La desgracia de las playas chilenas
Veh¨ªculos de todo tipo transitan libre e impunemente en playas desde Arica a Punta Arenas. Es como si el Estado de derecho no existiera en la arena
Semanas atr¨¢s nuestro pa¨ªs ha sido testigo del intencional atropello vehicular de aves registrado en la playa de Ritoque, que caus¨® profunda indignaci¨®n e impacto en la opini¨®n p¨²blica. Luego de ser identificado y detenido el responsable, la Fiscal¨ªa formaliz¨® por maltrato animal agravado, conducci¨®n con placa patente de otro veh¨ªculo y conducci¨®n con licencia suspendida. Qued¨® con arresto domiciliario total y se fij¨® un plazo de 120 d¨ªas para la investigaci¨®n.
Pero lo m¨¢s lamentable de este hecho es que no se trata de un caso aislado, ya que las playas chilenas se han convertido en una verdadera desgracia, donde veh¨ªculos de todo tipo transitan libre e impunemente desde Arica a Punta Arenas, arrasando con todo a su paso, a vista y paciencia de las autoridades y de la sociedad.
Esta nefasta e inaceptable pr¨¢ctica representa un alto riesgo para la seguridad de las personas ¡ªparticularmente ni?os¡ª que disfrutan de las playas y deja una severa huella de destrucci¨®n en nuestro patrimonio natural. Se trata de una conducta que ha traspasado todos los l¨ªmites aceptables desde el punto de vista de nuestra convivencia social, as¨ª como desde lo legal. Es como si el Estado de derecho no existiera en la arena. Hemos llegado, incluso, al punto de que es habitual ver spots publicitarios de reconocidas marcas de camionetas que invitan abiertamente a transitar por nuestras playas para probar la gran performance de sus m¨¢quinas u observar c¨®mo operadores tur¨ªsticos promocionan jeepeo de aventura en campos dunarios de la costa central de Chile.
Desde la ciencia, est¨¢n ampliamente documentados los negativos efectos que causa el tr¨¢nsito de veh¨ªculos en playas, dunas y zonas h¨²medas. Destrucci¨®n y fragmentaci¨®n de h¨¢bitat, erosi¨®n severa, compactaci¨®n del suelo, p¨¦rdida de provisi¨®n de servicios ecosist¨¦micos, da?os en vegetaci¨®n y sitios de nidificaci¨®n de avifauna, son algunos de los impactos. En el caso del cruel atropello de aves ocurrido en Ritoque, murieron individuos de playero blanco (Calidris alba), especie que se reproduce en el alto ?rtico y que llega a las playas de Chile para pasar el invierno boreal, descansar y alimentarse despu¨¦s de una larga migraci¨®n desde Norteam¨¦rica.
Adem¨¢s del Playero blanco, veh¨ªculos transitando en playas y dunas impactan dr¨¢sticamente ciclos de vida de especies con problemas de conservaci¨®n como el Pilpil¨¦n com¨²n (Haematopus palliatus) y el Chorlo nevado (Anarhynchus nivosus) que ven afectada de manera significativa su reproducci¨®n. Sus nidos y huevos son aplastados y los pichones que logran nacer, mueren sistem¨¢ticamente bajo las ruedas de quienes ¡®disfrutan¡¯ transitando con sus veh¨ªculos en zonas costeras. En el caso del Pilpil¨¦n com¨²n, monitoreos realizados en playas entre Quintero y Mantagua, muestran ¨¦xito reproductivo igual a cero. Adem¨¢s de la destrucci¨®n directa de nidos, huevos y pichones, la presencia de veh¨ªculos motorizados afecta el descanso y la alimentaci¨®n de diversas especies de aves playeras, impactando negativamente en su capacidad de obtener el alimento (combustible) necesario para emprender sus migraciones, poniendo as¨ª en jaque su sobrevivencia.
Las aves playeras est¨¢n declinando y este tipo de acciones pueden en el corto plazo empujar a algunas especies a su extinci¨®n. Se trata de un efecto irreversible, de consecuencias devastadoras.
El af¨¢n de algunos de ¡®recrearse¡¯ en un 4x4, una moto o triciclo de arena, est¨¢ significando la destrucci¨®n de nuestro patrimonio natural, en medio de la severa crisis de biodiversidad que atravesamos. Est¨¢ claro que las personas que incurren d¨ªa a d¨ªa en esta infame pr¨¢ctica, las autoridades y la sociedad en su conjunto, no est¨¢ siendo capaces de dimensionar el grave da?o que est¨¢ ocurriendo.
A pesar de que el tr¨¢nsito de veh¨ªculos en playas se encuentra prohibido a trav¨¦s de la Orden Ministerial N?2 del ministerio de Defensa Nacional, nadie se hace cargo. Ni siquiera la autoridad mar¨ªtima cuenta con un n¨²mero ¨²nico para denuncias. No existen las condiciones, ni las capacidades, ni los recursos m¨ªnimos para fiscalizar.
Se requiere una respuesta pol¨ªtico-institucional urgente. Es necesario que la comisi¨®n de Medio Ambiente, Cambio Clim¨¢tico y Bienes Nacionales del Senado de Chile avance r¨¢pidamente en lo que queda de la tramitaci¨®n del proyecto de ley que proh¨ªbe el ingreso y tr¨¢nsito de veh¨ªculos motorizados en playas, humedales y dunas costeras en todo el territorio continental e insular. Este proyecto, que hemos venido impulsando desde el mundo de la conservaci¨®n, permite aumentar alcance de fiscalizaci¨®n, incluyendo adem¨¢s de la autoridad mar¨ªtima, a Carabineros y municipalidades. Las infracciones ser¨¢n sancionadas con multas de cinco UTM y, en caso de reincidencia, se aplicar¨¢ el doble de la multa establecida, procedi¨¦ndose a la suspensi¨®n de la licencia de conducir por un per¨ªodo de seis meses a dos a?os e inhabilidad para obtenerla hasta por el mismo per¨ªodo.
M¨¢s all¨¢ de las sanciones que impondr¨¢ prontamente la nueva ley, transitar con veh¨ªculos en playas, dunas y humedales es una conducta altamente destructiva y repudiable. Debemos hacer todos los esfuerzos posibles que est¨¦n a nuestro alcance para erradicar esta brutal pr¨¢ctica.
Reconfigurar nuestra relaci¨®n con la naturaleza implica una nueva ¨¦tica de cuidar y cuidarnos. Tomemos conciencia y acci¨®n sobre el drama que est¨¢ ocurriendo en las playas chilenas, antes de que sea tarde.