Centenario de 1923: tres libros para interpretar el golpe de Estado de Primo de Rivera
De la implicaci¨®n de Alfonso XIII a la crisis de la restauraci¨®n, varios ensayos abordan el alzamiento que dio lugar a la dictadura militar, del que se cumplen cien a?os
La pr¨¢ctica del profesor Roberto Villa es un ejemplo protot¨ªpico del revisionismo historiogr¨¢fico concebido para legitimar una determinada cultura pol¨ªtica. Primero fue el cuestionamiento de la legitimidad democr¨¢tica de la Segunda Rep¨²blica en 1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular, que coescribi¨® con Manuel ?lvarez Tard¨ªo. Pero desde 1917. El Estado catal¨¢n y el soviet espa?ol, publicado en 2021 y que ya proyect¨® sobre el pasado el espejo deformante del Proc¨¦s, su propuesta es mucho ...
La pr¨¢ctica del profesor Roberto Villa es un ejemplo protot¨ªpico del revisionismo historiogr¨¢fico concebido para legitimar una determinada cultura pol¨ªtica. Primero fue el cuestionamiento de la legitimidad democr¨¢tica de la Segunda Rep¨²blica en 1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular, que coescribi¨® con Manuel ?lvarez Tard¨ªo. Pero desde 1917. El Estado catal¨¢n y el soviet espa?ol, publicado en 2021 y que ya proyect¨® sobre el pasado el espejo deformante del Proc¨¦s, su propuesta es mucho m¨¢s ambiciosa. La clave es la construcci¨®n de un relato mixtificador sobre el final de la Restauraci¨®n que blanquea la deriva antidemocr¨¢tica del reaccionarismo espa?ol al travestirlo en un dique liberal que, ay, al fin se habr¨ªa visto superado por las pulsiones revolucionarias ¡ªnacionalistas, comunistas y dem¨¢s ralea¡ª que cuestionaban un sistema pretendidamente liberal. El ¨¦xito comercial y medi¨¢tico est¨¢ asegurado porque la historia interesa mucho m¨¢s a los lectores y medios conservadores espa?oles que a los progresistas. Precisamente por ello, en este caso, el silencio p¨²blico de la academia es m¨¢s preocupante. Que 1923. El golpe de Estado que cambi¨® la Historia de Espa?a vaya a ser el libro de referencia del centenario es la prueba m¨¢s evidente de una claudicaci¨®n intelectual y no tengo manera de controlar la nostalgia por la rigurosa autoridad que ejerc¨ªa el a?orado Santos Juli¨¢.
Para empezar, como har¨¢ en diversos pasajes de un libro que usa enormes cantidades de documentaci¨®n, Villa relee el diario de sesiones del Congreso. En este caso, es un flashback astuto. Nos situamos en agosto de 1931. Se constituye una comisi¨®n de ¡°responsabilidades pol¨ªticas¡± para elaborar un dictamen sobre el pasado reciente cuyo prop¨®sito es legitimar el r¨¦gimen republicano en construcci¨®n por oposici¨®n al anterior. Porque ayer y hoy, siempre que puede, la pol¨ªtica no resiste la tentaci¨®n de usar la historia para imponer como verdad lo que, en realidad, es una versi¨®n simplificada e interesada. ¡°Pactaron un dictamen que presentaba la dictadura de Primo de Rivera como la desembocadura l¨®gica y natural de la ejecutoria de Alfonso XIII durante todo su reinado¡±. Si eso era as¨ª, por tanto, la monarqu¨ªa quedaba definitivamente deslegitimada, pero ese uso pol¨ªtico de la historia por parte de republicanos y socialistas, en la l¨®gica que Villa desarrollar¨¢ a lo largo de su estudio, implicaba ocultar lo que el reinado s¨ª hab¨ªa sido porque la Restauraci¨®n, constitucionalmente, lo era: una monarqu¨ªa liberal y democr¨¢tica quebrada no por su fracaso sino por las tensiones ¡ªde Marruecos a Barcelona¡ª que la hab¨ªan quebrado.
El problema de esta interpretaci¨®n es que no inscribe el caso espa?ol en la crisis de los estados liberales tras el colapso de sus imperios (no ejerc¨ªamos el colonialismo en Marruecos, no qu¨¦ va) ni tampoco con las dificultades posteriores a la Primera Guerra Mundial para sincronizar los respectivos reg¨ªmenes pol¨ªticos con la sociedad de masas y todos los conflictos asociados a ella. Al no inscribirlo en esta din¨¢mica, como s¨ª hac¨ªa Alejandro Quiroga en su biograf¨ªa sobre el populismo de Miguel Primo de Rivera, es normal que el autor se formule esta ingenua pregunta: ¡°?C¨®mo fue posible que quebrara un r¨¦gimen que carec¨ªa de agudos problemas de legitimidad?¡±. Pero es que por supuesto los ten¨ªa. Porque as¨ª era percibido con temor por sus elites, cuya principal apuesta ante la crisis fue ¡°el repliegue reaccionario¡± que evidencia Javier Moreno Luz¨®n en su biograf¨ªa de Alfonso XIII: ¡°El monarca se ech¨® en brazos de un nacionalismo espa?ol cada vez m¨¢s conservador y cat¨®lico, fortaleza segura frente a las amenazas revolucionarias de postguerra¡±. ¡°Alfonso XIII result¨® decisivo en el triunfo del golpe¡±, Moreno Luz¨®n dixit. ¡°El general Miguel Primo de Rivera hab¨ªa protagonizado el pronunciamiento ¡ªsui generis, sin movimiento de tropas fuera de los cuarteles¡ª que Alfonso XIII hab¨ªa estado buscando¡±, Joan Maria Thom¨¤s dixit.
Toda vez que el r¨¦gimen arrastraba m¨¢s y m¨¢s problemas de legitimidad, ante los problemas y la incapacidad de resolverlos, se trat¨® de preservar el orden econ¨®mico y social amenazado por la revoluci¨®n de los de abajo que ya no consent¨ªan aquel statu quo. Preservar el orden, si era necesario, bloqueando la posible democratizaci¨®n que era posible desde el gobierno o el Parlamento y usando la violencia institucional ultrapasando los l¨ªmites del estado de derecho. Sobre esta dimensi¨®n de la agon¨ªa de la Restauraci¨®n y su necesaria inscripci¨®n en la crisis de los sistemas liberales se ha publicado un ensayo innovador y sugestivo: El fascio de Las Ramblas, de Xavier Casals y Enric Ucelay.
La tesis de los dos historiadores es que entre 1919 y 1923, en Barcelona, se desarroll¨® un primer fascismo espa?ol. Ese proceso habr¨ªa sido el resultado de adaptar en la capital catalana, sacudida por tensiones y contratensiones de la postguerra mundial, la ¡°Capitan¨ªa cubana¡±: un modelo de gobernanza represivo que se hab¨ªa ensayado por primera vez en la Cuba colonial. La f¨®rmula era esta: ¡°La asunci¨®n del poder civil por Capitan¨ªa de forma dictatorial, con el apoyo de las ¨¦lites locales y una milicia civil auxiliar¡±. Las Ramblas fueron el lugar donde se mostraron esas primeras tramas fascistas que eran una forma de reacci¨®n violenta ante una profunda crisis de legitimidad. Los que instauraron ese r¨¦gimen de dictadura militar constitucionalizada en Catalu?a, con el apoyo de las elites locales, fueron tres capitanes generales: Milans del Bosch, Mart¨ªnez Anido (¡°cerdo epil¨¦ptico¡±) y Primo de Rivera (¡°ganso real y fantoche¡±).
Esas dos elegantes caracterizaciones son de Miguel de Unamuno. Como cuentan Colette y Jean-Claude Rabat¨¦ en Unamuno contra Miguel Primo de Rivera, un libro con una buena idea documentada con detalle pero mal desarrollada, el intelectual obligado a exiliarse consideraba que los dos ¨²ltimos militares m¨¢s el Rey eran el ¡°tr¨ªo dictatorial¡± y contra ¨¦l luch¨® desde Par¨ªs. Primo de Rivera contratac¨®. Porque Unamuno no se amilan¨® ni tampoco dudaba entonces como ahora no dudan los historiadores rigurosos. Casals y Ucelay: ¡°El aval regio a la dictadura permit¨ªa al titular de la ¡®Capitan¨ªa cubana¡¯ sortear la Carta Magna y tener un amplio margen de discrecionalidad¡±. La opci¨®n de Alfonso XIII fue clara: ¡°Dej¨® v¨ªa libre a Primo para articular su complot¡±.
El fascio de las Ramblas. Los or¨ªgenes catalanes del fascismo espa?ol
Pasado & Presente, 2023
595 p¨¢ginas, 29 euros
Unamuno contra Miguel Primo de Rivera. Un incesante desaf¨ªo a la tiran¨ªa
Galaxia Gutenberg, 2023
297 p¨¢ginas, 21,50 euros
1923. El golpe de Estado que cambi¨® la Historia de Espa?a
Espasa, 2023
768 p¨¢ginas, 23,90 euros
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