M¨¢quinas, drogas y deseo: una breve historia de la m¨²sica del futuro
Del ¡®krautrock¡¯ al ¡®hyperpop¡¯, Simon Reynolds examina en su nuevo libro c¨®mo los sonidos electr¨®nicos han funcionado como herramienta para romper con lo establecido en el arte y en el resto de la sociedad
Simon Reynolds (Londres, 1963) es el periodista musical m¨¢s relevante de su tiempo. En sus ensayos, rizomas donde la lectura se transforma en una pr¨¢ctica n¨®mada y cr¨ªtica, la m¨²sica es la excusa, la llama incendiaria y el espejo para explicar movimientos culturales de gran relevancia. De la energ¨ªa experimental del post-punk en los a?os ochenta, al v¨ªnculo indisoluble de las drogas sint¨¦ticas con la rave que sacudi¨® Europa en los noventa, o los efectos despolitizadores de la cul...
Simon Reynolds (Londres, 1963) es el periodista musical m¨¢s relevante de su tiempo. En sus ensayos, rizomas donde la lectura se transforma en una pr¨¢ctica n¨®mada y cr¨ªtica, la m¨²sica es la excusa, la llama incendiaria y el espejo para explicar movimientos culturales de gran relevancia. De la energ¨ªa experimental del post-punk en los a?os ochenta, al v¨ªnculo indisoluble de las drogas sint¨¦ticas con la rave que sacudi¨® Europa en los noventa, o los efectos despolitizadores de la cultura en los dosmil, propagada a toda velocidad a trav¨¦s de YouTube. Ahora se publica su nuevo libro, Futuroman¨ªa. Suen?os electro?nicos, ma?quinas deseantes y la mu?sica del man?ana¡ hoy (2024), antolog¨ªa con ejemplos de m¨²sica futurista desde los setenta hasta la actualidad. O, lo que es lo mismo, compositores, grupos y productores que se atrevieron a romper con la tradici¨®n, empujados por la tecnolog¨ªa, la intuici¨®n y las drogas.
¡°Me interesa hablar de m¨²sica, pero tambi¨¦n contar c¨®mo las nuevas mutaciones en el sonido abren espacios sociales, porque la evoluci¨®n de la m¨²sica es impulsada tanto por deseos individuales como por energ¨ªas colectivas¡±, explica al otro lado de la c¨¢mara desde su casa de Los ?ngeles, en una videollamada que se alargar¨¢ m¨¢s de una hora. Tiempo suficiente para descubrir que, ¨¦l tambi¨¦n, ha sucumbido al streaming (prefiere Tidal a Spotify) y a los efectos de la tecnolog¨ªa digital sobre la manera de aprehender la m¨²sica, uno de los temas centrales de Retromania (2010), su obra m¨¢s c¨¦lebre. ¡°Hace meses que no pongo un disco¡±, confiesa, revelando que tiene miles de vinilos, ced¨¦s y casetes que ya no escucha, para, acto seguido, mostrar un equipo de alta fidelidad escondido bajo una tela de colores, como una estufa de otro tiempo. Detr¨¢s, colgados de un corcho, dos recuerdos de su adolescencia en los ochenta: un ¡°pretencioso manifiesto futurista¡± sobre un nuevo club de m¨²sica en Oxford, donde estudi¨® Historia, fundado por el ahora escritor David Stubbs, y un flyer de sus primeras sesiones como DJ. Son elementos que, reconoce, le hacen parecer un obsesivo nost¨¢lgico, una v¨ªctima de la retroman¨ªa. Enseguida, niega la mayor: estos d¨ªas trabaja en un libro sobre el sonido sucio del indie rock de los ochenta y bandas como The Smiths.
Ya desde su t¨ªtulo, Futuroman¨ªa se plantea como un contrapunto a Retroman¨ªa, donde Reynolds se preguntaba por el agotamiento de la originalidad en la m¨²sica popular. La lectura del nuevo libro ofrece hallazgos y entretenimiento a partes iguales, con canciones con sintetizadores y cajas de ritmos que son monumentos al futuro. Todo arranca con I Feel Love, en 1977, de Donna Summer, ¡°el punto exacto en el que comenzaron los a?os ochenta¡±. G¨¦neros como el krautrock, el eurodisco, el ambient, el IDM, el jungle, el tecnopop, el acid house, el trap o el hyperpop son protagonistas de sus disertaciones; nombres como Giorgio Moroder, Kraftwerk, Tangerine Dream, Ryuichi Sakamoto, Burial, Aphex Twin, Daft Punk o Grimes aparecen aqu¨ª y all¨¢. Aunque el arranque de la lectura sorprende con un art¨ªculo que no aparece en la edici¨®n original en ingl¨¦s, Descancelando el futuro: Mark Fisher y ¡®Retroman¨ªa¡¯ diez a?os despu¨¦s, publicado en 2020.
¡°Fisher y Reynolds, dos de los cr¨ªticos culturales m¨¢s influyentes de nuestra ¨¦poca, supieron diagnosticar el mal del comienzo de este siglo: la nostalgia y el ocaso de los horizontes de futuro. Una patolog¨ªa que no solo afecta al campo de la m¨²sica y de la cultura sino tambi¨¦n al de la pol¨ªtica, si tenemos en cuenta el ascenso de movimientos cada vez m¨¢s conservadores¡±, justifica Ezequiel Fanego, coeditor de Caja Negra junto a Diego Esteras, responsables de la publicaci¨®n en castellano de las obras de Fisher y tambi¨¦n las de Reynolds. ¡°Todos los cambios que hicimos en el libro respecto a su edici¨®n original estuvieron orientados a subrayar esta relaci¨®n con Retroman¨ªa: lo retro sigue siendo prominente, pero ya no es dominante¡±, explica.
Lo cierto es que, siete a?os despu¨¦s de su muerte, Reynolds a¨²n dialoga con las ideas vivas que dej¨® Fisher a modo de legado. ¡°Utilizaba un concepto que me gusta, el de la cultura como acci¨®n indirecta, en oposici¨®n a la acci¨®n directa que son las protestas y manifestaciones. El arte y la m¨²sica ofrecen valores y soluciones alternativas al malestar¡±, dice, revelando que no renuncia a volver a vivir en Reino Unido, ahora que Donald Trump ha vuelto a la presidencia de Estados Unidos. ¡°Mucha de la m¨²sica actual es entretenimiento, solo para distraer o para liberar energ¨ªa. Pero es importante para la gente tener un club donde bailar y un lugar donde puedan liberarse, especialmente si formas parte de una minor¨ªa¡±, dice quien, a nivel personal, se decanta por los sonidos oscuros y reconoce bailar muy mal. ¡°Realmente, escucho m¨²sica por placer y emoci¨®n. Me gusta su significado y c¨®mo puedes interpretar y conectarla con el mundo real o la pol¨ªtica, la sexualidad, la raza y el g¨¦nero. Pero no escribir¨ªa sobre esto, si no me produjera alegr¨ªa, algo as¨ª como si me conectaran a una fuente de energ¨ªa, como la electricidad. Y entonces te quedas ah¨ª, impactado y vivo. Eso es la m¨²sica para m¨ª¡±.
¡°Es importante tener un club donde bailar y liberarse, sobre todo si formas parte de una minor¨ªa¡±
El libro, como era de esperar, est¨¢ lleno de estos momentos, aunque el m¨¢s conmovedor tiene lugar viajando en coche por la Selva Negra con un recopilatorio en ced¨¦ con lo mejor de Kraftwerk. Afuera, un exuberante paisaje salpicado de molinos de viento el¨¦ctricos. ¡°Tuve que girar la cara y mirar fijamente hacia adelante para contener las la?grimas. No estoy seguro de por que? su mu?sica, tan libre de angustia y desesperacio?n, produce este efecto en apariencia parado?jico¡±, escribe Reynolds. El impacto del grupo, dice, ha sido m¨¢s profundo y duradero que el de los Beatles. Hay otras sugerentes teor¨ªas en el libro. Por ejemplo, que los m¨²sicos m¨¢s avanzados lo son porque tambi¨¦n leen ciencia ficci¨®n. O que antes que Brian Eno ya estaba Wendy Carlos. Y que la m¨²sica que mejor define el siglo XXI y su desaz¨®n es el mumble rap y sus derivados, es decir, artistas que experimentan con los softwares de correcci¨®n de tono y dise?o vocales como autotune o Melodyne: del rapero Future a Bon Iver, pasando por Holly Herndon.
M¨¢s o menos optimista, en uno de los textos Reynolds vaticina que el pop en 2050 ser¨¢ igual que ahora. ¡°Eso lo escrib¨ª en un momento depresivo, aunque no me sorprender¨ªa si las funciones b¨¢sicas del pop siguen siendo las mismas: canciones de amor y canciones para liberar energ¨ªa. Pero tambi¨¦n surgir¨¢n bandas que hablen de la realidad social, como The Specials¡±, pronostica. Y a?ade que el propio libro es, sin duda, la mejor prueba sobre la capacidad de la m¨²sica popular para reinventarse. ?Los ingredientes? Siempre han sido y ser¨¢n tres: la tecnolog¨ªa, las drogas y el deseo humano, a veces nost¨¢lgico y autoritario; otras, emancipador y ut¨®pico.
Futuroman¨ªa. Simon Reynolds. Traducci¨®n de Alejo Ponce de Le¨®n. Caja Negra, 2024. 416 p¨¢ginas. 29 euros.