El ojo en el pajar: un paseo mallorqu¨ªn por la obra de Cildo Meireles
La nueva Fundaci¨®n ALTTRA propone en Palma una selecci¨®n de obras del artista brasile?o para esbozar algunas de las l¨ªneas maestras de su trabajo y relacionarlo con la realidad de la isla
Tras varios a?os enloquecidos y, de repente, un ¨²ltimo verano en que los problemas de masificaci¨®n tur¨ªstica y precios de la vivienda desmadrados se han vuelto un problema existencial para los mallorquines; y tras un oto?o que ha tra¨ªdo un reguero de danas, gotas fr¨ªas y desajustes clim¨¢ticos, a mediados de noviembre parece abrirse en Palma de Mallorca una breve (y enga?osa) ventana de calma. Lucen curiosamente vac¨ªas y tranquilas, incluso para los vecinos que han aprendido a evitarlas durante casi todo el a?o, las calles de su casco viejo. Resulta as¨ª particularmente satisfactoria la experien...
Tras varios a?os enloquecidos y, de repente, un ¨²ltimo verano en que los problemas de masificaci¨®n tur¨ªstica y precios de la vivienda desmadrados se han vuelto un problema existencial para los mallorquines; y tras un oto?o que ha tra¨ªdo un reguero de danas, gotas fr¨ªas y desajustes clim¨¢ticos, a mediados de noviembre parece abrirse en Palma de Mallorca una breve (y enga?osa) ventana de calma. Lucen curiosamente vac¨ªas y tranquilas, incluso para los vecinos que han aprendido a evitarlas durante casi todo el a?o, las calles de su casco viejo. Resulta as¨ª particularmente satisfactoria la experiencia de recorrerlas buscando los diferentes espacios que la joven Fundaci¨®n ALTTRA ha elegido para una breve pero potente selecci¨®n de trabajos de Cildo Meireles. A sus 76 a?os y con m¨¢s de cinco d¨¦cadas de trabajo a sus espaldas, es probablemente, junto a Anna Bella Geiger, Artur Barrio, Marcos Chaves o Cinthia Marcelle, uno de los exponentes m¨¢s destacados de una variante brasile?a del conceptualismo que uno estar¨ªa tentado de llamar ¡°de l¨ªnea clara¡±: m¨¢s mental que sensual, centrado en el juego verbal y fon¨¦tico, los hallazgos y poemas visuales materializados en yuxtaposiciones de objetos cotidianos a los que se dota de nuevos sentidos, y una voluntad de cr¨ªtica social y cultural, con particular acento en las contradicciones del origen colonial del Brasil moderno, que nunca olvida el humor y la iron¨ªa.
El Premio Vel¨¢zquez de 2008 y la gran exposici¨®n que le dedic¨® el Reina Sof¨ªa en 2013 han familiarizado al p¨²blico espa?ol con su trabajo. Y Bartomeu Mar¨ª, cofundador de ALTTRA (junto a Rosario Nadal y Blanca Cort¨¦s) y comisario de este proyecto, cuenta con ello: no se trata aqu¨ª de una revisi¨®n exhaustiva de su carrera, sino de seleccionar un pu?ado de piezas de diferentes etapas para esbozar algunas de las l¨ªneas maestras de su trabajo y relacionarlo con la realidad de la isla.
ALTTRA es n¨®mada y negocia con diferentes agentes de la ciudad las sedes de sus muestras. La primera parada del recorrido es en el Colegio de Arquitectos, a tiro de piedra de la catedral y la Almudaina. Meireles siempre se ha interesado por los juegos de escalas y los equilibrismos de lo micro a lo macro, y eso justamente hace en una nueva iteraci¨®n de una de sus obras m¨¢s conocidas de los setenta, Inserciones en circuitos ideol¨®gicos. La idea era tan sencilla entonces como ahora: recuperar una cantidad indeterminada de billetes de curso legal, sellarlos con mottos y esl¨®ganes pol¨ªticos vigentes en el momento, y devolverlos a la circulaci¨®n. En este caso, Meireles ha usado alguno de los lemas de las manifestaciones recientes de protesta por el precio abusivo de la vivienda en las islas: Pol¨ªtica amb coratge, lluitem per l¡¯habitatge o Mallorca no est¨¤ en venda.
Aunque alguno de esos billetes de 5 o 10 euros debe de seguir circulando por Mallorca (o qui¨¦n sabe a estas alturas en qu¨¦ bolsillos de Stuttgart o D¨¹sseldorf), no cay¨® ninguno en mis manos durante mi estancia en la ciudad. Pero s¨ª se muestran sellos y ejemplares intervenidos en una de las vitrinas que sirven de antesala a la gran instalaci¨®n contigua, Alto, concebida en 1977 y materializada ahora por primera vez especialmente para Palma. Meireles sit¨²a en las cuatro esquinas de la gran sala cuatro altavoces de diferente tama?o, desde los que una voz femenina recita unidades m¨¦tricas. La paradoja es visual y sonora: el mayor de los amplificadores apenas emite un hilillo de voz, y el m¨¢s diminuto, un chorro ensordecedor. Es muestra de su gusto por las paradojas y arbitrariedades de los sistemas de medici¨®n con los que nos hacemos ilusiones de comprender la realidad, y no falta tampoco su gota de humor deadpan: la voz femenina es la de ?ris Lettieri, anunciante oficial durante d¨¦cadas de los vuelos del aeropuerto de Gale?o en R¨ªo, fantasmal e inquietantemente familiar para muchos de los espectadores (o escuchadores) originales de la pieza.
Meireles es hijo de uno de los fundadores de la etnograf¨ªa moderna en Brasil (como el gran Chico Buarque lo es de uno de los historiadores fundamentales del pa¨ªs) y pas¨® su infancia recorriendo asentamientos de comunidades originarias por todo el pa¨ªs, recogiendo tradiciones y mitos. Hay en muchas de sus mejores obras ese componente simb¨®lico, que conecta con relatos at¨¢vicos comunes a toda la humanidad en formas diversas, los reinventa o reinterpreta: ese parece ser el v¨ªnculo entre las otras dos potentes obras seleccionadas: Fio (Hilo), en el centro del patio del venerable Estudi General Lul¡¤li¨¤, ya robaba la funci¨®n en el Reina Sof¨ªa en 2013 cuando se mostr¨® en la versi¨®n que conserva la colecci¨®n Phelps de Cisneros: una torre de balas de paja dorada entreverada de un fino hilo de oro y que esconde en su interior una aguja tambi¨¦n de oro. Aqu¨ª Meireles parece proponer, como el brujo de los cuentos, tareas imposibles al visitante: separar el oro de la paja, encontrar la aguja en el pajar¡ Quiz¨¢ en realidad bromea con la idea de que el arte contempor¨¢neo es una adivinanza que hay que descifrar, o que viene con un mensaje ¨²nico impuesto por el artista.
Esa mara?a imposible de desentra?ar y que quiz¨¢ valga m¨¢s simplemente penetrar y recorrer sin miedo se reproduce en la pieza La bruja, en toda la planta noble del cercano Espai Buit: un laberinto de 2.200 kil¨®metros de hilo negro de algod¨®n como una telara?a que hace dif¨ªcil moverse por el espacio. Alude, desde luego, a la instalaci¨®n duchampiana 16 millas de hilo que hac¨ªa casi imposible circular por las salas o acercarse a los cuadros de la exposici¨®n surrealista organizada en 1942 por Breton en Nueva York. Los hilos, aqu¨ª, convergen en una escoba arrumbada contra una esquina y que resulta dif¨ªcil descubrir: es, claro, la de la bruja de los cuentos mediante las que Meireles retoma y mantiene las alusiones a f¨¢bulas y mitos, a juegos y acertijos, que han sido marca de la casa durante toda su carrera.
¡®Cildo Meireles¡¯. Estudi General Lul¡¤li¨¤, Col¡¤legi Oficial d¡¯Arquitectes de les Illes Balears y Espai Buit. Palma de Mallorca. Hasta el 11 de enero de 2025.