En ese momento, ella, Mary, le estaba dando explicaciones a ¨¦l, Frank:
? En Santa Fe viv¨ªa bien, porque ten¨ªa un puesto muy c¨®modo en el Departamento de Documentaci¨®n, en una oficina moderna que quedaba a menos de dos millas de casa. Pero ya eran diez a?os, como fueron diez a?os en mi trabajo anterior, no de polic¨ªa, sino de maestra en una escuela p¨²blica, de modo que me dije: ?por qu¨¦ no otro periodo de diez a?os haciendo algo diferente? A m¨ª la documentaci¨®n me encanta, porque adem¨¢s de todo te obliga a estar en contacto con jueces, abogados y periodistas, pero tiene de malo que nunca sales a la calle a patrullar. Y patrullar es bonito.
? Y, a veces, arriesgado. Sobre todo cuando se patrulla de noche. ?Por qu¨¦ pediste patrullar de noche?
? ?Y t¨²???Yo? Porque me gusta dormir de d¨ªa.
? Los dos se rieron. Frank lo hizo sin convencimiento, con cierta reserva. Mary, de forma contundente.
? No s¨¦ qu¨¦ lugar ser¨¢ m¨¢s peligroso, si Nuevo M¨¦xico o Nevada, dijo Frank.
? El a?o pasado, la ratio de delincuencia en Nevada fue de 3,76, y hubo ciento cincuenta y seis asesinatos. La de Nuevo M¨¦xico fue mayor, 4,3. Tambi¨¦n hubo m¨¢s asesinatos, ciento noventa y ocho. De modo que, en principio, este lugar parece menos peligroso. Disculpa, las documentalistas tendemos a ser pedantes. Los datos nos excitan.
? Frank se qued¨® un rato callado. Luego cambi¨® de tono. Si un polic¨ªa de servicio puede hablar con voz ¨ªntima, ese fue el caso.
? Lo de pedir el traslado de Nuevo M¨¦xico no ser¨ªa por una decepci¨®n amorosa, ?verdad? Lo pregunto por documentarme. Por nada m¨¢s.
? Esta vez rieron los dos. Pero Mary no le sigui¨® el juego a Frank. Ni en el tema ni en el tono.
? Ya que hemos mencionado la documentaci¨®n, veamos qu¨¦ hay de nuevo en Reno, dijo.
? Una luz azulada ilumin¨® el interior del coche. Supuse que hab¨ªan encendido el ordenador.
? Seg¨²n el informe de los que nos han precedido en el turno, hoy no ha habido ninguna incidencia en este parque, inform¨® Mary con voz de oficinista. Luego se anim¨® un poco: ?Vaya! Tenemos dos depredadores nuevos en la ciudad. El Reno Gazette Journal publicar¨¢ ma?ana el anuncio.
? ?Delincuentes sexuales?
? Mary le respondi¨® leyendo lo que, al parecer, mostraba la pantalla:
? Dos delincuentes sexuales convictos de alto riesgo se han registrado en Reno. Jerry Nelson y George Smith est¨¢n considerados como de grado 3, y la probabilidad de que vuelvan a cometer el delito es muy grande, seg¨²n la polic¨ªa.
? Pues si lo dice la polic¨ªa, ser¨¢ verdad, dijo Frank.
? Pareci¨® que iba a re¨ªrse, pero no. Mary sigui¨® leyendo:
? No tienen cuentas pendientes con la ley. Est¨¢n en libertad vigilada y en paro, seg¨²n informa el sargento John Dolano, jefe regional de las unidades especiales que act¨²an contra los delincuentes sexuales.
Desde el otro lado
Editorial: Alfaguara, 2022.
216 p¨¢ginas. 17,90 euros.
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