Zambra y la poes¨ªa futbol¨ªstica
El escritor chileno lanz¨® ¡®Literatura infantil¡¯, con un ensayo sobre la influencia que tuvo en su obra el relato radial y su af¨¢n por narrar el f¨²tbol, siempre y cuando no jugara Colo Colo
¡°Mi relaci¨®n con el f¨²tbol no es literaria, pero mi v¨ªnculo con la literatura s¨ª tiene, en cierto modo, un origen futbol¨ªstico. Mis mayores influencias como escritor no fueron la gigantesca novela de Marcel Proust ni los imperecederos poemas de C¨¦sar Vallejo o de Emily Dickinson o de Enrique Lihn, sino las transmisiones radiales de Vladimiro Mimica. Ninguna lectura fue para m¨ª tan decisiva como la elegante prosa hablada del famoso cantagoles¡±, confiesa ...
¡°Mi relaci¨®n con el f¨²tbol no es literaria, pero mi v¨ªnculo con la literatura s¨ª tiene, en cierto modo, un origen futbol¨ªstico. Mis mayores influencias como escritor no fueron la gigantesca novela de Marcel Proust ni los imperecederos poemas de C¨¦sar Vallejo o de Emily Dickinson o de Enrique Lihn, sino las transmisiones radiales de Vladimiro Mimica. Ninguna lectura fue para m¨ª tan decisiva como la elegante prosa hablada del famoso cantagoles¡±, confiesa Alejandro Zambra en su cuento Introducci¨®n a la tristeza futbol¨ªstica.
Mimica, ahora asesor del gobierno de su coterr¨¢neo Gabriel Boric en la organizaci¨®n de los Juegos Panamericanos del 2023, agradece en tono t¨ªmido. ¡°Alejandro tuvo la gentileza de enviarme el libro y se lo agradezco con orgullo. A los 77 a?os no queda m¨¢s que valorar cada acto de reconocimiento¡±.
Zambra, radicado en M¨¦xico, lanz¨® Literatura infantil (Anagrama) y en el relato futbolero al que hacemos menci¨®n las referencias a su educaci¨®n son muchas y sabrosas. ¡°La voz de Vladimiro era sin¨®nimo de alegr¨ªa futbol¨ªstica, pero tambi¨¦n, m¨¢s de una vez, volv¨ª a escuchar sus relatos de dolorosas derrotas inmerso en el pensamiento m¨¢gico de que la grabaci¨®n no repetir¨ªa la realidad sino que crear¨ªa una nueva, no demasiado distinta ni esplendorosa, un mundo quiz¨¢s igual de atroz pero en el que al menos mi equipo ahora s¨ª ganar¨ªa. Se ve que ya padec¨ªa entonces de tristeza futbol¨ªstica cr¨®nica¡±.
Zambra recuerda la herida autoinfligida por el C¨®ndor Rojas en el Maracan¨¢ que le signific¨® a Chile una sanci¨®n FIFA. Y los goles de Iv¨¢n Zamorano en el Real Madrid, y los triunfos de la selecci¨®n chilena en las Copas Am¨¦ricas del 2015 y 2016 que rompieron un siglo de maleficios y establecieron el s¨ªndrome de la tristeza en la afici¨®n. Pero establece como punto de quiebre del ¡°equipo peque?o¡± el triunfo de Colo Colo -su club- en la Copa Libertadores de 1991, cuando reci¨¦n hab¨ªa retornado la democracia al pa¨ªs.
Es all¨ª donde Vladimiro Mimica habla por todo el pueblo para representar la victoria en una novia blanca que largamente posterg¨® el viaje al altar para entregarse aquella noche ¨²nica para el club m¨¢s popular del pa¨ªs. Su relato radial -acompa?ado de los comentarios del ¨ªdolo Carlos Caszely- se transformaron en un casete que fue superventas y que a¨²n los hinchas atesoran con nostalgia en esta ¨¦poca de pocas alegr¨ªas internacionales.
Alejandro Zambra (47) naci¨® en la Villa Portales, se cri¨® en Valpara¨ªso, estudi¨® en el Instituto Nacional y es autor de varias de las novelas referenciales de la literatura chilena del siglo, como Bonsai, La vida privada de los ¨¢rboles o Formas de volver a casa. Y al igual que Roberto Bola?o, no esconde su pasi¨®n futbolera, aunque reconoce que alguna vez reneg¨®. Se excusa en su juventud, en su amor adolescente por Anastasia y por el ¡°impulso anti futbol¨ªstico ligado a mi arribismo y al deseo de pertenecer a esa comunidad de intelectuales esc¨¦pticos, cr¨ªticos y chamullentos que despreciaban el f¨²tbol¡±. Por eso mismo lamenta no haber estado disponible para el festejo masivo que supuso clasificar al Mundial de Francia 98 despu¨¦s de larga ausencia, pues estaba entregado a otros menesteres sentimentales.
Lo m¨¢s emocionante de Zambra es que establece en su ensayo breve la ineludible relaci¨®n paterna en el aprendizaje del juego. La que vino de nuestros padres y la que entregaremos a nuestros hijos. ¡°Era, para nosotros, la ¨²nica forma de tristeza masculina perceptible. Viv¨ªamos en un mundo de mierda, pero lo ¨²nico que parec¨ªa afectar a los hombres era un resultado adverso del partido del domingo¡±.
Zambra, ahora en M¨¦xico y con un f¨²tbol globalizado, dominado por los petrod¨®lares, las estrellas y las transmisiones televisivas, a?ora la poes¨ªa de la radio, los garabatos en el estadio y la mano protectora del padre cuando nos ca¨ªa la tristeza.