Feij¨®o ordena que quede sin acabar la Cidade da Cultura
El presidente de la Xunta pide al PP que vote junto al BNG para que se paralice la obra de manera definitiva
La Cidade da Cultura, el sue?o del expresidente Manuel Fraga, la barra libre que el exconselleiro Jes¨²s P¨¦rez Varela dispens¨® con el dinero de todos los gallegos al arquitecto Peter Eisenmann, la hilera de contenedores sin usos definidos, el pozo sin fondo que ha consumido 300 millones de euros desde su nacimiento all¨¢ por 1999 ¡ªcuando pocos se atrev¨ªan a poner en duda nada que surgiera de la mayor¨ªa absolut¨ªsima del PP¡ª es historia. Si la Xunta cumple el mandato del Parlamento se quedar¨¢ como est¨¢. Nadie podr¨¢ otro ladrillo en la cima del monte Gai¨¢s.
El ¨²ltimo cap¨ªtulo del proyecto, ayer en la C¨¢mara, fue coherente con su azarosa tramitaci¨®n. La moci¨®n hab¨ªa partido de la diputada nacionalista Ana Pont¨®n y reclamaba la paralizaci¨®n definitiva de la Cidade da Cultura sin ejecutar los dos edificios que faltan (el Centro de Arte Internacional y el Centro de M¨²sica y de las Artes Esc¨¦nicas), dedicar la mitad de los fondos que consume la fundaci¨®n que gestiona el complejo a apoyar al sector art¨ªstico y pedir un informe al Consello da Cultura sobre la rentabilidad social y econ¨®mica del macrocomplejo.
Durante el debate en el hemiciclo, el representante del PP Agust¨ªn Baamonde desde?¨® la propuesta de los nacionalistas con el argumento de que era calcada a otras presentadas en a?os anteriores y, sin explicitar su voto, dio a entender con sus cr¨ªticas que los populares aplicar¨ªan el rodillo de su mayor¨ªa absoluta para desbaratarla. AGE se apunt¨® a la iniciativa del Bloque y el PSdeG, pese a coincidir en la filosof¨ªa, decidi¨® abstenerse con el argumento explicado por su portavoz, Francisco Caama?o, de que cuesta menos un aplazamiento sine die que pararla definitivamente, un tr¨¢mite que, seg¨²n los socialistas, obligar¨¢ a indemnizar a las constructoras con 18 millones de euros.
Las posturas en la C¨¢mara estaban claras. Todos a favor, algunos con matices, y el PP en contra. Como tantas otras veces. Hasta que minutos antes de la votaci¨®n, el presidente, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, impuso a su grupo un cambio de criterio para votar junto a los nacionalistas el punto de la moci¨®n que reclamaba la paralizaci¨®n definitiva del proyecto y dejar sin hacer las dos construcciones que faltan para cerrar la forma de vieira que el arquitecto estadounidense y padre del proyecto pens¨® para Santiago. Con la decisi¨®n, Feij¨®o se rectifica a s¨ª mismo, puesto que ¨¦l mismo, como vicepresidente del ¨²ltimo Gobierno de Fraga, dej¨® atado en un Consello de la Xunta durante julio de 2005, cuando el PP ya hab¨ªa perdido las elecciones, la contrataci¨®n de los dos inmuebles. La adjudicaci¨®n ya entonces estuvo rodeada de pol¨¦mica, puesto que fue firmada por un Ejecutivo en funciones que adem¨¢s incluy¨® una cl¨¢usula de penalizaci¨®n millonaria para evitarle la tentaci¨®n al Gobierno entrante de frenar el proyecto.
As¨ª que el bipartito que presidi¨® Emilio P¨¦rez Touri?o se limit¨® a heredar el muerto y ya desde el poder intent¨® encontrarle cierta utilidad a los contenedores culturales a base de cambios de usos y de nombres que tampoco despejaron la nebulosa que envolvi¨® desde siempre a este proyecto. Pasaron tres a?os y medio entre comisiones de expertos y rutinarios cambios de usos, y el recinto volvi¨® a manos de Feij¨®o, que ya como presidente empez¨® a marcar distancias con la obra de Eisemann, P¨¦rez Varela y cia. El ambiente tambi¨¦n hab¨ªa cambiado: la salida de Fraga hacia el Senado permiti¨® aflorar todas las cr¨ªticas que no hab¨ªan recibido los padres de la idea. Feij¨®o opt¨® por ganar tiempo y aplaz¨® cualquier decisi¨®n hasta 2014. Ayer, los 41 votos del PP pidieron dejar en barbecho para siempre los dos solares que faltan en esa colosal finca de 148.000 metros cuadrados.
Pese a semejante historial, el diputado del PP Agust¨ªn Baamonde atribuy¨® a¨²n ayer a la coalici¨®n de socialistas y nacionalistas el m¨¦rito de haber gastado m¨¢s dinero que ning¨²n otro Gobierno en todo ese hormig¨®n que mantiene en pie de guerra a los colectivos de la cultura que ven mermar a?o a a?o sus presupuestos. ¡°Dicen que el dinero que va a la Cidade da Cultura no es para cultura y ese sofisma no es cierto¡±, defend¨ªa el parlamentario popular antes de saber del cambio de planes de su jefe. Cuando por fin conocieron la nueva instrucci¨®n de Feij¨®o, los diputados del PP que otras veces hab¨ªan apretado el bot¨®n rojo apretaron el verde. Tal y como hab¨ªa recordado Baamonde, era la misma moci¨®n de siempre.
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