El artista que combati¨® la dictadura brasile?a con botellas de 'coca-cola'
La obra de Cildo Meireles, Premio Vel¨¢zquez, mezcla pol¨ªtica y seducci¨®n
En 1970, Cildo Meireles (R¨ªo de Janeiro, 1948) estamp¨® un elocuente yankees go home en varias botellas de coca-cola. La obra se completaba con un gesto: el artista devolvi¨® los envases como si fueran simples cascos. Un lustro despu¨¦s tambi¨¦n grab¨® un acusador ?qui¨¦n mat¨® a Herzog? en billetes de cruceiro que, de nuevo, puso en circulaci¨®n.
El periodista Vladimir Herzog hab¨ªa muerto ese mismo a?o ("suicidio", seg¨²n la versi¨®n oficial) tras ser sometido a torturas. En estos proyectos, titulados Inserciones en circuitos ideol¨®gicos, Meireles, que el lunes recibi¨® el Premio Vel¨¢zquez de Artes Pl¨¢sticas 2008, uni¨® dos de sus pulsiones. Experiment¨® con los mimbres del arte conceptual, con la idea -y no el objeto- de la obra de arte. Y al mismo tiempo, encontr¨® un lenguaje para la protesta pol¨ªtica (el golpe de Estado del 1 de abril de 1964 dio comienzo en Brasil a una dictadura militar que dur¨® hasta 1985). "A partir de 1969 me sent¨ª impulsado a hacer piezas pol¨ªticas", explicaba ayer Meireles en Madrid. "Yo creo que hay trabajos m¨ªos que son m¨¢s conceptuales y otros que tienen una lectura pol¨ªtica m¨¢s visible, pero siempre tuve cuidado de no caer en lo panfletario", aclara.
Aun en sus obras m¨¢s pol¨ªticas, Meireles, continuador de un despegue art¨ªstico iniciado en Brasil en los cincuenta con nombres como Helio Oiticica, Lygia Pape o Lygia Clark, siempre ha indagado cuestiones de lenguaje, formales, la autor¨ªa, el anonimato... "?Claro que hay un discurso pol¨ªtico! Yo eleg¨ª las botellas para hacer lo que hice, no para hacer flores con ellas, pero tambi¨¦n era una conquista del arte el preservar y ampliar esa libertad de expresi¨®n: cuando uno es artista, no debe dar satisfacci¨®n a nadie".
Meireles huye de lo que llama literatitis: "Ese exceso verbal, esa cosa aburrida. Hubo un momento en que ir a una exposici¨®n de arte conceptual era un suplicio", afirma. Por eso cree que el arte "no puede abdicar de la seducci¨®n". Es el riesgo que surge cuando la interpretaci¨®n es superior a la obra, "un retroceso para el arte".
Por eso busca la interacci¨®n, la relaci¨®n sensorial con el p¨²blico y declara su aspiraci¨®n a superar lo estrictamente visual: "El verdadero arte es el que se plantea para un ciego. El ser humano usa todo el rato otros sentidos, y algunos son m¨¢s importantes para la supervivencia que la vista".
Babelia
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