Teor¨ªa de g¨¦nero: la ¨²ltima invenci¨®n ideol¨®gica de Occidente

La demoledora cr¨ªtica al humanismo (que se ha ido llevando a cabo desde Nietzsche y Heidegger hasta Derrida) parece haber hallado uno de sus destinos en la deconstrucci¨®n de las figuras del hombre y de la mujer, que tender¨ªan a ser consideradas estereotipos culturales que nos determinan y nos esclavizan, y a las que las diferentes formas de descodificaci¨®n han ido despojando de sustancia y de verdad, present¨¢ndolas como estructuras destinadas a ...

La demoledora cr¨ªtica al humanismo (que se ha ido llevando a cabo desde Nietzsche y Heidegger hasta Derrida) parece haber hallado uno de sus destinos en la deconstrucci¨®n de las figuras del hombre y de la mujer, que tender¨ªan a ser consideradas estereotipos culturales que nos determinan y nos esclavizan, y a las que las diferentes formas de descodificaci¨®n han ido despojando de sustancia y de verdad, present¨¢ndolas como estructuras destinadas a marcar una conducta y a reproducir formulas de poder y de sumisi¨®n empobrecedoras y exclusivistas, que ahogan la fluidez y la pluralidad del deseo. Al tratarse de una tendencia que hunde el escalpelo en el coraz¨®n ideol¨®gico del sistema para alterar su n¨²cleo dial¨¦ctico y su tejido de oposiciones binarias, se presentar¨ªa como una operaci¨®n quir¨²rgica que estar¨ªa generando una reacci¨®n bastante fuerte pero sin demasiada eficacia, si nos atenemos a los hechos y a la irreversibilidad misma del tiempo, que acaba pulverizando las ¡°certezas tranquilizadoras¡± que tanto repudiaba Derrida, y que a veces nos permiten esquivar la angustia hasta cuando est¨¢n basadas en falsedades clamorosas. En esto, como en todo, no se puede volver atr¨¢s, y lo que est¨¢ pasando tiene una historia: la que nos cuenta ?ric Marty en El sexo de los modernos. Pensamiento de lo Neutro y teor¨ªa del g¨¦nero, un libro que es a la vez un ensayo arqueol¨®gico y una narraci¨®n sobre la g¨¦nesis y el desarrollo de ¡°la ¨²ltima invenci¨®n ideol¨®gica de Occidente¡±, seg¨²n la define Marty, es decir: la teor¨ªa de g¨¦nero o ¡°del¡± g¨¦nero, como traduce Horacio Pons para darle un valor m¨¢s general al concepto.

El libro es pr¨®digo en citas a pie de pagina, en parte porque Marty necesita demostrar que est¨¢ justificado y cotejado todo lo que nos dice, y en parte porque sospecha que los ensayistas del presente caen con frecuencia en la tentaci¨®n de alterar las citas de textos ajenos para que cuadren mejor las cuentas, un pecado que el autor atribuye, al menos parcialmente, a Judith Butler y que, seg¨²n se podr¨ªa deducir de uno de los cap¨ªtulos de El sexo de los modernos, se estar¨ªa convirtiendo en una epidemia que desnaturaliza el pensamiento de nuestros d¨ªas, bastante m¨¢s proclive que el de antes a trastocar interesadamente las pruebas.

El autor no parece simpatizar con el pensamiento de Judith Butler, pero la respeta como personaje de su ¡°epopeya¡±

Uno de los aspectos m¨¢s relevantes y esclarecedores del libro de Marty es la cr¨®nica, tan novelesca como hist¨®rica, que va haciendo de la lucha ideol¨®gica y deformante que ha ido caracterizando las relaciones culturales entre Europa y Estados Unidos desde la edad de oro del psicoan¨¢lisis, y que se acentuar¨¢ tras la Segunda Guerra Mundial. Marty nos hace ver las modificaciones que fue sufriendo el psicoan¨¢lisis al pasar a Am¨¦rica y lo mucho que se alteraron conceptos fundamentales como el falo y la castraci¨®n. Para Marty, el psicoan¨¢lisis del otro lado del oc¨¦ano acus¨® muy pronto la influencia, y casi la absorci¨®n, de la ideolog¨ªa americana y su estilo econ¨®mico y funcional, generando un efecto de distorsi¨®n observable, seg¨²n ¨¦l, en la obra de Judith Butler. Leyendo esas p¨¢ginas conclusivas del texto de Marty me vinieron a la conciencia los cambios que acus¨® por ejemplo el existencialismo cuando se traslad¨® a Am¨¦rica, ya que all¨ª se convirti¨® en la literatura y el pensamiento de los beat, que si bien conservaban la esencia del existencialismo y la idea de que ¡°estamos condenados a ser libres¡±, derivaron en una escuela a¨²n m¨¢s existencial que la europea, a la vez que se dejaron impregnar por Oriente y dieron origen a la contracultura.

Marty disecciona bien las alteraciones del pensamiento franc¨¦s en Norteam¨¦rica y rastrea con rigurosa profusi¨®n todos los conceptos de Lacan, Beauvoir, Foucault, Deleuze, Barthes y Derrida que, al ser agitados por Judith Butler en su coctelera, generaron una forma de ver lo real y lo simb¨®lico que los franceses mentados, salvo quiz¨¢ Derrida, ni siquiera imaginaron a pesar de ser culpables en cierto modo del invento. ?ric Marty no parece simpatizar ni con el pensamiento ni con la ¨¦tica ni con la ¡°silueta¡± de Judith Butler, pero la admira y la respeta como personaje de su ¡°epopeya¡±, seg¨²n sus propias palabras, y le da un gran papel en su libro, valorando su voluntad de poder, su agilidad mental y el ¨¦xito de su teor¨ªa, si bien no se priva de enjuiciar los vaivenes contradictorios de la fil¨®sofa con el concepto de g¨¦nero, que en sus primeros libros lo impuso como significante mayor o como ¡°significante-amo¡± para m¨¢s tarde relativizarlo, y tampoco se priva de indicar que el verdadero creador de la nueva visi¨®n del g¨¦nero fue el psiquiatra estadounidense Robert Stoller, que el a?o axial de 1968 public¨® El sexo y el g¨¦nero, el desarrollo de la masculinidad y la feminidad, libro que Lacan ley¨® enseguida, pero al que no le dio la misma importancia que se le iba a dar en Am¨¦rica.

Desde el punto de vista literario, El sexo de los modernos permite una doble lectura que me ha resultado fascinante: la del texto en s¨ª y la de las notas que nos permiten pasearnos por las obras esenciales de cuantos pensadores participan en esta ¨®pera b¨¦lica, a la vez que vamos asistiendo a una especie de contienda entre nominalistas y realistas, demagogos y temperados, sofistas y fil¨®sofos, muy caracter¨ªstica de nuestro tiempo y que sin duda va a influir en el pensamiento y en la pol¨ªtica de las pr¨®ximas d¨¦cadas.

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