¡®Ya casi no me acuerdo¡¯, de Clara Morales: las membranas de la memoria

Sal¨ªa de leer, deslumbrado, Renata sin m¨¢s: un mon¨®logo interior construido en una ¨²nica frase, una frase de ciento sesenta p¨¢ginas que gira en torno al dinero y a la libertad y a la tirante relaci¨®n que los une, que a veces los encadena. Sal¨ªa de esa novela vagabunda de Catherine Gu¨¦rard por las calles de Par¨ªs, que tan bien conecta con el mundo de Walser y de Kafka, incluso con el mundo pessoano que denosta el trabajo-jaula y el empleado-esclavo al que le impiden fanta...

Sal¨ªa de leer, deslumbrado, Renata sin m¨¢s: un mon¨®logo interior construido en una ¨²nica frase, una frase de ciento sesenta p¨¢ginas que gira en torno al dinero y a la libertad y a la tirante relaci¨®n que los une, que a veces los encadena. Sal¨ªa de esa novela vagabunda de Catherine Gu¨¦rard por las calles de Par¨ªs, que tan bien conecta con el mundo de Walser y de Kafka, incluso con el mundo pessoano que denosta el trabajo-jaula y el empleado-esclavo al que le impiden fantasear, porque ah¨ª se oculta la semilla de la rebeli¨®n, cuando penetro un poco m¨¢s en el delicado y a la vez robusto universo que Sol Salama va cimentando en la editorial Tr¨¢nsito. Son medio centenar de t¨ªtulos en un lustro. Uno de los ¨²ltimos es Ya casi no me acuerdo, el debut literario de la periodista y ahora bibliotecaria Clara Morales: trece relatos unidos por el hilo de la memoria. Salgo de este libro convencido de que sus doscientas p¨¢ginas apenas son el comienzo de un proyecto narrativo singular y comprometido de una escritora con verdad, ambici¨®n de estilo y ganas de trabajar sin prisas; una escritora de 35 a?os bien alejada de la impostura y el camino r¨¢pido pero corto de la sobreactuaci¨®n.

Las miradas de Clara Morales son como el sinuoso camino de las ra¨ªces, que parten de lugares distintos para converger todas en un tronco com¨²n: la memoria comprometida. Como detalla la autora en una escueta nota final, muchos de sus relatos se alimentan de hechos reales: un mitin de la CNT en el Montju?c de la Transici¨®n, las vidas de los republicanos en los campos de concentraci¨®n nazis, la emigraci¨®n invisible de los espa?oles en Estados Unidos, las torturas que sufrieron tantos militantes antifranquistas en los s¨®tanos de la Puerta del Sol, la masoner¨ªa reprimida por el franquismo en Huelva, un Carabanchel de c¨¢rcel y centros de extranjer¨ªa, o el caso de Dolores V¨¢zquez y el lesbianismo como construcci¨®n de lo perverso. Ah¨ª est¨¢ lo m¨¢s interesante de este ramillete de cuentos: que pivotan desde lo real ¡ªcon escrupulosa documentaci¨®n invisible o injertada o con textura de collage¡ª para luego elevarse libre en las volandas de la ficci¨®n. Teselas literarias incardinadas en la Historia que dan la raz¨®n a aquel verso de Raimon: ¡°Animal d¡¯esperances i mem¨°ria, no he volgut ser hum¨¤ d¡¯altra manera¡±.

Todo en este libro fluye con una escritura oralizante que hipnotiza, casi como la de un filand¨®n en la quietud de la noche. Un uso magistral del fraseo largo. Una prosa sensorial rica en im¨¢genes. Una sensibilidad que lo permea todo. Unos rasgos estil¨ªsticos donde brilla el uso magistral de la coma y el polis¨ªndeton, sin miedo a la ausencia de conectores o al gerundio que dilata y evoca. Es preciso subrayarlo porque el estilo es una dimensi¨®n fundamental de este libro de relatos donde todo est¨¢ cuidado y que proyecta un mensaje pol¨ªtico donde la memoria colectiva se funde con la memoria ¨ªntima en ese juego de membranas que es la Historia, que es la vida.

El recuerdo de un abuso sexual en la infancia se enquista hasta definir a la v¨ªctima de ese horror perdurable que ninguna terapia puede colmatar bajo la ansiada piedra del olvido

Clara Morales dialoga en sus relatos sobre la ambivalencia de la memoria. El recuerdo de una paliza a un homosexual le empapa la cara de penumbra para siempre. El recuerdo de la vieja casa familiar y la luz de sus calles mitiga el dolor de la maestra exiliada e incomprendida. El recuerdo de un abuso sexual en la infancia se enquista hasta definir a la v¨ªctima de ese horror perdurable que ninguna terapia puede colmatar bajo la ansiada piedra del olvido. Escribe la autora: No sab¨ªa qu¨¦ hacer con esos recuerdos. Nadie sabe qu¨¦ hacer con esos recuerdos. Y justo ah¨ª anida otro mensaje sutil de esta interesante ¨®pera prima: a veces, nuestra necesidad de olvido es insaciable. Clara Morales ha puesto un casi en el t¨ªtulo. Hay un poco de casi en este libro. De voz baja, tono contenido. Una escritura casi. Qu¨¦ rompedor.

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