La vida secreta de los tapices
Pionera del arte textil en Espa?a, Teresa Lanceta protagoniza su mayor exposici¨®n hasta la fecha en el Macba de Barcelona, que reivindica una obra influida por la tradici¨®n bereber y la noci¨®n de coautor¨ªa
En la primera sala de la muestra cuelga un inmenso mural hecho de decenas de tejidos realizados desde finales de los setenta hasta el inicio de la pandemia. ¡°Es como si fuera una antol¨®gica¡±, sonr¨ªe Teresa Lanceta (Barcelona, 1951), a la que el Macba dedica ahora la mayor exposici¨®n de su trayectoria, marcada por una tendencia al arrinconamiento que solo puede explicarse por el soporte que...
En la primera sala de la muestra cuelga un inmenso mural hecho de decenas de tejidos realizados desde finales de los setenta hasta el inicio de la pandemia. ¡°Es como si fuera una antol¨®gica¡±, sonr¨ªe Teresa Lanceta (Barcelona, 1951), a la que el Macba dedica ahora la mayor exposici¨®n de su trayectoria, marcada por una tendencia al arrinconamiento que solo puede explicarse por el soporte que escogi¨® como medio de expresi¨®n, ese arte textil que nunca tuvo el estatus de la pintura o la escultura, y ni siquiera el de la performance o la instalaci¨®n. Por encima de todo, salta a la vista la explosi¨®n de color de sus motivos y la sofisticaci¨®n oscilante de sus estampados, del paisajismo de sus inicios a la abstracci¨®n geom¨¦trica de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Un segundo vistazo permite descubrir rasgos m¨¢s discretos. Por ejemplo, la perpetua conjunci¨®n entre trama y urdimbre revela que tejer es, como asegura Lanceta, ¡°un c¨®digo binario¡±, una alternancia entre unos y ceros parecida a la del lenguaje digital. En algunas piezas aparecen renglones torcidos y cenefas incompletas. ¡°Por ejemplo, en esa de ah¨ª me cans¨¦ y lo dej¨¦ as¨ª¡±, responde la artista frente a un tapiz. ¡°Pero los errores son importantes. Hay que vivir con ellos, saber reconducirlos y aspirar a que te lleven a un sitio mejor¡±. El resultado es una obra viva, porque no es perfecta.
El arte de entrelazar hilos atrap¨® a Lanceta ¡°de manera radical¡± durante sus a?os universitarios en la Barcelona del franquismo, que ella recuerda mucho menos gris que en la versi¨®n oficial. No le ense?¨® a tejer su madre, como se suele dar por sentado, sino que aprendi¨® sola con un telar desmontable de dos metros y medio comprado en una de las f¨¢bricas cerradas del Vall¨¨s, que nunca ha sustituido por un modelo m¨¢s moderno. Como contrapunto a sus correr¨ªas nocturnas, tejer le proporcionaba un ¨¢pice de paz. ¡°Era como un nirvana¡±, afirma, seducida por su lentitud y su automatismo, por esa repetici¨®n infinita que puede recordar a las pr¨¢cticas meditativas a las que alude. En un rinc¨®n se exhibe un pu?ado de dibujos que cabe confundir con bocetos previos. En realidad, ella trabaja sin planes, dej¨¢ndose guiar por el destino o la casualidad. ¡°Los pinto al terminar la obra. No porque sirva de algo, sino porque me gusta. El placer tambi¨¦n cuenta en el trabajo. Esa idea del sufrimiento en el arte es muy masculina. Para sufrir ya est¨¢ la vida¡±.
¡°El placer tambi¨¦n cuenta en el trabajo. Esa idea del sufrimiento en el arte es muy masculina. Para sufrir ya est¨¢ la vida¡±
Igual que Anni Albers se dej¨® influir por la tradici¨®n oaxaque?a al llegar a Am¨¦rica, Lanceta se enamor¨® de las t¨¦cnicas tradicionales del Atlas Medio, regi¨®n que frecuent¨® durante tres d¨¦cadas. En los ochenta, entendi¨® que los tejidos bereberes, casi siempre realizados por mujeres, le permit¨ªan entender el arte como un c¨®digo abierto, siguiendo con la terminolog¨ªa digital; un software libre basado en la colaboraci¨®n entre an¨®nimas que una artesana hereda de otra y utiliza como saber propio antes de cederlo a una tercera. Lanceta exhibe sus propias obras, que reinterpretan o agrandan motivos de piezas compradas en el Atlas, con los originales que las inspiraron, lo que sintetiza una idea central en su trabajo: la coautor¨ªa. Para la muestra, comisariada por Nuria Enguita y Laura Vall¨¦s V¨ªlchez (y que podr¨¢ verse en el IVAM de Valencia este oto?o), ha reclutado a artistas como Olga Diego, Xabier Salaberria y Pedro G. Romero, con el que realiz¨® una jarapa con prendas de amigos de la artista sobre la que habitaron varias gallinas durante semanas. Junto a su obra bereber se exponen piezas sobre la alfombra espa?ola del siglo XV, que recuerdan la esplendorosa industria de ejecuci¨®n isl¨¢mica que existi¨® en Albacete y Cuenca, donde tambi¨¦n trabajaban an¨®nimos ¡°en condiciones propias de un campo de concentraci¨®n¡±.
No todo son tapices en su obra. En la treintena empez¨® a buscar formas ¡°m¨¢s directas y espont¨¢neas¡±, inspiradas en los a?os en que vivi¨® en Barcelona. Son obras m¨¢s agresivas, hechas de telas rasgadas y remendadas, casi siempre en negro y rojo, que considera los colores del Barrio Chino, que una gentrificaci¨®n relativa convirti¨® en el Raval. ¡°El rojo es el color del vino y la sangre. El negro es el color de una oscuridad donde uno alcanza a ver¡±, resume. Volvi¨® al barrio en 2019 para conducir Los oficios del Raval, proyecto colaborativo en un instituto multicultural vecino al ?Macba, donde trabaj¨® con alumnos de 12 a?os a los que hizo redescubrir el antiguo arrabal y sus trabajadores, todav¨ªa atravesado por la lucha de clases. ¡°Algunos nunca hab¨ªan entrado en una librer¨ªa. Cre¨ªan que no ten¨ªan derecho¡±, recuerda. El barrio ha cambiado mucho desde que lo dej¨® en los ochenta, rumbo a Sevilla y luego a Alicante, donde sigue residiendo. O puede que no tanto: ¡°Ahora hay m¨¢s turismo, pero entonces hab¨ªa turismo sexual. Ven¨ªan los se?oritos de la parte alta¡¡±. El siglo XX espa?ol se encuentra en la vertiente m¨¢s conceptual y pol¨ªtica de su trabajo: El paso del Ebro (2013-2015), serie de fotograf¨ªas realizadas en sus viajes semanales de Alicante a ?Barcelona durante los a?os que ense?¨® en la Escuela Massana. Bajo los arrozales que circundan las v¨ªas del tren reposan cientos de muertos, incluidos sus ancestros.
Se resiste a calificar su arte de feminista, pese a su habitual reivindicaci¨®n del trabajo femenino, que ejemplifica muy bien su corto documental sobre las cigarreras de la Tabacalera de Alicante. ¡°No es feminista, sino de mujeres. Claro que hay una vertiente pol¨ªtica, pero no es una reivindicaci¨®n, sino una afirmaci¨®n¡±. La revalorizaci¨®n del arte textil ha permitido que, por fin, se preste atenci¨®n a su obra. ¡°Aunque yo nunca he cre¨ªdo que hiciera textil, sino arte a secas¡±, protesta. Tampoco se siente especialmente reconocida, pese a su inclusi¨®n en la Bienal de Venecia de 2017, que ya ensalz¨® las pr¨¢cticas surgidas de los oficios. ¡°Hay un arte ?high y otro low. Yo s¨¦ que siempre ser¨¦ low¡±, termina.
¡®Tejer como c¨®digo abierto¡¯. Teresa Lanceta. Macba. Barcelona. Hasta el 11 de septiembre.
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