Paulina Urrutia: ¡°Si nosotros no vinimos a este mundo solos, no tenemos por qu¨¦ morir solos¡±
La actriz chilena aborda c¨®mo junto a su marido, el periodista Augusto G¨®ngora, quien muri¨® en mayo, enfrentaron su diagn¨®stico de alzh¨¦imer. El premiado documental con su historia, dirigido por Maite Alberdi, ha batido r¨¦cord de audiencia en Chile
Desde su estreno, el 24 de agosto, La memoria infinita, de la directora chilena Maite Alberdi, premiada en junio en el Festival de Cine de Sundance, se convirti¨® en la pel¨ªcula documental m¨¢s vista desde 2018 en Chile. En su primer d¨ªa la vieron m¨¢s de 6.000 personas y, a la fecha, ya suma 236.000 espectadores. Su debut coincidi¨® con ...
Desde su estreno, el 24 de agosto, La memoria infinita, de la directora chilena Maite Alberdi, premiada en junio en el Festival de Cine de Sundance, se convirti¨® en la pel¨ªcula documental m¨¢s vista desde 2018 en Chile. En su primer d¨ªa la vieron m¨¢s de 6.000 personas y, a la fecha, ya suma 236.000 espectadores. Su debut coincidi¨® con Barbie y Oppenheimer, que ya estaban en las cartelera en los cines, y las super¨®.
Los chilenos han escogido ver la historia ¨ªntima de dos conocidos personajes del pa¨ªs, que se desarrolla, principalmente, en la casa de sus protagonistas, en Santiago, cerca de la cordillera: el periodista y documentalista Augusto G¨®ngora, fallecido a los 71 a?os en mayo pasado, y la actriz y exministra de Cultura del Gobierno de la expresidenta socialista Michelle Bachelet (2006-2010; 2014-2018), Paulina Urrutia (Santiago, 1969). Es una historia de amor, universal, cruzada por el diagn¨®stico de G¨®ngora, a quien en 2014, cuando ya era parte del directorio de Televisi¨®n Nacional, el canal p¨²blico chileno, le informaron que ten¨ªa alzh¨¦imer.
El estreno ocurri¨® en la v¨ªspera de que Chile conmemorara, el 11 de septiembre, los 50 a?os del golpe de Estado en que Augusto Pinochet (1973-1990) derrocara al presidente socialista Salvador Allende (1970-1973). Fue un momento en que, precisamente, la memoria fue un concepto que cruz¨® los rincones del pa¨ªs. Y Augusto G¨®ngora fue tambi¨¦n protagonista no solo por La memoria infinita, sino porque durante la dictadura cumpli¨® un papel clave que fue especialmente recordado en esos d¨ªas. Ante la censura del r¨¦gimen asumi¨®, en 1982, como editor general de Telean¨¢lisis, un noticiario que surgi¨® para informar lo que no se contaba en los medios tradicionales: las protestas in situ contra Pinochet, los testimonios de los que no ten¨ªan voz.
Los despachos en Telean¨¢lisis en los crudos a?os ochenta, con G¨®ngora en sus treinta, con sus cl¨¢sicos bigotes de la ¨¦poca, reflejan su ¨ªmpetu de registrar la realidad pase lo que pase. Es un ¨ªmpetu que continu¨® m¨¢s de 40 a?os despu¨¦s, cuando, pase lo que pase, otra vez, aunque avanzara su enfermedad, quiso seguir documentando la historia, su propia historia. Fue en 2018 cuando Maite Alberdi plante¨® a la pareja que quer¨ªa trabajar con ellos. Desde un comienzo, les dijo que quer¨ªa contar una historia de amor. ¡°Augusto siempre dijo que s¨ª a la pel¨ªcula. Yo, en cambio, no quer¨ªa. Soy miedosa. Sent¨ªa pudor. Le tengo terror de la exposici¨®n¡±, cuenta Paulina Urrutia a EL PA?S.
¡°Augusto fue toda la vida hacia afuera, alguien sin miedo. Pas¨® por tantas cosas en la vida¡±, relata la actriz. En cambio ella, aunque trabaje sobre un escenario, aunque aparezca en teleseries, dice que es todo lo contrario, m¨¢s desconfiada, m¨¢s reservada. Tal vez, comenta, sea porque, cuando reci¨¦n estudiaba teatro en la Universidad Cat¨®lica, protagoniz¨® en 1989 una exitosa miniserie, Teresa de los Andes. ¡°De un d¨ªa para otro me convert¨ª en persona p¨²blica, y eso fue muy traum¨¢tico. Era muy peque?a, muy ni?a¡±.
Esas dos personalidades, ¨¦l extrovertido, ella reservada, se enamoraron en 1997, cuando la actriz ten¨ªa 26 y el periodista 43. Vivieron juntos desde el 2000 y se casaron en 2016. Dos a?os antes del matrimonio, en 2014, vino el diagn¨®stico de alzh¨¦imer. Un siquiatra les dio la noticia. Primero habl¨® con G¨®ngora, luego con su esposa. Tambi¨¦n lo comunic¨® a los hijos de ¨¦l, Javiera y Crist¨®bal.
Recuerda Paulina Urrutia que ese d¨ªa el m¨¦dico tambi¨¦n los reuni¨® a ambos, como pareja, y les dijo: ¡°Para tener una comprensi¨®n de la realidad vamos a tener que tener las dos miradas y de esas dos miradas, vamos a hacer la realidad que vivimos¡±. ¡°Esa cuesti¨®n para m¨ª fue todo: ir transformando eso era una tarea de todos los d¨ªas, de cada momento. Eso era maravilloso¡±.
Y agrega: ¡°Siempre recuerdo ese momento, porque Augusto estaba muy consciente de lo que le estaba pasando. Vio las dificultades que estaba teniendo e hizo cosas realmente muy l¨²cidas, de una valent¨ªa y una entereza que realmente emocionan¡±. Por ejemplo, relata, cuando en 2016 decidi¨® renunciar al directorio de Televisi¨®n Nacional, aunque ya llevaba dos a?os con la enfermedad, ¨¦l mismo hizo un itinerario detallado para explicar sus razones. ¡°Me dijo: tengo que hablar con mis hijos para comunicar la decisi¨®n; voy a hablar con el presidente del directorio, voy a hablar con director del canal. ?l ten¨ªa toda la cadena de personas con las cuales iba a hablar para dejar el cargo. Eso hizo Augusto¡±.
¡°Se est¨¢n convirtiendo en uno¡±
Poco despu¨¦s del diagn¨®stico, Paulina Urrutia y Augusto G¨®ngora se juntaron a tomar un caf¨¦ con un amigo que, al final, les hizo un comentario que fue revelador. ¡°Estuvimos toda la tarde conversando y despu¨¦s de hablar con nosotros, nos dijo: ¡®qu¨¦ cosa m¨¢s linda, ustedes se est¨¢n convirtiendo en uno, como las parejas de enamorados¡¯. Y claro, en lo que fallaba el Augusto, yo aportaba¡±.
Parte importante del documental est¨¢ grabado por Urrutia, pues en medio de la pandemia, en la larga cuarentena que tuvo Chile, Alberdi le plante¨® que tomara ella misma la c¨¢mara. Ambos estaban en su casa, un lugar que G¨®ngora adoraba y al que le construyeron un segundo piso cuando se fueron a vivir juntos. Fue all¨ª donde ¨¦l, por primera vez, un d¨ªa no la reconoci¨®. Es un instante evidentemente duro, doloroso. Ella lo calma, le cuenta que ella es la Pauli, que est¨¢n hace m¨¢s de 20 a?os juntos, que est¨¢ en su casa.
Tambi¨¦n hay momentos en que r¨ªen juntos. ¡°Con Augusto nos encontr¨¢bamos en eso, en pasarlo bien. Yo lo pasaba muy bien con ¨¦l. Hasta el d¨ªa de hoy lo echo de menos. S¨¦ que hoy est¨¢ mejor, porque estaba muy deteriorado¡±, dice. ¡°La pel¨ªcula es muy bonita en eso, en el sentido que muestra todo de la enfermedad. No hay nada que se oculte. Hay algo loco que ocurre con la gente, que dice esto no puede ser, ?c¨®mo pueden pasarlo bien? Pero la vida no es blanco y negro. Como dice la Maite (Alberdi), la vida no est¨¢ categorizada¡±.
¡°Augusto a veces se enojaba, como todas personas. Y eso aparece en la pel¨ªcula. Pero al d¨ªa siguiente hab¨ªa un d¨ªa precioso y estaba muerto de la risa, como todas las personas. Lo bonito que tiene esta enfermedad, es que, al desaparecer la cabeza, empiezan a aflorar las emociones¡±. ¡°Esta es una pel¨ªcula que demuestra que uno puede contar con una persona y adquiere sentido el que nosotros seamos gregarios. Si nosotros no vinimos a este mundo solos, no tenemos por qu¨¦ morir solos. La manera en que aprendemos en la vida es con otros. Parte de nuestro desarrollo humano es descubrir que necesitamos que alguien est¨¦ con nosotros en ese momento y nosotros ser ese alguien de otro¡±.
A fines de agosto, Paulina Urrutia cont¨® en una entrevista en El Mercurio que en el banco se encontr¨® con una mujer que le dijo: ¡°Por fin la veo y le puedo decir: yo estoy cuidando a mi mam¨¢ y te admiro, te quiero, te comprendo¡±.
Pregunta. Usted se convirti¨® en cuidadora de Augusto G¨®ngora ?C¨®mo vivi¨® ese proceso?
Respuesta: Yo me resist¨ª mucho a ese t¨ªtulo. La sociedad r¨¢pidamente categoriza. Entonces yo, en dos segundos, no era la mujer de Augusto, sino que era la cuidadora de Augusto. Ese af¨¢n de visibilizar tambi¨¦n se torna en una especie de personalizar algo que es un rol, a mi juicio, muy humano. Y que tambi¨¦n que debi¨¦ramos asumirlo como sociedad. El cuidado tambi¨¦n es algo del desarrollo humano de las personas.
Y contin¨²a: ¡°Yo nunca tuve hijos, pero he tenido muchos hijos a lo largo de mi vida. No solamente los hijos de mis parejas, sino tambi¨¦n hijos creativos, en que nosotros nos sentimos que estamos en otros. Yo nunca tuve los cuidados con un hijo, pero s¨ª tuve el cuidado de mi marido. Como sociedad, en alg¨²n momento todos vamos a pasar por eso, ya sea porque yo voy a ser cuidada, como fui de ni?a, por mi madre, por mi padre, por mi familia, o porque voy a cuidar a alguien, sea mi hermana o mi t¨ªo. Es parte del desarrollo humano. Efectivamente yo termin¨¦ siendo lo que hoy est¨¢ categorizado como una cuidadora, pero lo que nosotros esperamos el d¨ªa de ma?ana es que todos comprendamos ese papel y seamos capaces de desarrollar sociedades que comprendan que tanto cuando nosotros somos peque?os, como cuando somos grandes, adultos mayores, vamos a requerirlo tarde o temprano¡±.
Y agrega: ¡°S¨ª, fui cuidadora, pero ante todo yo fui la mujer de Augusto G¨®ngora¡±.