Bruno Vieira Amaral, desde el suburbio al altar de la literatura portuguesa
Con su impactante debut en ¡®Las primeras cosas¡¯, el escritor consagra una nueva narrativa nacida de mezclas como la suya, que fusiona ra¨ªces de Angola y el Alentejo
Con Las primeras cosas el escritor Bruno Vieira Amaral (Barreiro, Portugal, 45 a?os) oblig¨® a la literatura portuguesa a cambiar de orilla. Camino de su desembocadura, el Tajo divide dos mundos poco interesados entre s¨ª. Bruno Vieira Amaral creci¨® en la Margen Sur, obrera, suburbial, acogedora del Gran Retorno de las colonias a partir de 1974, a ratos conflictiva y desde?ada por los lisboetas del norte. La mirada del escritor est¨¢ cargada de periferias ¡ªgeogr¨¢fica, social y religiosa¡ª y de cosmogon¨ªas familiares contradictorias. No ve¨ªan el mismo mundo la campesina que se hizo Testigo d...
Con Las primeras cosas el escritor Bruno Vieira Amaral (Barreiro, Portugal, 45 a?os) oblig¨® a la literatura portuguesa a cambiar de orilla. Camino de su desembocadura, el Tajo divide dos mundos poco interesados entre s¨ª. Bruno Vieira Amaral creci¨® en la Margen Sur, obrera, suburbial, acogedora del Gran Retorno de las colonias a partir de 1974, a ratos conflictiva y desde?ada por los lisboetas del norte. La mirada del escritor est¨¢ cargada de periferias ¡ªgeogr¨¢fica, social y religiosa¡ª y de cosmogon¨ªas familiares contradictorias. No ve¨ªan el mismo mundo la campesina que se hizo Testigo de Jehov¨¢ que el funcionario que huy¨® de Angola. Una abuela del Alentejo y otra de S?o Tom¨¦. La fusi¨®n de los barrios arrabaleros como laboratorio de nuevas narrativas.
¡°Crec¨ª viendo representar el mundo de dos formas antag¨®nicas¡±, reflexiona una tarde de invierno en una peque?a cr¨ºperie cercana a la redacci¨®n lisboeta de Radio Observador, donde trabaja. ¡°Una dec¨ªa que los retornados estuvieron all¨¢ explotando a los negros. Otra dec¨ªa: ¡®estos blancos son atrasados y nosotros les haremos evolucionar¡¯. Soy fruto de esas dos culturas. Hay una generaci¨®n mixta que es uno de los nuevos caminos de la literatura en Portugal. L¨ªdia Jorge o Lobo Antunes escriben sobre el retorno desde la perspectiva del portugu¨¦s blanco europeo y tambi¨¦n tenemos escritores africanos, pero luego est¨¢ esta generaci¨®n h¨ªbrida de portugueses que no son africanos pero tienen la herencia africana, crecieron con ese alimento y eso pasar¨¢ al arte. Y es importante que ocurra porque solo ellos pueden reflejar de forma fidedigna esa rica zona intermedia. El ser humano gana mucho con la contaminaci¨®n. La pureza es un concepto peor. Cuando alguien comienza a hablar de pureza, desconf¨ªo en seguida. Me gustan la mezcla, el cruzamiento, no ganamos cuando aislamos y creamos cosas bacteriol¨®gicamente puras, es el principio de los problemas¡±.
Bruno Vieira Amaral se crio con mucha calle, poco padre ¨Cle conoci¨® a los 16 a?os¨C y la amenaza del apocalipsis. ¡°Hay algo muy intenso en los Testigos de Jehov¨¢ que es la idea del Armaged¨®n, del fin del mundo y de la condenaci¨®n eterna, eso molde¨® mi sensibilidad. Los Testigos de Jehov¨¢ suelen marginar cualquier otra religi¨®n y en consecuencia tambi¨¦n son aislados. Hay una mentalidad de secta casi en sentido etimol¨®gico y el mundo les paga con alejamiento y desprecio. El estar constantemente en minor¨ªa, en una posici¨®n defensiva, tuvo una clara influencia en la forma en que miro el mundo y a los dem¨¢s¡±.
Todo eso (calle, religi¨®n, retorno) aliment¨® Las primeras cosas, publicado en Portugal en 2013 y editado ahora en Espa?a por La Umbr¨ªa y la Solana con traducci¨®n de Juan Ram¨®n Santos, donde retrata un cosmos de resistentes que van trampeando, dentro o fuera de la ley, para salir adelante. Cada vecino lo hace a su manera: Adalberto Gomes se aprende de memoria El rey Lear, do?a Beatriz despacha empanadillas para los bares y Rute se casa con un morm¨®n de Utah.
Su debut desvel¨® algo proscrito. ¡°Hay pocos libros que hablen sobre esas zonas menos glamurosas y menos tur¨ªsticas. En Portugal hay dos tendencias dominantes, la novela de cariz rural incluso de autores contempor¨¢neos como Jos¨¦ Lu¨ªs Peixoto y una ficci¨®n urbana que siempre dej¨® de lado estas realidades suburbanas. No s¨¦ si porque consideraban que no ten¨ªa dignidad literaria suficiente o por no ser bastante conocidas¡±.
Algunos cr¨ªticos han celebrado el Barrio Am¨¦lia, protagonista coral de Las primeras cosas, como un Macondo luso, repleto de sue?os frustrados, intimidades exhibidas y seres que disimulan que la vida es una mera lucha por la supervivencia. El d¨ªa que recogi¨® el premio Jos¨¦ Saramago, Bruno Vieira Amaral cit¨®, uno por uno, a todos los vecinos de su edificio en el Vale da Amoreira, el barrio real.
¨C?Por qu¨¦ necesit¨® citarles?
¨CPorque el libro comenz¨® en la observaci¨®n y en el contacto con ellos. El primer personaje que escrib¨ª se llama Zeca, cuando me pregunt¨¦ c¨®mo ser¨ªa su vida. Fue al barrio cuando se cre¨® en los setenta y nunca ha salido de all¨ª. Cuando yo era peque?o hab¨ªa un gran sentimiento de comunidad. El barrio era una especie de familia alargada, con todo lo bueno y lo malo. Las vidas son m¨¢s vigiladas, como en una peque?a aldea donde todos se conocen. A medida que escrib¨ªa, buscaba rostros e historias que ocurrieron. Cuando recib¨ª el premio, consider¨¦ que era una forma de homenajear a las personas reales del lugar donde todo comenz¨®, el lugar de las primeras cosas.
Su narrador vive como un fracaso el retorno de adulto al Barrio Am¨¦lia, que se va perfilando en entradas estructuradas como un glosario alfab¨¦tico y unas suculentas notas a pie de p¨¢gina. El escritor tambi¨¦n se fue y volvi¨® aunque sin sensaci¨®n de derrota. ¡°El regreso me permit¨ªa que el narrador comparase el barrio que recordaba y el que se reencuentra. Mi relaci¨®n con el barrio estaba m¨¢s pacificada que la suya. Yo no quer¨ªa quedarme a vivir all¨ª, pero no hui ni le di la espalda¡±.
En apenas una d¨¦cada Bruno Vieira Amaral se ha convertido en uno de los nuevos narradores m¨¢s galardonados. Hace de cada libro un experimento, aunque haya complicidades entre ellos. En Hoje Estar¨¢s Comigo no Para¨ªso, su segunda obra, regresa al barrio para indagar en el crimen de un familiar. Ha publicado cuentos, una biograf¨ªa del escritor Jos¨¦ Cardoso Pires y ahora merodea alrededor del angolano Sim?o Toco, fundador del toco¨ªsmo y encarcelado por la dictadura de Salazar.
Al crecer, sustituy¨® la fe por la curiosidad. ¡°Hoy no soy creyente, pero la religi¨®n continua siendo un elemento de inter¨¦s. Muchas veces fue un factor de socializaci¨®n y a personas desarraigadas como mi abuela le proporcion¨® esa familia alargada que no ten¨ªa. A veces la gente busca en la religi¨®n respuestas a las cuestiones cotidianas. Me interesa el fen¨®meno de la creencia, su utilidad social y la g¨¦nesis de movimientos religiosos, c¨®mo alguien se siente un emisario de Dios y consigue convencer a personas de esa verdad. Se parece a ciertos movimientos pol¨ªticos. Lo que existe en el ser humano es un hambre espiritual. Si no encuentra respuestas en la religi¨®n, va a buscarlas donde sea¡±.
En Lisboa hay cierto prejuicio hacia la Margen Sur. All¨ª siempre hemos sentido esa especie de desprecio y hemos respondido a su altivez con nuestra altivez
Sigue viviendo en la Margen Sur, cerca de su antiguo barrio. Define su relaci¨®n con Lisboa, que tiende a verse a s¨ª misma como el ¨²nico Portugal posible, como la de un corsario. ¡°Voy, cojo lo que necesito y vuelvo. Nunca he vivido all¨¢ aunque haya estudiado y ahora trabaje. Hay cierto prejuicio hacia la Margen Sur, hemos sentido ese desprecio y hemos respondido con altivez a su altivez. Me gusta, pero la veo de fuera. A veces me divierte ese p¨¢nico de los lisboetas cuando hablan de la invasi¨®n de turistas o el ruido de las maletas. Como se acostumbra a decir, son problemas del primer mundo¡±.
En el Vale da Amoreira los problemas son otros. Arrastra a¨²n sambenitos que hacen recomendable que sus residentes oculten su domicilio en las b¨²squedas de empleo. En los setenta dispar¨® su poblaci¨®n con la llegada de los portugueses de ?frica, que para Bruno Vieira Amaral fue ¡°el acontecimiento social que m¨¢s ha contribuido a la transformaci¨®n del pa¨ªs¡±. ¡°Los blancos portugueses que viv¨ªan all¨¢ se beneficiaban de una libertad que no exist¨ªa aqu¨ª. Cuando vienen, traen esa mentalidad. Pero la integraci¨®n tambi¨¦n fue a costa de mucho sufrimiento, hay muchos traumas que no fueron tratados¡±.
Unos a?os despu¨¦s del Gran Retorno, el Vale da Amoreira inaugur¨® su biblioteca p¨²blica. Un ni?o de 12 a?os, nieto de una alentejana y una africana, descubri¨® all¨ª la literatura, sin saber a¨²n que en 2022 volver¨ªa para celebrar el nuevo nombre: Biblioteca Municipal Bruno Vieira Amaral.
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