Cuando los humanos son la droga
¡®The Witcher 3¡ä y ¡®High on Life¡¯ ejemplifican c¨®mo la esencia de ciertos creadores puede inyectarse en un videojuego
The Witcher 3: Wild Hunt (2015), uno de los mejores juegos de los ¨²ltimos a?os, ha sacado esta semana su versi¨®n para la nueva generaci¨®n de consolas. Todos conocen ya a Gerald de Rivia, el brujo de pelo blanco y cuerpo mutado que ofrece sus servicios como cazador de monstruos a lo largo y ancho de ese mundo de ra¨ªz m¨¢gica con concomitancias medievales europeas que tan bien ha reproducido la serie de Netflix desde 2019. Y lo conocen porque el personaje ha saltado de un medio a otro hasta permear la cultura po...
The Witcher 3: Wild Hunt (2015), uno de los mejores juegos de los ¨²ltimos a?os, ha sacado esta semana su versi¨®n para la nueva generaci¨®n de consolas. Todos conocen ya a Gerald de Rivia, el brujo de pelo blanco y cuerpo mutado que ofrece sus servicios como cazador de monstruos a lo largo y ancho de ese mundo de ra¨ªz m¨¢gica con concomitancias medievales europeas que tan bien ha reproducido la serie de Netflix desde 2019. Y lo conocen porque el personaje ha saltado de un medio a otro hasta permear la cultura popular: del libro al juego y de ah¨ª a la serie.
Andrzej Sapkowski, el autor de los libros originales, guarda una relaci¨®n cordial con los responsables de la adaptaci¨®n a serie, pero con CD Projekt RED, el estudio polaco que adapt¨® los juegos, ha librado una cruenta batalla legal por los derechos de su personaje, que considera que vendi¨® por poco dinero. El ecosistema transmedia que cada d¨ªa est¨¢ m¨¢s presente en el mundo de los videojuegos tiene por tanto en The Witcher uno de sus mejores, y a la vez m¨¢s agridulces, ejemplos. Sin embargo, la gran noticia en lo que se refiere a la traslaci¨®n de un mundo a otro formato es otro trasvase, podemos decir que m¨¢s conceptual, que tambi¨¦n se ha dado esta semana en el mundo del ocio digital.
En el a?o 2013 lleg¨® desde Estados Unidos una serie de animaci¨®n adulta muy especial: Rick y Morty. Las se?as de identidad de la ficci¨®n encandilaron pronto a toda una legi¨®n de seguidores. Ten¨ªa ciencia ficci¨®n dura (hay episodios que si fueran pel¨ªculas que se toman en serio estar¨ªan consideradas como obras maestras del g¨¦nero), humor desenfrenado, lenguaje soez digno de South Park y una iconoclastia que le permite atizar sin tapujos a todos por igual, desde religiones a pol¨ªticos de todo espectro. Adem¨¢s, la serie, creada por Dan Harmon y Justin Roiland, ten¨ªa en las cualidades vocales de este ¨²ltimo un sello inconfundible: pon¨ªa voz tanto a los dos protagonistas (el adolescente Morty y su genial, alcoh¨®lico y nihilista abuelo Rick) como a muchos otros personajes espor¨¢dicos.
El martes lleg¨® al mercado High on Life (algo as¨ª como drogado con vida), juego que consigue imbuirse completamente de la esencia de Roiland. El juego, un shooter en primera persona tan colorido como pl¨¢stico, nos mete en la piel de un adolescente que escapa a una invasi¨®n alien¨ªgena (los extraterrestres quieres usar a los humanos como sustancia para drogarse con ellos; ese planteamiento lo dice todo), y es una experiencia descerebrada, bruta y desternillante de principio a fin. No es un juego de Rick y Morty y, evidentemente, no es para todos los p¨²blicos (en la primera escena ya vemos consumo de coca¨ªna, hay muertes hilarantemente crueles y la palabra ¡°fuck¡± es tan omnipresente como en aquella legendaria escena de The Wire), pero para aquellos que disfruten del humor de Roiland, es obligatorio jugarlo.
M¨¢s all¨¢ de su planteamiento, High on Life constituye un ejemplo estupendo de c¨®mo se puede trasvasar al mundo digital toda una forma de humor propia de un c¨®mico e indisociable de ¨¦l. ?C¨®mo lo consigue? La idea es tan sencilla como genial: las armas que llevamos son en realidad otros aliens, que disparan por la espalda (por decirlo de alguna manera) y cuya cara nos mira, interpela, insulta, da pistas e interacciona con el resto de los personajes. Independientemente de que el juego guste o no, hay que reconocer la audacia con la que los desarroladores (Squanch Games, fundada por el propio Roiland) han inyectado su esencia en el juego, como si fuera la propia droga humana que se inyectan los malvados aliens. Cristalizar una personalidad en un juego se puede hacer. Y se puede hacer bien. Ojal¨¢ cunda el ejemplo y m¨¢s creadores se animen a explorar las posibilidades del medio a la hora de absorber esencias. Quiz¨¢ el juego sobre una invasi¨®n extraterrestre empapado del humor de Chiquito de la Calzada, en el que los enemigos digan ¡°Jarl¡±, no est¨¦ tan lejos.
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