¡®Nada m¨¢s ilusorio¡¯, de Marta P¨¦rez-Carbonell: una novela sobre el di¨¢logo que nos hace humanos

No soy muy consciente de cu¨¢ndo qued¨¦ atrapado en la telara?a que se teje en la novela cosmopolita Nada m¨¢s ilusorio, pero avanzando por los diversos hilos que se solapan una y otra vez, embelesado, s¨ª s¨¦ que acab¨¦ desembocando en el n¨²cleo de conocimiento de un libro cuyo sentido es explorar una experiencia esencial: c¨®mo los humanos somos m¨¢s aut¨¦nticamente nosotros cuando m¨¢s nos interrelacionamos con los otros. Ese n¨²cleo no es una escena que ate los cabos de las diversas historias. Es justamente antes de ese ep¨ªlogo abierto frente a un lago. Ese n¨²cleo de saber literario es la cita...

No soy muy consciente de cu¨¢ndo qued¨¦ atrapado en la telara?a que se teje en la novela cosmopolita Nada m¨¢s ilusorio, pero avanzando por los diversos hilos que se solapan una y otra vez, embelesado, s¨ª s¨¦ que acab¨¦ desembocando en el n¨²cleo de conocimiento de un libro cuyo sentido es explorar una experiencia esencial: c¨®mo los humanos somos m¨¢s aut¨¦nticamente nosotros cuando m¨¢s nos interrelacionamos con los otros. Ese n¨²cleo no es una escena que ate los cabos de las diversas historias. Es justamente antes de ese ep¨ªlogo abierto frente a un lago. Ese n¨²cleo de saber literario es la cita de Ricardo Piglia que, claro, aparece en uno de los di¨¢logos. Porque el di¨¢logo es el recurso que define no solo la forma sino tambi¨¦n el fondo de esta narraci¨®n que primero, como extra?os en un tren, desconcierta y luego, cuando te dejas seducir por su estilizada naturaleza metamodernista (disculpen el palabro), atrapa. Semanas despu¨¦s de la larga noche de conversaci¨®n inesperada camino de Edimburgo, Alicia se ha reencontrado con Mick Boulder en Londres. Hablan de un libro que es el eje argumental de este libro y el que origin¨® su relaci¨®n: la novela Rocco, escrita por Terence Milton. No pueden leerlo con autonom¨ªa respecto a ellos mismos. Ya no es solo ficci¨®n. ¡°No hay, a la vez, nada m¨¢s real ni nada m¨¢s ilusorio que el acto de leer¡±.

Marta P¨¦rez-Carbonell (1982) es una profesional de la lectura: es profesora en Colgate University de Nueva York, su especialidad es la narrativa espa?ola contempor¨¢nea. La reflexi¨®n cr¨ªtica sobre lo le¨ªdo fundamenta sin que se note su primera novela. Su art¨ªculo sobre la paseante Elvira Lindo por Nueva York conecta con la imagen de la ciudad donde Milton conoci¨® a Hans Haig, el joven que se transforma en el personaje de Rocco en la novela cuyos cap¨ªtulos se intercalan en Nada m¨¢s ilusorio. Y, al mismo tiempo, los paseos de Alicia, por el Madrid de la pandemia o por el sur del T¨¢mesis, son las de una fl?neuse por la gran ciudad. En las p¨¢ginas se escuchan ecos de Carme Riera o de Juan Jos¨¦ Mill¨¢s, expl¨ªcitamente de Rosa Montero, pero dir¨ªa que la clave interpretativa es el escritor a quien la autora dedic¨® su principal estudio: The Fictional World of Javier Mar¨ªas (2016). All¨ª mostraba c¨®mo el lenguaje novelesco de Mar¨ªas era una herramienta filos¨®fica para enfrentarse a la incertidumbre que caracteriza la vida.

Alicia, a la que una relaci¨®n amorosa fallida podr¨ªa haber atrapado en la incertidumbre paralizadora, da un giro laboral en su primera madurez y, aceptando el misterio de la casualidad, no se niega a la posibilidad de ser m¨¢s ella misma al conectar en ese viaje en tren con los dos desconocidos de su compartimento: son Milton y Boulder. El tren, cuando pasa, es mejor no perderlo. Ellos dos se dirigen a un debate sobre literatura y hablan sobre el impacto imprevisto de Rocco en la realidad. Tras la publicaci¨®n de un art¨ªculo de investigaci¨®n en The New Yorker (?c¨®mo no pensar en Ronan Farrow?), las fronteras de la ficci¨®n hab¨ªan sido traspasadas y las consecuencias de la f¨¢bula est¨¢n impactando en sus conciencias. Ella, que los escucha, es invitada a entrar en la conversaci¨®n. Empiezan los di¨¢logos. La vida de los otros acaba convirti¨¦ndose tambi¨¦n en la suya a la vez que el argumento de su vida se religa a lo que escucha. As¨ª se traman los hilos narrativos de la telara?a, es lo que convierten la obra en un ejemplo de metamodernismo, pero la etiqueta es lo de menos. El insecto ¡ªt¨², lector¡ª avanza constante porque ¡°desenmara?ar a alguien es adictivo¡±. La experiencia esencial es la vivencia de c¨®mo nuestra historia se enriquece aceptando el destino de mezclarlas con las otras. Es un riesgo, pero vivir es aceptar estar en el cuento de nunca acabar.

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