Astrid Lindgren, la mujer que hab¨ªa detr¨¢s de Pippi, la ni?a m¨¢s fuerte del mundo
Escritora superventas, editora y creadora de opini¨®n. La autora de Pippi Calzaslargas, Emil o Ronia promovi¨® leyes contra el maltrato infantil y animal y dise?¨® un universo literario sin tab¨²s con un c¨®digo propio. Su nieta Annika visita la Feria del Libro de Madrid para hablar de su extensa obra, poco conocida en Espa?a
¡°No era una abuela cualquiera, era la abuela m¨¢s famosa de Suecia y de ni?os no nos gustaba nada compartirla¡ La gente la paraba por la calle para preguntarle todo tipo de cosas, le mandaban miles de cartas y ella trataba de contestarlas todas¡±. Annika Lindgren coge una m¨¢scara japonesa de un estante: ¡°Era fant¨¢stica, jugaba como uno m¨¢s, la recuerdo poni¨¦ndose esto para aterrorizarnos por la casa diciendo que era una bruja; pero tambi¨¦n trabajaba much¨ªsimo y no se la pod¨ªa molestar cuando escrib¨ªa¡±. La casa es un amplio y discreto piso de Estocolmo, ahora visitable, donde Astrid Lindgren vivi...
¡°No era una abuela cualquiera, era la abuela m¨¢s famosa de Suecia y de ni?os no nos gustaba nada compartirla¡ La gente la paraba por la calle para preguntarle todo tipo de cosas, le mandaban miles de cartas y ella trataba de contestarlas todas¡±. Annika Lindgren coge una m¨¢scara japonesa de un estante: ¡°Era fant¨¢stica, jugaba como uno m¨¢s, la recuerdo poni¨¦ndose esto para aterrorizarnos por la casa diciendo que era una bruja; pero tambi¨¦n trabajaba much¨ªsimo y no se la pod¨ªa molestar cuando escrib¨ªa¡±. La casa es un amplio y discreto piso de Estocolmo, ahora visitable, donde Astrid Lindgren vivi¨® durante seis d¨¦cadas. Aqu¨ª perge?¨® las aventuras de Pippi Calzaslargas al poco de mudarse en 1941, un d¨ªa que su hija Karin, febril, invent¨® el nombre y le pidi¨® la historia que hab¨ªa detr¨¢s. ¡°Era un nombre tan extra?o que deb¨ªa pertenecer a una ni?a que tambi¨¦n lo fuera¡±, explicar¨ªa despu¨¦s la autora.
Astrid era entonces un ama de casa de 34 a?os con dos ni?os peque?os, casada con un directivo, que trabajaba espor¨¢dicamente de secretaria y pasaba las tardes en el Vasaparken que se ve desde la ventana, con las otras ¡°se?oras del parque¡±. Cuando muri¨® en esta misma casa en 2002, a los 94, era una escritora consagrada con decenas de novelas y decenas de millones vendidas, una presencia habitual en los medios, el ubicuo rostro en los billetes de 20 coronas y la primera editora especializada en literatura infantil de Suecia en la editorial Rab¨¦n & Sj?gren, que estaba a punto de quebrar cuando publicaron Pippi en 1945, y que ella ayud¨® a convertir en la punta de lanza de la vanguardia n¨®rdica. ¡°Lindgren era mucho m¨¢s que esa figura de la anciana sabia, la folkl¨®rica sagotant: la contadora de cuentos rom¨¢ntica, intuitiva y solitaria que ella misma alimentaba en las entrevistas, a sabiendas de su potencial medi¨¢tico¡±, opina Malin Neuwarck, especialista de la Universidad de Uppsala y del Instituto sueco del libro infantil, para quien ¡°el mito Lindgren¡± se queda corto. ¡°Detr¨¢s, hab¨ªa una creadora multifac¨¦tica que controlaba met¨®dicamente todos los procesos editoriales, que editaba sus manuscritos en busca de una voz muy concreta y que, gracias a su rol profesional, lejos de estar aislada, debat¨ªa con sus coet¨¢neos y se sent¨ªa impulsora y parte de una nueva literatura infantil que hablaba a los ni?os de igual a igual y que ten¨ªa el mismo valor art¨ªstico que su contrapartida adulta¡±.
Por las ma?anas Lindgren escrib¨ªa y por las tardes editaba, tambi¨¦n a s¨ª misma. Siempre gestion¨® sus derechos y vigil¨® las innumerables adaptaciones de su obra, escribiendo o supervisando guiones y libretos. ¡°Le divert¨ªa tanto el lado creativo como el editorial y para ambos ten¨ªa talento¡±, dice su nieta, que es jefa de Publicaciones en la Astrid Lindgren Company, la empresa creada por la escritora para manejar su legado. Como editora andaba siempre buscando nuevos formatos, c¨®mics, audiolibros, series..., explica Annika: ¡°Estaba muy dispuesta a probar cosas nuevas, pero por otro lado era muy protectora de sus personajes¡±. Cuando Hachette tradujo Pippi al franc¨¦s, dulcificando su irreverencia y rebautiz¨¢ndola Fifi, pidieron a Lindgren cambiar la escena en la que la ni?a levanta en volandas su caballo para sustituirlo por un poni y que resultase m¨¢s realista. Ella le respondi¨® que acceder¨ªa encantada¡ en cuanto le mandasen la foto de un ni?o franc¨¦s levantando un poni.
Poco le¨ªda en Espa?a
Seg¨²n la Unesco, Lindgren ocupa el puesto 18 en la lista de autores m¨¢s traducidos de la historia (por encima de Tolstoi o Hemingway). En los pa¨ªses n¨®rdicos, Alemania o Rusia es una superestrella, conocida m¨¢s all¨¢ de Pippi (sobre quien los productores de Harry Potter preparan una nueva pel¨ªcula) por personajes como el travieso Emil, el fastidioso Karlsson o la intr¨¦pida Ronia. ¡°Sin embargo en Espa?a sigue siendo una gran desconocida, y se ha le¨ªdo muy poco, aqu¨ª la gente sabe qui¨¦n es Pippi por la tele¡±, se lamenta la editora de K¨®kinos, Cristina Peregrina, refiri¨¦ndose a la serie emitida en TVE en 1974 (y repuesta en el 79, el 87 y en los 90 en Antena 3) en cuyo guion particip¨® la autora. Tirando de la nostalgia de una generaci¨®n de padres que merendaba viendo al subversivo icono infantil, Blackie Books redit¨® con ¨¦xito en 2018, y en un solo tomo, la traducci¨®n sesentera de Editorial Juventud de los tres libros de Pippi.
En 2019 K¨®kinos lleg¨® a un acuerdo con la Astrid Lindgren Company para editar la extensa obra de la autora y desde entonces han vuelto a traducir al castellano y al catal¨¢n (y en algunos casos han ilustrado con artistas espa?olas) una docena de t¨ªtulos. El pr¨®ximo 1 de junio la editorial contar¨¢ con la presencia de Annika Lindgren en un acto sobre su abuela en la Feria del Libro. Su cat¨¢logo incluye obras sorprendentes para quien solo conozca el libro m¨¢s famoso de Astrid, como la metaf¨ªsica Los hermanos Coraz¨®n de Le¨®n, inspirada por las tumbas de dos hermanos peque?os en el cementerio de su Vimmerby natal; o M¨ªo, mi querido M¨ªo, que se le ocurri¨® cuando vio a un ni?o solitario en el parque de Tegn¨¦rlunden e imagin¨® que un genio se lo llevaba a un mundo m¨¢gico.
En el peque?o parque de Estocolmo en el que arranca el libro los ¨²nicos genios a la vista son literarios y de bronce. La estatua de August Stringberg es imposible no verla: trepado a una roca se retuerce enorme, despeinado y musculoso para mirarse atormentado el viril ombligo. La otra es muy f¨¢cil pasarla de largo: sobre un discreto pedestal, la mirada afilada y curiosa de Lindgren asoma por lo que parecen las tapas de un libro abierto, o quiz¨¢s las alas extendidas de un p¨¢jaro, que protegen a tres figuras infantiles. Tiene un tama?o tan humano que podr¨ªas abrazarla. Es precisamente lo que hizo la editora de K¨®kinos cuando la vio por primera vez. Su entusiasmo por la autora es contagioso: ¡°Fue una adelantada a su tiempo, representa la modernidad en la forma de ver la infancia, sin carga autoritaria, se salta todos los filtros adultos, conecta con el ni?o como pocos autores, sus temas siguen siendo actuales y no hay nada que considere tab¨², sus libros hablan de muerte, enfermedad, suicidio, libertad, ecolog¨ªa. Todo con inteligencia y mucha poes¨ªa... Y adem¨¢s¡±, zanja Peregrina, ¡°ten¨ªa humor muy suyo¡±. Abundan las an¨¦cdotas sobre su peculiar retranca. A principios de los ochenta, el embajador ruso en Suecia le dijo que en casi todas las casas de la URSS hab¨ªa dos libros: la Biblia y su Karlsson en el tejado. ¡°Qu¨¦ curioso¡±, contest¨® ella. ¡°No pensaba que la Biblia fuese tan popular¡±. ¡°Muerte, muerte, muerte¡±, repet¨ªa, ya anciana, en cuanto descolgaba diariamente el tel¨¦fono a sus hermanas, para quitarse el acuciante tema de encima.
Los ni?os solitarios
Lindgren naci¨® en una granja de Sm?land y tuvo una infancia rural y libre, utop¨ªa de travesuras y naturaleza que poblar¨ªa sus obras. Sin embargo, la Suecia provincial enseguida se le qued¨® peque?a. A la joven le gustaba el jazz y fue la primera en cortarse el pelo de su pueblo. A los 16 a?os empez¨® a trabajar en el peri¨®dico local y a los 19 se qued¨® embarazada del director, un hombre casado con siete hijos. Huyendo de las habladur¨ªas, se march¨® a Estocolmo sola y sin dinero y se puso a estudiar secretariado. Tuvo a Lars, Lasse, en Dinamarca, en el ¨²nico hospital de Copenhague en el que no ped¨ªan el nombre del padre en 1926. A las pocas semanas le dejo con una familia de acogida. Desde entonces, todo lo que gan¨® lo gast¨® en ir a ver al beb¨¦ cada tanto. Lasse ten¨ªa tres a?os cuando su madre de acogida enferm¨® y Astrid se lo trajo a Estocolmo. El ni?o, que solo hablaba dan¨¦s, al dejar el ¨²nico hogar que hab¨ªa conocido, lloraba ¡°sin hacer ruido, como si se diese cuenta de que de daba igual, ¡®har¨¢n lo que quieran conmigo... Quiz¨¢s por esas l¨¢grimas siempre he tomado partido por los ni?os¡±, escribi¨® despu¨¦s Astrid. Tras un a?o viviendo con sus abuelos maternos en el campo, Lasse se mud¨® definitivamente con su madre cuando esta se cas¨® con Sture Lindgren (de quien era secretaria). ¡°Pero ambos arrastraron esa pena toda la vida¡±, dice Annika, y quiz¨¢ por ello, aventura, Astrid escribi¨® una y otra vez sobre ni?os que se sienten solos¡±.
¡°La imagen del ni?o solitario o abandonado es recurrente en su obra¡±, dice Elina Druker profesora especializada en literatura infantil de la Universidad de Estocolmo, donde se imparte un popular curso bianual sobre la autora. ¡°Y el respeto por el ni?o, central en Lindgren, es una idea muy sueca¡±, contin¨²a la experta, explicando que, especialmente tras la II Guerra Mundial ¡ªjusto cuando se publica Pippi (no por nada el forzudo del circo al que la ni?a humilla se llama Adolf)¡ª, Suecia, que por su neutralidad no pas¨® por las penurias de la posguerra, invirti¨® en el bienestar de su infancia: cuidar y educar era la forma de construir ciudadanos democr¨¢ticos y un futuro mejor.
Una habitaci¨®n taquigr¨¢fica
Para Malin Nauwerck, la formaci¨®n como secretaria de Lindgren tambi¨¦n es clave para entender su obra. Por un lado, influy¨® en su identidad, ¡ªcomo mujer independiente, eficaz, disciplinada, moderna¡ª, por otro, marc¨® su m¨¦todo y su estilo literario. Lindgren se dictaba a s¨ª misma. ¡°Cognitivamente, la taquigraf¨ªa recoge instant¨¢neas del sonido, por lo que los autores que la utilizan (como Dickens) tienen di¨¢logos muy vivos y captan enseguida c¨®mo suenan sus personajes¡±, dice Nauwerck que subraya la ¡°musicalidad y oralidad¡± de la prosa de Lindgren en sueco, ideal para los audiolibros y el programa de radio que present¨® durante a?os. ¡°Varias generaciones de suecos reconocer¨ªamos su voz en cualquier sitio¡±, dice la experta.
La taquigraf¨ªa le proporcion¨®, por ¨²ltimo, una suerte de ¡°habitaci¨®n propia¡±: ¡°Un espacio privado de creatividad necesario para alguien con una vida tan p¨²blica¡±. Los manuscritos de Lindgren (conservados en 670 cuadernos en la Biblioteca Nacional) son un galimat¨ªas ilegible, escritos en un c¨®digo taquigr¨¢fico propio desarrollado durante sus a?os de secretaria. Para interpretar los garabatos la investigadora pidi¨® ayuda (en un programa de radio) a mujeres mayores de 70 que hubiesen sido secretarias a mediados del siglo veinte. ¡°La respuesta fue incre¨ªble¡±, dice la experta. Era plena pandemia y 170 candidatas, aburridas, aisladas y orgullosas de que su obsoleta destreza volviese a tener utilidad se pusieron a ello, trabajando por Zoom para hackear los jerogl¨ªficos. En cinco semanas ¡ªNauwerck pens¨® que tardar¨ªan meses¡ª, las se?oras transcribieron 52 cuadernos. En una segunda fase, la inteligencia artificial alimentada con los resultados del proyecto, tratar¨¢ de automatizar el proceso.
Lo ¨²nico que Lindgren escribi¨® con caligraf¨ªa com¨²n para que cualquiera lo entendiese
fueron sus Diarios de Guerra 1939-1945 (que no est¨¢n traducidos al castellano). Los edit¨® Annika en 2015: ¡°Son impresionantes, ella aun no era una autora profesional, pero escrib¨ªa entradas muy anal¨ªticas, ten¨ªa opiniones muy s¨®lidas, recortaba noticias, se manten¨ªa al d¨ªa¡ y era muy consciente de su privilegio¡±. Durante la guerra, Lindgren trabaj¨® adem¨¢s para el servicio secreto leyendo correspondencia del extranjero (ella lo llamaba ¡°su trabajo sucio¡±), por lo que conoc¨ªa los horrores de la guerra fuera de Suecia.
A pesar de la atemporalidad de sus obras, Lindgren siempre estuvo muy involucrada en lo que pasaba a su alrededor y se convirti¨® en una opinadora habitual. ¡°Le gustaba participar en foros y debates, hacer entrevistas, escribir columnas, ten¨ªa una voz fuerte y le costaba decir que no a lo que le propon¨ªan, sent¨ªa que lo ¨ªntegro era defender sus posturas¡±, dice Annika. Hasta en tres ocasiones sus opiniones tuvieron un efecto legislativo. En 1976 escribi¨® una f¨¢bula en el Expressen contra la pol¨ªtica impositiva del Gobierno (que le gravaba un 102% de sus ingresos). El cuento Pomperipossa en Monismania contribuy¨®, junto a una carta de Bergman en el mismo diario, a la ca¨ªda del Gobierno. En 1978, cuando obtuvo el Premio de la paz de los libreros alemanes, prepar¨® un discurso cuyo eje central era una madre que mandaba a su hijo a por una vara para castigarle. El ni?o volv¨ªa llorando: no la hab¨ªa encontrado, pero tra¨ªa una piedra por si quer¨ªa tir¨¢rsela. La madre, llena de culpa, guard¨® la piedra como recordatorio de la promesa que titula el discurso ?Violencia jam¨¢s!. A los libreros les pareci¨® un asunto demasiado pol¨¦mico, pero Lindgren dijo que o lo le¨ªa, o no iba. As¨ª que lo ley¨® y al a?o siguiente Suecia fue el primer pa¨ªs en prohibir el castigo corporal a los ni?os en todos los ¨¢mbitos, incluido el familiar. Finalmente, en 1985 public¨® una serie de art¨ªculos contra el maltrato animal que desembocaron en la aguada Ley Lindgren que el Gobierno le ¡°regal¨®¡± por su 80 cumplea?os. La escritora no pareci¨® impresionada y poco despu¨¦s escribi¨® en el peri¨®dico: ¡°?Se supone que me ha de halagar que esta ley desdentada lleve mi nombre?¡±.
La mujer que hab¨ªa detr¨¢s de la ni?a m¨¢s fuerte del mundo tampoco se quedaba corta.
Lista de lecturas: M¨¢s all¨¢ de Pippi
En el parque temático sobre la literatura infantil sueca Junibacken de Estocolmo está claro quién es la estrella: Pippi es la única con un par de shows en vivo diarios. Pero también hay un trenecito delicioso que recorre, en unos 15 minutos, dioramas del resto de la obra de Lindgren, que escribió 34 libros y 41 álbumes ilustrados. La editorial Kókinos lleva un par de años editando su catálogo: los últimos en salir a la venta son los cuatro tomos de Las Aventuras de Emil (1963) una suerte de Daniel el Travieso en la Suecia rural de principios del siglo XX. Entre sus obras para lectores un poco más mayores están Los hermanos Corazón de León (1973), que trata temas como la muerte, la enfermedad y el suicidio con un halo de fantasía; o Ronia, la hija del bandolero (1981), una aventura sobre el valor de la independencia y la vida en armonía con la naturaleza que los Estudios Ghibli convirtieron en serie manga en 2015 (se puede ver en Movistar). La fabulosa Mío, mi querido Mío (1954) arranca con la desaparición de un niño en Estocolmo y acaba en la Tierra de la Lejanía; y el humorístico Karlsson en el tejado (1955) trata sobre un señor regordete que tiene una hélice en la espalda. Por su puesto, la editorial también ha vuelto a traducir (al castellano y al catalán) los tres tomos de la mítica pelirroja (Pippi Calzaslargas, Pippi se embarca y Pippi en los mares del sur, 1945) con las modernistas ilustraciones originales de Ingrid Vang Nyman. Y ha publicado, por primera vez en España, la serie de cómics que Lindgren y Nyman prepararon para acercar el personaje a los más pequeños.
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