Alejandro Zambra: ¡°Escribir se asemeja m¨¢s que nada a desaparecer¡±
El escritor chileno, considerado uno de los m¨¢s importantes prosistas de la lengua espa?ola, reflexiona sobre su pa¨ªs, sus libros y su falsa timidez
Alejandro Zambra cumpli¨® el pasado viernes 46 a?os; nacido en Santiago de Chile, dos a?os antes del golpe militar que acab¨® con Salvador Allende, es, seg¨²n cr¨ªticos y lectores, uno de los m¨¢s importantes prosistas de la lengua espa?ola. Ahora vive en M¨¦xico, desde donde contest¨® el cuestionario de esta entrevista, que luego se prolong¨® por tel¨¦fono. Su ¨²ltimo libro es Poeta chileno, una novela que despoja de solemnidad todo lo que toca, incluso aquello que podr¨ªa considerarse intocable. Esa ha sido su manera de afrontar la escritura, que tiene en Bons¨¢i (casi todo lo ha publicado en Anagrama) uno de sus puntos de inflexi¨®n m¨¢s sorprendentes o extraordinarios. Parece t¨ªmido, pero dice que no lo es, y en cuanto a lo que se llama escribir, sostiene que es lo m¨¢s parecido a desaparecer.
Pregunta. Usted naci¨® dos a?os despu¨¦s de que empezara esa ¨²ltima novela triste que es el Chile del golpe y de despu¨¦s del golpe. ?C¨®mo le contaron aquella tragedia?
Respuesta. Al principio con frases breves, casi involuntarias. Y malentendidos y sobrentendidos. Costaba distinguir entre silencio y silenciamiento. Durante a?os, puertas adentro, estaba prohibido hablar de pol¨ªtica, pero tuve la suerte de hacer amigos generosos que me permitieron participar de sus discusiones.
P. ?C¨®mo le ha afectado la duraci¨®n de ese complejo relato?
R. Lo que siento se parece a lo que expresa ese poema precioso y terrible de Jaime Gil de Biedma, Intento formular mi experiencia de la guerra. Infancia y dictadura sucedieron a la vez, es dif¨ªcil separarlas. Y la infancia siempre es, de alguna manera, una dictadura de los padres. Y funciona como una ficci¨®n, es un tiempo largo que no recordamos bien, que m¨¢s o menos inventamos.
P. Poeta chileno es una suma de lecturas que usted despedaza, como sucede en No leer u otros textos. ?Qu¨¦ salvar¨ªa ahora de todo lo que ha tachado? ?Qu¨¦ estima que sus colegas entendieran que deben hacer para no caer en los defectos que usted ha encontrado en los libros tachados? ?Cu¨¢les ha percibido en su propia escritura que haya ido tachando despu¨¦s?
R. Soy mucho m¨¢s un productor que un detector de defectos¡ En cualquier caso, la idea de ¡°obra¡± me parece un lastre, yo quiero sentir que estoy empezando, balbuceando, tartamudeando. La mayor parte del tiempo siento que no s¨¦ escribir, que tengo que aprender de nuevo. Intento probarlo todo, no rechazar nada de antemano, pero no me interesa la literatura ¡°afirmativa¡±, incluso si adhiero a lo que afirma, no me entusiasman los hero¨ªsmos retroactivos ni el contenidismo ni el autobombo. En la literatura que m¨¢s disfruto, en cambio, encuentro siempre una disposici¨®n o pulsi¨®n autocr¨ªtica que para m¨ª es se?al de subversi¨®n verdadera.
La idea de ¡®obra¡¯ me parece un lastre, yo quiero sentir que estoy empezando, balbuceando, tartamudeando.
P. ?Qu¨¦ le queda a usted de sus libros escritos? ?C¨®mo los hace? ?Alguna vez le gustar¨ªa deshacerlos?
R. ?Prefiero escribir otros! Me cuesta much¨ªsimo soltar mis libros, pero cuando los publico es porque estoy dispuesto a olvidarlos, a perderlos. Son como hijos que se fueron de la casa, quieres que les vaya bien, pero te interesan m¨¢s los hijos que sigues criando. Por lo dem¨¢s, publicar un libro es algo muy raro, creo que nunca voy a acostumbrarme. Digo, en esencia. Escribir no tiene nada de raro, porque escribir es escribir mal, equivocarse, repetir curso. Escribir es una actividad laboriosa, no muy fotog¨¦nica. Publicar es un acto estridente y para nada elegante¡ ?M¨ªrenme, escrib¨ª un libro!
P. Hay en todo lo que escribe un enorme desenfado, que quiz¨¢ ser¨ªa l¨ªcito tambi¨¦n llamar enfado. Vive en pa¨ªses, Chile, M¨¦xico, que pasan por coyunturas dif¨ªciles. ?Esa realidad que observa a qu¨¦ estado de ¨¢nimo le lleva?
R. Prefiero el desenfado al enfado, aunque, como usted dice, no son ant¨®nimos. Ahora tengo m¨¢s pa¨ªses y por lo tanto m¨¢s expectativas y desilusiones, pero intento estar a la altura de los desaf¨ªos, que son tantos, aqu¨ª, all¨¢ y en todas partes. Tenemos un chamaquito de tres a?os y medio, hermoso y parlanch¨ªn, gracias a ¨¦l este tiempo horrible ha sido menos angustioso. Trato de verlo todo a trav¨¦s de sus ojos. E intento pensar M¨¦xico y Chile como un solo pa¨ªs, el pa¨ªs de mi hijo. Aunque si le preguntas a ¨¦l, a veces responde que es latinoamericano y otras veces, no tengo idea por qu¨¦, dice que es ingl¨¦s, y tambi¨¦n me ha dicho, con toda raz¨®n, que es terrestre.
P. Usted ha vivido desde fuera el reciente proceso pol¨ªtico que desemboca en la b¨²squeda de una nueva constituci¨®n en Chile. Escritor como es, autor de f¨¢bulas, ?c¨®mo vive la realidad que asoma en su pa¨ªs ahora con tanta viveza?
R. Con alegr¨ªa y esperanza. Es un proceso complejo, radical, necesario, ambicioso, valiente. Hace no muchos a?os, terminar con la constituci¨®n del dictador sonaba a quimera, pero est¨¢ pasando, y eso me impresiona y emociona. Y me enorgullece constatar a diario que tantas causas en su momento minoritarias se volvieron masivas y urgentes. Y extra?o mucho Chile, ya son casi dos a?os sin ir a mi pa¨ªs. Bueno, 657 d¨ªas. A estas alturas, extra?o hasta a gente que me cae mal.
Prefiero el protagonismo compartido y desordenado y los ambientes literarios suelen ser demasiado r¨ªgidos o solemnes o anquilosados
P. Usted desborda humor por todos los poros o intersticios de su escritura. Las pocas veces que le he visto, sin embargo, he sentido que es retra¨ªdo o t¨ªmido. ?C¨®mo es usted realmente?
P. Pues si en esas ocasiones me hubiera ofrecido un trago, le habr¨ªa parecido una persona muy amistosa y desenvuelta... Supongo que soy un t¨ªmido falso, porque los t¨ªmidos verdaderos no dan entrevistas. Soy patol¨®gicamente sociable, casi lo que m¨¢s disfruto son las conversaciones hasta la madrugada. Pero prefiero el protagonismo compartido y desordenado y los ambientes literarios suelen ser demasiado r¨ªgidos o solemnes o anquilosados. A veces puedo parecer reacio o silencioso, por ejemplo en una entrevista, pero es que una entrevista es lo contrario de una conversaci¨®n.
P. Hay quienes consideran que usted es de los mejores escritores de lengua espa?ola de estos tiempos. ?Percibe que eso se parece a lo que quiere ser?
P. ?No! Ser¨ªa un prop¨®sito paralizante, adem¨¢s de ingenuo y tal vez anacr¨®nico. Pero le agradezco las flores indirectas. Crec¨ª en un mundo caricaturescamente competitivo y escribir me ha servido para retirarme y dedicarme a construir relaciones m¨¢s s¨®lidas, divertidas y valiosas con los dem¨¢s. Aunque a veces uno asome la cabeza y comparezca en una p¨¢gina del peri¨®dico, escribir se asemeja m¨¢s que nada a desaparecer.
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