¡®La memoria infinita¡¯: un documental con tanta cabeza como coraz¨®n
La chilena Maite Alberdi estrena su nueva cinta, centrada en un matrimonio que lucha contra el alzh¨¦imer
La palabra memoria tiene un significado especial en Am¨¦rica Latina. Su sola menci¨®n es suficiente para traer al presente a estudiantes, ciudadanos y escritores que vivieron los a?os m¨¢s duros de las dictaduras militares en la regi¨®n. Memoria es luchar contra el olvido. La memoria infinita, el nuevo documental de la chilena Maite Alberdi, va un poco sobre eso. Tambi¨¦n se ocupa de la historia en min¨²sculas, de la que ocurre bajo un techo en la intimidad de una pareja que se ama.
La memoria infinita llega a las pantallas chilenas en un momento especial. El pa¨ªs recuerda medio siglo del golpe de Augusto Pinochet para derrocar a Salvador Allende en septiembre de 1973. El momento ha hecho que la cinta tenga una gran acogida. El jueves, en su primer d¨ªa de proyecci¨®n, fue visto por unas 6.000 personas, convirti¨¦ndose en el mejor lanzamiento de un documental chileno.
Augusto G¨®ngora, uno de los personajes del documental, vivi¨® aquellos a?os de dictadura e intent¨® algo dif¨ªcil, informar en tiempos de escasa libertad. El periodista, desde Telean¨¢lisis, un programa televisivo opositor, transmiti¨® por cinco a?os a su audiencia el pulso real de los chilenos. Lo hizo con micr¨®fono en mano, visitando pueblos y barriadas. Despu¨¦s tuvo una exitosa y larga carrera encabezando programas culturales emitidos en la televisi¨®n local.
G¨®ngora fue diagnosticado con alzh¨¦imer en 2014, cuando ten¨ªa 62 a?os. El documental lo acompa?a en los a?os recientes junto a su esposa, Paulina Urrutia, una actriz de teatro que fue ministra de Cultura en el primer Gobierno de Michelle Bachelet. El matrimonio fue un amor de madurez, de esos que inician para no terminar. Desde 1997, la pareja se convirti¨® en una de las m¨¢s c¨¦lebres del mundo cultural local.
Cuando Alberdi se acerc¨® a ellos para proponerles un retrato ¨ªntimo de su convivencia con la enfermedad, Urrutia le respondi¨® con un no tajante. G¨®ngora, en cambio, sorprendi¨® a su mujer accediendo a la propuesta de la cineasta. Despu¨¦s de haber puesto durante d¨¦cadas al frente de una c¨¢mara la vida de muchos, el periodista estaba dispuesto a ser el sujeto de estudio. Urrutia, acostumbrada a encarnar a diversos personajes para la audiencia, debi¨® ser ella misma en un rol tan conmovedor como complejo.
?Qu¨¦ puede ser peor para un periodista que perder la memoria? La c¨¢mara de Alberdi ¡ªy la de Urrutia, ya que ella tambi¨¦n es la encargada de filmar mucho de lo que sucede bajo su techo¡ª captura este tormento de baja intensidad. En manos de la directora, quien estuvo nominada al Oscar por El agente topo, la crisis nunca es estridente. Se convierte en un relato melanc¨®lico de pareja y en un diario de la debacle lleno de ternura y humanidad. ¡°Sin memoria no hay identidad¡±, lee Paulina en un momento de la pel¨ªcula de una dedicatoria que Augusto le escribi¨® en un libro regalado en los primeros d¨ªas del cortejo. Y eso, en esencia, es La memoria infinita. No solo una reflexi¨®n de la identidad de un pa¨ªs, sino de uno mismo.
Alberdi visit¨® Los ?ngeles hace algunos d¨ªas para el estreno de la pel¨ªcula en Estados Unidos. A pesar del peso que tiene la memoria hist¨®rica de Chile, la cinta ha tenido una gran recepci¨®n en este pa¨ªs. A inicios de este a?o, se estren¨® en el festival de cine independiente de Sundance. All¨ª se llev¨® el premio a mejor documental y la cadena MTV compr¨® los derechos para distribuirla. No se pierde la iron¨ªa de que un canal musical y de realities para las audiencias m¨¢s juveniles haya apostado por un documental de una pareja mayor cuyo ritmo se asemeja a una lenta danza de una balada.
A la muestra en Sundance le ha seguido una estela de excelentes rese?as que destacan el cuidado y la empat¨ªa con la que Alberdi ha mostrado a sus personajes. En sus manos, entre la tristeza hay espacio para la esperanza. Y la vejez hay siempre dignidad, algo que ya hab¨ªa mostrado en su pel¨ªcula anterior, donde un se?or mayor entra a un asilo de ancianos haci¨¦ndose pasar como detective privado.
La directora admit¨ªa hace algunos d¨ªas que esta ser¨ªa otra pel¨ªcula de no haber sido por la pandemia. El coronavirus hizo que los dos personajes, unidos por un v¨ªnculo de m¨¢s de 20 a?os, estuvieran a¨²n m¨¢s juntos. La pel¨ªcula arranca con una de las rutinas de la pareja. Paulina deb¨ªa recordarle a Augusto por las ma?anas qui¨¦n era ¨¦l y que ella era su esposa. Era una tarea de amor para reforzar la memoria. Y esos son los mejores atributos de este documental, que tiene tanta cabeza como coraz¨®n.
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