Art Larson: leyendas del divino surfista
El artista expone en La Virreina de Barcelona una obra llena de romanticismo, humor y escatolog¨ªa
Casi todos los artistas se toman su trabajo para alcanzar la exactitud. Liberados o no del estado hipn¨®tico del dinero, quieren adem¨¢s el reconocimiento de p¨²blico mientras huyen de la metaf¨ªsica y de toda clase de teor¨ªas que les endilgan los cr¨ªticos. Son, por as¨ª decir, artistas a sueldo de un sistema que carece de l¨ªmites. Un peculiar grupo secundario es el artista dominguero. Vive mejor en el anonimato, est¨¢ algo aislado y produce un arte popular y dif¨ªcil al mismo tiempo. Sus creaciones no responden a categor¨ªas ni le preocupa especialmente la crisis clim¨¢tica o la desigualdad social. Es...
Casi todos los artistas se toman su trabajo para alcanzar la exactitud. Liberados o no del estado hipn¨®tico del dinero, quieren adem¨¢s el reconocimiento de p¨²blico mientras huyen de la metaf¨ªsica y de toda clase de teor¨ªas que les endilgan los cr¨ªticos. Son, por as¨ª decir, artistas a sueldo de un sistema que carece de l¨ªmites. Un peculiar grupo secundario es el artista dominguero. Vive mejor en el anonimato, est¨¢ algo aislado y produce un arte popular y dif¨ªcil al mismo tiempo. Sus creaciones no responden a categor¨ªas ni le preocupa especialmente la crisis clim¨¢tica o la desigualdad social. Es un realista, pero lo que recrea tiene que ver con lo que vio y sinti¨® alguna vez, tambi¨¦n con las innumerables im¨¢genes que constituyen la historia del arte.
Art Larson, artista californiano de 60 a?os, pertenece a esa estirpe, a esa gran familia de seres llamados libres a los que les repugnan los compromisos sociales. Pisan los charcos, patean mercadillos, toman fotos aqu¨ª y all¨¢, se cuelgan de un guindo o mean a la sombra de un pino. Son los pixapins, t¨¦rmino que se usa en Catalu?a para referirse, con cierta sorna, a las personas de ciudad que van al campo los fines de semana. No deben a nadie ni nadie les debe, aunque sufren la mayor de las ansiedades, la experiencia de Marcel Duchamp, cuya m¨¢xima ambici¨®n y riqueza fue ¡°saber con qu¨¦ querer vivir¡±. Advierten que uno de los actos m¨¢s satisfactorios para la imaginaci¨®n es caminar sin rumbo, escuchar los sonidos del campo y de sus criaturas, observar pimpollos, hojas de hierba, ¨¢rboles. Plantarse con ellos, geolocalizarlos y filmarlos obsesivamente.
Larson crea sus propias hojas de almanaque y, en las cuadr¨ªculas, garabatea reflexiones, anota tareas, citas, acontecimientos. La serie titulada Calendarios, que se exhibe en la exposici¨®n que le dedica ahora La Virreina (Barcelona), abarca tres a?os, de 2018 a 2020. Cada hoja est¨¢ ilustrada con un dibujo m¨¢s o menos elocuente o anodino de entornos campestres, fachadas comerciales, edificios, muelles de carga, formas geom¨¦tricas, sombras. Funciona como un post p¨²blico que cualquiera puede mirar, aunque ah¨ª nada es lineal, no existe una relaci¨®n entre las im¨¢genes, el mes y estaci¨®n del a?o. Son paisajes ¨ªntimos, entr¨®picos, del artista sensible a los matices de la realidad.
De repente, algo ocurre. El artista abandona el romanticismo del fl?neur para tantear el humor y la escatolog¨ªa. En la serie de pel¨ªculas y fotograf¨ªas, Present Perfect, quien era un hombre que recordaba su juventud en las playas californianas sentado en su tabla de surf ahora se propone penetrar en las entra?as del cuerpo humano. Filma y se filma en la repetitiva impudicia del coito o en el acto de defecar. Aqu¨ª Art Larson es menos Duchamp y m¨¢s Bataille. Pero mientras tanto, el pixapins nos ha tenido enga?ados haci¨¦ndonos creer que solo observaba el mar mientras mov¨ªa los dedos de sus pies en la arena.
¡®La sombra del dominguero¡¯. Art Larson. La Virreina. Barcelona. Hasta el 23 de abril.
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