¡®Fernando Savater, la deriva de un intelectual¡¯, de Justo Serna: los derroteros del pensador
Alejado de una biograf¨ªa razonada, el nuevo ensayo sobre el fil¨®sofo que fund¨® ?Basta Ya! traza un recorrido err¨¢tico, caprichoso y asistem¨¢tico por su obra
Que a Fernando Savater el siglo XXI se le atragant¨® es una verdad inconcusa que comparte la inmensa mayor¨ªa de los lectores que lo descubrieron a lo largo de su misma existencia, mientras le¨ªan con ansia desatada y concernida sus libros de los a?os setenta y los innumerables art¨ªculos de El Pa¨ªs. El galope tendido de su prosa (nunca mejor dicho, dada su afici¨®n a las carreras de caballos) y la desacomplejada mezcla de humor, sarcasmo, fiereza, ima...
Que a Fernando Savater el siglo XXI se le atragant¨® es una verdad inconcusa que comparte la inmensa mayor¨ªa de los lectores que lo descubrieron a lo largo de su misma existencia, mientras le¨ªan con ansia desatada y concernida sus libros de los a?os setenta y los innumerables art¨ªculos de El Pa¨ªs. El galope tendido de su prosa (nunca mejor dicho, dada su afici¨®n a las carreras de caballos) y la desacomplejada mezcla de humor, sarcasmo, fiereza, imaginaci¨®n y estilo no tuvo rival nunca durante¡ no s¨¦, ?treinta a?os? El polemista que incautamente crey¨® poder discutir con ¨¦l alg¨²n punto de vista, una disidencia, un aquel o un acull¨¢, sali¨® muy moh¨ªno por la irreverencia y la frescura de una prosa sin culpa: medio chiste o una cita esquinada e incisiva serv¨ªan para despachar al discrepante con una risotada escandalosa.
Toda esa magia, o casi toda, se desparram¨® por libros de lectura lujuriosa y felizmente disolvente, fuese cuando se inmiscu¨ªa en las lecturas de su adolescencia y juventud con una pieza maestra como La infancia recuperada, fuese cuando se pon¨ªa m¨¢s serio y sin renunciar al humor defend¨ªa la ¨¦tica combativa de una democracia militante en La tarea del h¨¦roe o, m¨¢s serio todav¨ªa, en ?tica como amor propio, sin dejar tampoco de alentar posiciones fuertes en t¨¦rminos sociales y morales que desatascaban muchos de los corredores ¨ªntimos de una sociedad que hab¨ªa crecido bajo la ley del miedo al qu¨¦ dir¨¢n y proclive a mejor callar, simplemente.
Pero todo eso se fue acabando, un poco como le pas¨® a Ortega y Gasset, que es el ¨²nico hermano de sangre a su altura a lo largo del siglo XX (si Unamuno hubiera sido un poco m¨¢s joven, habr¨ªa sido el tercer hermano de sangre: algo tiene ¨¦l mismo de machihembrado de los dos). No hay ninguno m¨¢s a su altura ¡ªni en sentido horizontal ni vertical¡ª. Los a?os veinte y treinta estropearon a Ortega ¡ªlo apagaron a la sombra del amor propio herido y en el fuego del resentimiento¡ª como la primera d¨¦cada del siglo fue hundiendo a Savater en un ciclo de confrontaci¨®n desolada por los tiempos que corren¡ Lo que el joven Savater hubiese hecho con los escritos del Savater de la ¨²ltima d¨¦cada y pico es de no saber, o no saber c¨®mo salir del atolladero. Lo que no ha perdido Savater es desparpajo, y ese es tambi¨¦n un alivio para quienes lo hemos querido locamente y hoy nos tiene contritos y pesarosos. Si mantiene el desparpajo es que la alegr¨ªa circula todav¨ªa por las tuber¨ªas fr¨¢giles de la edad, aunque el rumbo de colisi¨®n con la realidad pueda haberlo estozado ya contra ella. Pero al menos seguir¨¢ haci¨¦ndolo con unas risas, como el correcaminos de los dibujos animados.
Estas melanc¨®licas cogitaciones provienen de la lectura de un ensayo de Justo Serna que reproduce m¨¢s o menos el mismo recorrido que acabo de simplificar pero no es en absoluto la biograf¨ªa anal¨ªtica y razonada que pide un autor de su envergadura. La mezcla de la voz de hoy ¡ªdecepcionada y desenga?ada¡ª con la del comentarista de los libros y actividades de Savater en los ¨²ltimos veinte a?os no acaba de armonizarse, propende en exceso a la divagaci¨®n, la digresi¨®n innecesaria y la especulaci¨®n inconclusa. La revisi¨®n de su obra es por fuerza caprichosa y asistem¨¢tica, err¨¢tica demasiadas veces, y le hubiese convenido una poda m¨¢s radical de los materiales procedentes de su antiguo blog, aunque s¨ª clava alguna de las citas ajenas que ilustran algo de lo que le pasa a Savater en los ¨²ltimos a?os, y una de su amant¨ªsimo Borges sobre morirse bien, ¡°sin demasiado ah¨ªnco de quejumbre¡±.
En realidad, lo que provoca el ensayo de Serna es alentar todav¨ªa de forma m¨¢s rotunda la urgencia de que un animal joven ¡ªpreferiblemente de 30 a?os, por decir algo¡ª asuma como urgencia vital la lectura ¨ªntegra de su obra ¡ªdesde la filia abertzale original hasta el compadreo reaccionario de hoy¡ª de este pensandor hiperactivo y a menudo desaforado. El cap¨ªtulo que reconstruya la peripecia que arranca con el coraje de fundar y liderar Basta ya, enfrentarse a ETA a cara descubierta, surfear moralmente la amenaza de linchamiento y el puro asesinato sin dejar de hablar y escribir, ser¨¢ de los m¨¢s dif¨ªciles pero tambi¨¦n quiz¨¢ el que ayude a entender la deriva de la ¨²ltima d¨¦cada larga de un pensador que fue insustituible y ha dejado de serlo. No es la pol¨ªtica la que estropea a las personas necesariamente, a veces s¨ª y a veces no (aunque a ¨¦l no le ayud¨® desde luego el despliegue de sus incansables recursos en favor de perfiles saturados de rencor como Rosa D¨ªez al frente de UPD, o de sectarismo morboso y ultramontano como Ayuso y su fiel Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, por quienes pidi¨® el voto Savater desde estas mismas p¨¢ginas en 2021).
Savater fue una v¨ªctima superviviente a la extorsi¨®n de ETA, y luego ya tuvo las energ¨ªas disminuidas o maltratadas para afrontar con alegr¨ªa y lucidez dos nuevas trincheras inesperadas y demasiado correosas: la escalada del independentismo y la emergencia de Podemos. Contra ninguna de las dos tuvo ya ni la imaginaci¨®n moral ni la fantas¨ªa intelectual para combatirlas sin incurrir en la pura negaci¨®n del principio anal¨ªtico de realidad. ?Secuela de su lucha contra el terrorismo? Puede ser. En todo caso, ese futuro libro que imagino habr¨¢ de ofrecer la raz¨®n ¡ªlas razones¡ª por las que Savater sigue siendo el primer escritor de ideas y el primer ensayista de la Espa?a que cuaj¨® la democracia¡. y luego la abandon¨® a su suerte, o ella le abandon¨® a ¨¦l.
Fernando Savater, la deriva de un intelectual
S¨ªlex, 2024
340 p¨¢ginas. 24 euros