Es un hasta luego, no un adi¨®s
Porque Giorgio Jackson es para Gabriel Boric lo que Alfonso Guerra fuera para Felipe Gonz¨¢lez: el estratega, el calculador, el organizador, el incondicional, la voz de la sospecha, el encargado de las labores ingratas
Este viernes finalmente se consum¨®. Giorgio Jackson, el compa?ero de ruta del presidente Gabriel Boric, finalmente renunci¨® de manera indeclinable a su condici¨®n de ministro de Desarrollo Social. Lo hizo en respuesta a la ofensiva inmisericorde de la oposici¨®n ¨Cy de algunos congresistas oficialistas¡ªque le acusan de ser el cerebro detr¨¢s de los casos de corrupci¨®n que han afectado al partido Revoluci¨®n Democr¨¢tica, formado por...
Este viernes finalmente se consum¨®. Giorgio Jackson, el compa?ero de ruta del presidente Gabriel Boric, finalmente renunci¨® de manera indeclinable a su condici¨®n de ministro de Desarrollo Social. Lo hizo en respuesta a la ofensiva inmisericorde de la oposici¨®n ¨Cy de algunos congresistas oficialistas¡ªque le acusan de ser el cerebro detr¨¢s de los casos de corrupci¨®n que han afectado al partido Revoluci¨®n Democr¨¢tica, formado por Jackson en 2012 en plena efervescencia del movimiento estudiantil que puso en jaque el escenario pol¨ªtico chileno.
?Por qu¨¦ es importante su salida? Porque Giorgio Jackson es para Gabriel Boric lo que Alfonso Guerra fuera para Felipe Gonz¨¢lez: el estratega, el calculador, el organizador, el incondicional, la voz de la sospecha, el encargado de las labores ingratas. No estoy en condiciones de afirmar si Felipe hubiese llegado a La Moncloa sin Alfonso; pero s¨ª estoy seguro que Gabriel no habr¨ªa llegado a La Moneda sin Giorgio.
Sus trayectorias son parecidas, pero no id¨¦nticas. Ambos se educaron en colegios privados de ¨¦lite, pero Boric en Punta Arenas y Jackson en Santiago. El primero estudi¨® Derecho, aunque su verdadera vocaci¨®n es la poes¨ªa; el segundo estudi¨® ingenier¨ªa, y su verdadera vocaci¨®n es¡ la ingenier¨ªa pol¨ªtica. Uno en la Universidad de Chile, el templo del laicismo; el otro en la prestigiosa Universidad Cat¨®lica. Ambos llegaron a ser presidentes de sus respectivas federaciones estudiantiles, y desde ah¨ª, junto a Camila Vallejo, idearon y encabezaron las protestas estudiantiles de 2011. Su actuaci¨®n cambi¨® para siempre el clima cultural del pa¨ªs, potenciando las demandas feministas, ecologistas, territoriales, indigenistas y antineoliberales.
En una decisi¨®n que ser¨ªa clave, los tres, Boric, Jackson y Vallejo, decidieron incorporarse a la pol¨ªtica institucional, en lugar de quedarse en los m¨¢rgenes de la sociedad civil. Cumplieron con todos los ritos de rigor, lo que incluy¨® comerse algunos sapos y culebras. Los dos primeros crearon sus propios partidos, mientras Vallejo se mantuvo en el PC. Los tres postularon a la C¨¢mara de Diputados, y fueron elegidos con amplias mayor¨ªas, aunque en el caso de Jackson con el apoyo de la vieja Concertaci¨®n. El partido de Jackson, RD, incluso particip¨® en el segundo Gobierno de Michelle Bachelet, del que se retir¨®, sin embargo, cuando las cosas empezaron a ir mal y lleg¨® la hora de perfila su propia alternativa. En cuanto a Boric, sigui¨® creando partido, aunque perseguido por la fragmentaci¨®n tan propia de la nueva izquierda.
El estallido social de octubre de 2019, que en realidad no fue organizado por nadie, a primera vista pareci¨® tener una l¨ªnea de continuidad con las protestas estudiantiles de 2011. Esto puso al tr¨ªo en cuesti¨®n en el centro de la escena, m¨¢s cuando Boric se transform¨® ¨Ccon el apoyo de Jackson¡ªen el fact¨®tum del acuerdo del 15 de noviembre de 2019, que salv¨® a la democracia chilena (y de paso al presidente Pi?era) abriendo paso al proceso constitucional, que a¨²n no termina.
La candidatura presidencial de Boric en 2021 pareci¨® inicialmente una humorada juvenil, toda vez que en la primaria ten¨ªa que lidiar con el popular alcalde comunista Daniel Jadue, respaldado por Vallejo. Pero haciendo gala de un pragmatismo impropio de la izquierda juveniles, Boric lo derrot¨® y gan¨® luego la presidencial. ?Qui¨¦n estuvo detr¨¢s de esta haza?a? Jackson.
A la hora de formar Gobierno la gran pregunta que rondaba en los c¨ªrculos pol¨ªticos era cual ser¨ªa el rol de Jackson, quien hab¨ªa renunciado a su reelecci¨®n de diputado para colaborar con su compa?ero presidente, como lo llama en su reciente carta renuncia. En lugar de ocupar la cartera de Interior, que es la m¨¢s vistosa y a la vez la m¨¢s arriesgada, tom¨® la Secretar¨ªa General de la Presidencia, que desde La Moneda se encarga de la coordinaci¨®n interministerial y de la relaci¨®n con el Congreso. Era la posici¨®n perfecta, se pens¨®, para el gran ingeniero, quien har¨ªa dupla con el presidente en el Comit¨¦ Pol¨ªtico.
La pasada de Jackson por ese puesto se transform¨®, sin embargo, en un infierno. Sus antiguos colegas en Valpara¨ªso, donde est¨¢ la sede del Congreso, le aplicaron la ley del hielo, en parte por cuitas acumuladas desde cuando ejerci¨® como parlamentario, y en parte por acusaciones de altaner¨ªa. Fue transversal: desde la oposici¨®n y el oficialismo. Se le acus¨®, luego, de no ejercer ning¨²n liderazgo sobre el proceso constitucional. Esto culmin¨® en el abrumador rechazo de la propuesta de la Convenci¨®n, que el Gobierno finalmente ¨Cpese a sus reparos- hab¨ªa hecho suya. A todo esto, se sumaron una serie de declaraciones desafortunadas, en especial una en la que se?al¨® que ¡°nuestra escala de valores dista de la generaci¨®n que nos antecedi¨®¡±, lo que se ley¨® como un gesto de superioridad moral y una declaraci¨®n de guerra hacia muchos de sus socios de Gobierno, que provienen precisamente de esa generaci¨®n.
En una decisi¨®n dif¨ªcil, pero con el ¨¢nimo de dar una se?al que hab¨ªa escuchado la voz del rechazo a la propuesta constitucional, Boric sac¨® a su compa?ero de luchas de La Moneda y del Comit¨¦ Pol¨ªtico, y lo instal¨® en el Ministerio de Desarrollo Social. Ah¨ª, se pens¨®, en un puesto t¨¦cnico orientado a combatir la pobreza y promover un sistema de cuidados, podr¨ªa reconstruir su figura. Pero no result¨®. De partida no brill¨® como ministro, como s¨ª lo hicieran algunos antecesores en gobiernos anteriores, como Joaqu¨ªn Lav¨ªn y Sebasti¨¢n Sichel. En seguida estall¨® el esc¨¢ndalo de los convenios, en el cual se vio envuelto el partido creado por Jackson, RD, acusado de crear fundaciones con el objeto de recibir recursos desde organismos p¨²blicos controlados por militantes del mismo partido para funciones no bien especificadas. Y como si esto fuera poco, d¨ªas despu¨¦s se produjo un cinematogr¨¢fico robo en las oficinas del ministerio de Jackson, desde donde sustrajeron computadores y una caja fuerte, lo que despert¨® todo tipo de especulaciones, que fueron aprovechadas cruelmente por la oposici¨®n para lapidar al ministro.
Con el alza del Partido Republicano, en la derecha chilena se ha abierto una temporada de caza hacia quienes no den suficientes muestras de beligerancia hacia el Gobierno o insin¨²en una voluntad de acuerdos. En su seno brot¨® entonces un grito un¨¢nime: ¡°Mientras siga Jackson no nos juntamos en la misma mesa con el Gobierno¡±. Lo dijeron y cumplieron. Esto puso a la Administraci¨®n en una situaci¨®n imposible dado que carece de mayor¨ªas en el Congreso y est¨¢ comprometido a sacar adelante importantes reformas. El presidente Boric resisti¨® lo que pudo, pero finalmente tuvo que rendirse y dejar partir a su compa?ero y ministro. Otra cosa era poner al Gobierno en pausa.
En su carta de renuncia Jackson insiste en su inocencia y acusa haber sido objeto de ¡°mentiras, injurias y calumnias¡±, anunciado que se defender¨ªa ahora de ellas en tanto ciudadano. Pero, al mismo tiempo, acepta hidalgamente su condici¨®n de chivo expiatorio. ¡°Doy un paso al costado tras constatar que mi presencia en el Gabinete ha sido ocupada por la oposici¨®n pol¨ªtica como una excusa para no avanzar en los acuerdos que Chile demanda y en los acuerdos que Chile requiere¡±. Ahora, agrega, ¡°ya no hay m¨¢s excusas¡± para que no sentarse en la mesa. Ojal¨¢ as¨ª sea, porque si no se restablece un clima pol¨ªtico de acuerdos entre Gobierno y oposici¨®n, que ha de materializarse en avances seguridad, pensiones y pacto tributario, lo m¨¢s probable que en el nuevo plebiscito de salida, previsto para diciembre, se rechace otra vez la propuesta de nueva Constituci¨®n, escrita esta vez por un organismo dominado por la derecha. Si tal cosa ocurre, Chile podr¨ªa entrar en una espiral de inestabilidad impredecible.
Alfonso Guerra sali¨® del Gobierno en 1991 envuelto en un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n en el que no estaba involucrado. Lo mismo Jackson. La diferencia est¨¢ en que aquel parti¨® se?alando tener discrepancias con Felipe, mientras el segundo lo hace declarando su ¡°compromiso y lealtad¡± con Boric y su proyecto. Ninguno de los dos llega a¨²n a los 40 a?os, por lo que es de presumir que les esperan muchas aventuras juntos. Es un hasta luego, no un adi¨®s, para decirlo con Arjona.