Viaje al gran est¨®mago que digiere la basura
Unas 40 mujeres rescatan de los desperdicios en una planta de tratamiento gallega todo lo que se puede reciclar. Pero la gente tira dinero, armas, animales y hasta restos humanos
Es conveniente recordar estas cosas por siniestras que suenen. Si alg¨²n malhechor tiene previsto deshacerse de un cuerpo, si opta por el descuartizamiento y el recurso f¨¢cil de los contenedores de basura, para no vivir desde entonces en permanente sobresalto debe fijarse bien en la planta de residuos de destino. Desde luego, que no sea la de Lousame (A Coru?a) ni cualquier otra en la que se realice de forma demasiado artesanal la selecci¨®n, porque los f¨²nebres restos aparecer¨¢n de la mano de las "triadoras".
Triadoras, as¨ª, en femenino. Porque ocurre que este empleo casi siempre lo ocupan mujeres. Ellas son las rescatadoras de todo aquello que tiramos y a¨²n puede regresar transformado a la sociedad. La tarea de triaje, seg¨²n la primera acepci¨®n de la Real Academia, es la de "escoger, separar, entresacar". La segunda se refiere a la actividad intensa y constante de las abejas, y en cierto modo tambi¨¦n podr¨ªa valer para definir el tes¨®n y la pericia de las triadoras: su trabajo siempre de pie, que hincha las piernas, carga las cervicales, disloca los hombros y las mu?ecas y requiere una permanente atenci¨®n para pescar todo lo aprovechable de entre el caudaloso r¨ªo de sobras que genera este mundo.
Salvo los domingos, aqu¨ª, en el Complejo Medioambiental de Lousame, la cinta transportadora nunca para. Da servicio a una poblaci¨®n de 86.500 habitantes y las mujeres que tr¨ªan se reparten el d¨ªa y la noche en tres turnos, en grupos de 13. El sistema de esta planta contempla la existencia de cuatro tipos de contenedores: papel y cart¨®n; vidrio; materia org¨¢nica y restos inertes (que incluye pl¨¢sticos, envases de aceite, yogur o suavizantes, latas, bricks, loza y textiles; tambi¨¦n el cristal, que no se puede depositar con el vidrio). La basura que la gente arroja a este ¨²ltimo contenedor, la gran encomienda de las triadoras, no viene bien separada. Como el dep¨®sito de la calle es el triple de grande que el destinado a la materia org¨¢nica, cuando un vecino se quiere desembarazar de un objeto voluminoso tambi¨¦n lo arroja all¨ª por eso de no ir al punto limpio. Sean ruedas de cami¨®n; una lavadora; una bici; una pared demolida; ramas de naranjo reci¨¦n podadas, todav¨ªa con kilos de fruta. Tambi¨¦n un caballo o una vaca partidos por la mitad; un cerdo completo; infinidad de ovejas, gallinas, perros y gatos; camadas enteras de cr¨ªas; o una pierna procedente de un crimen.
No es posible obviar lo truculento porque la planta de Lousame, la tercera de Galicia en n¨²mero de poblaci¨®n que atiende, una de las primeras de Espa?a en volumen de material por habitante recuperado para el reciclaje (la primera, seg¨²n el informe de Ecoenv¨¦s del a?o 2010), ha saltado ya varias veces a los titulares por los terribles hallazgos de sus triadoras. Las instalaciones se inauguraron en 2003 y ya en 2007 apareci¨® la pierna masculina, de la rodilla al pie, adem¨¢s de otros fragmentos del muslo y la cadera, todav¨ªa con el calcet¨ªn puesto y se?ales de haber sido amputada brutalmente.
La ley obligar¨¢ a reciclar en 2020 la mitad de los desechos
Los contenedores de las calles espa?olas recogen un kilo de basura diario por habitante, y ah¨ª va de todo porque la separaci¨®n dom¨¦stica, que vivi¨® un repunte poco antes de la crisis, ha deca¨ªdo y no mejora. La cinta transportadora de la secci¨®n de triaje dar¨ªa para un estudio sociol¨®gico. Por ejemplo, en verano, adem¨¢s de que aumenta considerablemente el volumen de los municipios costeros, a Lousame llega todo m¨¢s mezclado porque, "lejos de su ciudad y su casa", las triadoras se quejan de que "los turistas no se preocupan".
"Oigo decir a la gente que no separa mejor porque esa es mi tarea y as¨ª ayuda a crear empleo", comenta Cristina Quintas, una de las triadoras m¨¢s veteranas. "Pero eso no es verdad. No crean puestos, solo hacen que nuestro trabajo sea m¨¢s pesado, m¨¢s dif¨ªcil". Pese a todo, a ella le gusta su empleo: "Mi hijo est¨¢ orgulloso porque trabajo por el medioambiente".
Con toda su capacidad para detectar a un ritmo fren¨¦tico los diferentes tipos de pl¨¢stico y los materiales aprovechables sobre la cinta que nunca para, el sueldo bruto de una triadora (incluido el elocuente plus de "peligrosidad, penosidad y toxicidad") ronda seg¨²n el convenio los 1.300 euros en 15 pagas.
En Lousame, que procesa al a?o 32.000 toneladas y recicla 11.840, equivalentes a 137 kilos anuales por habitante, trabaja una plantilla de 158 personas, 88 hombres y 70 mujeres. Pero aunque hay alguna conductora de cami¨®n, las triadoras siempre son ellas. "Las mujeres tienen m¨¢s capacidad de concentraci¨®n y son m¨¢s constantes a lo largo de la jornada", aclara el director del complejo.
FCC recibe un 60% de sus ingresos de la mancomunidad y aproximadamente un 40% de las empresas de reciclaje a las que vende las pacas de material rescatado. En esto, a las triadoras les echan una mano un par de mecanismos que por medio de corrientes e imanes atrapan los objetos de acero y aluminio.
La Ley 22/2011 de Residuos obliga a que antes de 2020 se recupere como m¨ªnimo en Espa?a el 50% de todos los desechos que se generan. Cuando faltan tres a?os para la fecha l¨ªmite, en esta planta rescatan el 47% del conjunto de materiales reciclables. Y est¨¢n entre las de la cima, pero todav¨ªa lejos del objetivo del Gobierno.
"La gente se cree que cuando arroja la bolsa al contenedor eso desaparece para siempre, y no es as¨ª", comenta Jacobo Pati?o, director de esta factor¨ªa de tratamiento de basura, que da servicio a los nueve municipios de la Mancomunidad Serra do Barbanza (Lousame, Carnota, Muros, Pontecesures, Porto do Son, Ames, Bri¨®n, Rois y Noia) y est¨¢ gestionada por FCC. "Yo supongo que si aqu¨ª hay m¨¢s hallazgos que en otros sitios es porque la planta es m¨¢s peque?a y el trabajo de selecci¨®n es m¨¢s directo, meticuloso y manual", sigue el responsable del complejo. Presuntamente, quien se deshizo de la pierna complet¨® un periplo por contenedores de distintos lugares y las otras bolsas fueron a parar a otras plantas probablemente m¨¢s grandes, menos artesanales o basadas en la incineraci¨®n.
El 25 de enero pasado, durante el turno de tarde, en la cinta transportadora de inertes, entre c¨¢psulas de caf¨¦, discos compactos, mu?ecas rotas, tiestos, zapatos, sobras de comida mal separadas y botes de espuma de afeitar, apareci¨® un beb¨¦ diminuto. Las triadoras, que luego lloraron varios d¨ªas, pararon la correa por la que viaja la basura y en media hora la planta estaba precintada por la Guardia Civil. Era una ni?a prematura o un feto de unos siete meses. Aunque las trabajadoras estaban convencidas de lo primero, y no dejaban de preguntarse, conmocionadas, c¨®mo alguien pod¨ªa haberla arrojado con los desperdicios dom¨¦sticos "si hay tantas familias que quieren un hijo".
Se concluy¨®, por la zona del dep¨®sito de almacenaje donde vuelcan la carga los camiones de recogida cuando llegan a Lousame, que la criatura pod¨ªa haber viajado desde un contenedor del ayuntamiento de Ames, posiblemente de Milladoiro, una localidad lim¨ªtrofe con Santiago. M¨¢s de un mes despu¨¦s, el Tribunal Superior de Xustiza todav¨ªa no puede informar de si la ni?a naci¨® viva o fue un aborto, porque a¨²n no hay un informe forense definitivo.
"Si hubieran tirado la bolsa con la materia org¨¢nica, quiz¨¢s nunca habr¨ªamos encontrado al beb¨¦", aventura Pati?o. En Lousame, esos residuos entran directamente en una maquinaria que rompe las bolsas y selecciona con un sistema de cribado los restos, principalmente de comida, que miden menos de ocho cent¨ªmetros. Esto, mezclado con restos de poda, lo emplea la empresa para elaborar un compost (unhas 400 toneladas al a?o, procedentes de los 46 kilos de org¨¢nico que se rescatan por cada habitante) que madura en unos cinco meses y se vende a granel, a cinco c¨¦ntimos el kilo, para los cultivos. Lo que no se cuela por esa malla de ocho cent¨ªmetros es irrecuperable y acaba con los colchones, las compresas y pa?ales, los papeles sucios de comida, los peluches y todo lo que no rescatan las triadoras en el vertedero controlado de la propia planta.
Cuando el mont¨ªculo alcanza la cota m¨¢xima permitida se sella, pero FCC tiene responsabilidad sobre su mantenimiento durante 35 a?os porque el peligroso metano sigue manando por unas chimeneas. Aunque aqu¨ª el gas se aprovecha para producir la energ¨ªa que hace funcionar la depuradora de los jugos lixiviados que tambi¨¦n supura el vertedero. El tramo en uso, que no est¨¢ tapado, es el f¨¦tido y resbaladizo para¨ªso del ej¨¦rcito de gaviotas que se ha hecho fuerte en la cumbre. Han probado a espantarlas con halcones, pero a ellas les tira demasiado aquel lugar. Un abigarrado yacimiento arqueol¨®gico que resumir¨¢ magn¨ªficamente el presente para los hombres del futuro.
Del due?o de aquella pierna que apareci¨® jam¨¢s se supo. Los investigadores concluyeron que el cami¨®n que la transport¨® desde el contenedor proced¨ªa -como supuestamente tambi¨¦n en el caso del beb¨¦- del municipio de Ames. Y creyeron al principio que pod¨ªa tratarse de Fernando Caldas, un joven secuestrado y desaparecido en un s¨®rdido cap¨ªtulo del narcotr¨¢fico del que los acusados salieron absueltos por falta de pruebas y cuerpo del delito. La pierna era de otra persona porque el ADN no coincidi¨®. Entonces los agentes siguieron sin ¨¦xito la pista de la bolsa, una rareza. La ¨²nica de color rosa de las que se venden en rollo para la basura que ha entrado jam¨¢s en esta planta.
"La polic¨ªa judicial ya est¨¢ aburrida de venir aqu¨ª a recoger objetos", reconoce el director, "siempre que aparece una pistola, los llamo". Lo mismo que ocurri¨® con los restos humanos, o cuando las triadoras rompieron con sus fuertes manos enguantadas y un cuchillo un envoltorio negro -tan resistente que no fue capaz de perforarlo la m¨¢quina picabolsas- y se encontraron dentro 35.000 euros. Avisaron al director; "no podr¨ªamos vivir con el peso de habernos callado", dice Cristina Quintas, encargada de triaje. Y pronto se averigu¨® que el dinero proced¨ªa de una sucursal bancaria. Por un sonoro despiste, la saca que esperaba medio escondida la llegada con retraso del furg¨®n blindado se hab¨ªa colado en una papelera y la se?ora de la limpieza la tir¨®.
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