Madonna sigue reinando
La diva convence en Barcelona a 16.000 incondicionales con su tradicional iconograf¨ªa y un ¡®show¡¯ vistoso y elegante
El p¨²blico ya daba palmas espoleadas por cierta impaciencia, natural considerando que el retraso en el inicio del concierto era de cuarenta y cinco minutos. Para entretener a la audiencia, un espont¨¢neo comenz¨® a dar pasos de baile y saltos en la parte de atr¨¢s de la pista, desprovisto de camisa en un gesto de erotismo a la brava y arrancando con sus evoluciones los aplausos que taparon las palmas del respetable. Era cuesti¨®n de entretenerse. Carcajadas. Pero los minutos pasaban y ya no era cuesti¨®n de pensar en los retrasos provocados por las estrictas medidas de seguridad y el consiguiente y pormenorizado doble cacheo de las 16.000 personas que acced¨ªan al Palau Sant Jordi de Barcelona por s¨®lo dos puertas ¡ªhubo tres, pero la polic¨ªa, seg¨²n inform¨® el personal de puerta del recinto, orden¨® cerrar una¡ª. A pesar de todo, el p¨²blico estaba dentro a las 21.30 horas, pero Madonna no sal¨ªa. Y eran ya las 22.05. Cinco minutos m¨¢s tarde, las palmas eran abucheos, pero la m¨²sica de fondo segu¨ªa indicando que nada se alteraba y en el tel¨®n una imagen de Madonna, con cara de ¨¦xtasis, posaba con los labios rojos abrazando una espada que parec¨ªa de matador. Pero de repente, a las 22.15, 75 minutos m¨¢s tarde de la hora oficial de inicio del show, Michael Jackson son¨® a todo trapo. El inicio era inminente, la espera tocaba a su fin.
La fuerte seguridad, con cacheos incluidos, retras¨® el concierto 75 minutos
Entonces el Sant Jordi retembl¨®. Im¨¢genes proyectadas en tres pantallas, ella, la reina, y Mike Tyson con cara de dar mamporros, iluminaron el escenario. Surgi¨® una guardia personal de bailarines ataviados de guerreros con lanzas rematadas por una cruz y Madonna descendi¨® del cielo cantando Iconic, ataviada de rojo y negro. Los graves, reyes de la noche, hac¨ªan retemblar los cart¨ªlagos y antes de disiparse su efecto ya sonaba Bitch I¡¯m Madonna, mientras la pantalla se te?¨ªa con rojos abanicos. Madonna salud¨® en castellano y antes de la tercera pieza, Burnin Up se desprovey¨® mediante un tir¨®n del vestido rojo, mostr¨® corpi?o con algo parecido a una gorguera no alechugada y piernas engastadas en medias y botas negras. Con la guitarra ocup¨® el centro del provocador que entraba en la pista desde el escenario, rematado por un coraz¨®n. A su espalda, las luces se hab¨ªan descolgado hasta casi llegar a su altura. Nadie se acordaba ya de las colas, los cacheos y el retraso. Nunca se ponderar¨¢ lo suficiente la paciencia y comprensi¨®n del p¨²blico musical.
Se abri¨® entonces un breve rinc¨®n de iconograf¨ªa religiosa. Unas monjas propias del cine porno acompa?aron a la diva en Holy Water, un cura apareci¨® en Devil Pray junto a pinturas religiosas en las pantallas y fin del primer tramo del concierto. Madonna en estado puro, sin asomo de vigorexia, evitando, quiz¨¢s por imposibles, gratuitas demostraciones de forma f¨ªsica. V¨ªdeo al canto y a por Body Shop con nuevo vestido, retoque de peinado y coreograf¨ªa inspirada en los mec¨¢nicos de coche ¡ªuna carrocer¨ªa ocupaba un lateral.
Hasta True Blue, octavo tema, ning¨²n ¨¦xito. Quiz¨¢s por ello interpret¨® ese veterano tema con ukelele, rodeada por unos bailarines, hombres, que luci¨® como mascotas mientras, infantiles ellos, marcaban tabletas.
En estado puro pero sin vigorexia, evit¨® gratuitas muestras de forma f¨ªsica
Y de ah¨ª hasta el final m¨¢s cambios de escenario y coreograf¨ªas para evidenciar que Madonna sigue marcando la pauta. Sonido contempor¨¢neo con la electr¨®nica palpitando en cada tema, rabiosa reivindicaci¨®n del presente ¡ªonce temas fueron de Rebel Heart¡ª, versiones actualizadas de sus cl¨¢sicos ¡ªLike a Virgin no se reconoci¨® hasta la entrada de la letra¡ª, dominio de escena evidenciado sin atolondramiento y una voz reforzada por arte y magia de la tecnolog¨ªa devolvieron al p¨²blico en su primer concierto en Barcelona (hoy es el segundo) al icono femenino m¨¢s destacable del pop.
La elegancia y el buen gusto del espect¨¢culo, basado en una seducci¨®n que no se pasa de frenada y no se antoja forzada, fue celebrada incluso con la iconograf¨ªa torera y flamenca de Living For Love y La Isla Bonita. Tras ellas, Dess You Up parec¨ªa casi rumbera. Con Madonna, Barcelona fue taurina.
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