Refranes y dichos de dudosa veracidad
Las cig¨¹e?as ya no vuelven por San Blas, los murcianos no son de mal vivir y no siempre quien calla otorga
Se suele reprochar al refranero que lo mismo defiende una cosa que su contraria, pero no estoy tan seguro de que sea as¨ª. Quienes lo critican por eso se sirven casi siempre como primer ejemplo de la contraposici¨®n entre ¡°no por mucho madrugar amanece m¨¢s temprano¡± y ¡°a quien madruga Dios le ayuda¡±. A m¨ª me parecen compatibles: el primero indica que el funcionamiento del mundo no se puede cambiar con un simple acto personal: no por mucho que vaya pronto al supermercado va a estar abierto; y el segundo alaba el esfuerzo, que suele hallar recompensa: si vas pronto al supermercado no se habr¨¢n aca...
Se suele reprochar al refranero que lo mismo defiende una cosa que su contraria, pero no estoy tan seguro de que sea as¨ª. Quienes lo critican por eso se sirven casi siempre como primer ejemplo de la contraposici¨®n entre ¡°no por mucho madrugar amanece m¨¢s temprano¡± y ¡°a quien madruga Dios le ayuda¡±. A m¨ª me parecen compatibles: el primero indica que el funcionamiento del mundo no se puede cambiar con un simple acto personal: no por mucho que vaya pronto al supermercado va a estar abierto; y el segundo alaba el esfuerzo, que suele hallar recompensa: si vas pronto al supermercado no se habr¨¢n acabado las frutas frescas que te gustan. De la conjunci¨®n entre los dos (que no contradicci¨®n) se deduce que es bueno acudir pronto al supermercado¡ siempre que ya est¨¦ abierto.
Ahora bien, la presunci¨®n de veracidad que otorgamos a refranes y dichos, pues atesoran la sabidur¨ªa de los siglos, empieza a flaquear en lo que se refiere al clima y a los h¨¢bitos de animales y personas. Por ejemplo, ¡°hasta el 40 de mayo no te quites el sayo¡±; porque ahora nos desprendemos de ¨¦l incluso en enero. Y tambi¨¦n empieza a carecer de sentido ¡°por San Blas la cig¨¹e?a ver¨¢s; y si no la vieres, a?o de nieves¡±. Con ese refr¨¢n se pretend¨ªa se?alar que en torno a tal fecha (el s¨¢bado 3 de febrero fue San Blas) regresan las primeras cig¨¹e?as desde ?frica, si todo funciona como es debido; y que si no aparecen puntualmente se debe a que a¨²n no ha pasado lo peor del invierno y retrasar¨¢n su vuelo como si fueran una aerol¨ªnea. Pero eso ha caducado. No es que las cig¨¹e?as aplacen su regreso, es que ya ni siquiera se van; porque, adem¨¢s de haber aumentado la temperatura media, encuentran alimento de sobra en los vertederos, a cuenta de los insectos que sobreviven y pululan por all¨ª gracias a todo lo que desperdiciamos.
S¨ª ser¨ªa veraz el refr¨¢n ¡°por San Blas la cig¨¹e?a ver¨¢s¡± si nos refiri¨¦semos al distrito donde se ubica la sede de EL PA?S en Madrid: Por San Blas, la cig¨¹e?a ver¨¢s¡ pero todo el a?o.
Otros dichos han sido deformados por los siglos, como sucede con ¡°gitanos, murcianos y otras gentes de mal vivir¡±, recreaci¨®n popular a partir de la habitual presencia de esta ¨²ltima locuci¨®n ¡ª¡±de mal vivir¡±¡ª en edictos y decretos de los siglos XVI al XVIII, asociada por lo general con ¡°ladrones¡± (15 de junio de 1663), ¡°rufianes, vagamundos¡± (14 de febrero de 1592), ¡°mujeres p¨²blicas¡± (17 de septiembre de 1703) y dem¨¢s personas a las que se consideraba merecedoras de persecuci¨®n. El peyorativo ¡°murcianos¡± se agreg¨® despu¨¦s por tradici¨®n oral, y no tachaba un origen geogr¨¢fico, sino que part¨ªa del t¨¦rmino jergal murcio: ¡°ladr¨®n¡±, ¡°ratero¡± (relacionado con mus, muris en lat¨ªn: rat¨®n); y que al cabo se confundi¨® con el gentilicio. Por eso la atribuci¨®n de hoy a los naturales de Murcia no solamente es falsa sino tambi¨¦n equivocada.
Pero de entre las afirmaciones mentirosas que conserva la fraseolog¨ªa me choca por encima de otras la que dice ¡°quien calla otorga¡±. Eso puede ocurrir en alguna ocasi¨®n, no en todas.
Cu¨¢ntas veces ahora, en estos tiempos de ira y odio en las redes, una infamia se queda sin respuesta por razones muy distintas a la que sugiere el dicho. Cu¨¢ntas veces alguien no responde al insulto o la provocaci¨®n para no alimentar una pol¨¦mica improductiva; o para no ponerse a la altura del atacante; o por el temor de que la leg¨ªtima defensa se tope con una nueva ofensa ileg¨ªtima de mayor da?o, sobre todo cuando se da entre difamador y difamado una notoria desproporci¨®n de medios, de tiempo y de maldad. A menudo, callar no es otorgar; sino mantener limpio el ambiente.
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