Las barras bravas nuevamente desaf¨ªan al gobierno chileno
La final m¨¢s importante de los ¨²ltimos a?os en el f¨²tbol, entre Colo Colo y Universidad de Chile, se jugar¨¢ en un balneario, un s¨¢bado, a las 12 del d¨ªa, y ante 10.000 personas. Si es que se juega
Colo Colo, como campe¨®n del torneo, y la Universidad de Chile, vencedor de la Copa, deben dirimir en una final al ganador de la Supercopa. Un duelo que pudo disputarse en dos partidos ¡ªcon cada equipo como local¡ª pero que la dirigencia de la Asociaci¨®n quiso dirimir en un solo pleito por una suma de situaciones que resumen su incapacidad para organizar eventos importantes.
La autoridad pol¨ªtica y policial tom¨® el control para llevar la final a La Serena, pero puso ins¨®litas condiciones. El horario, por lo pronto. Y la imposici¨®n de que s¨®lo hinchas ¡®locales¡¯ compraran los tickets. Para implementarlo sugirieron recurrir a los padrones del Servicio Electoral, hasta que fueron advertidos que esos datos, por ley, no pueden ser utilizados para fines comerciales, arriesgando multas y c¨¢rcel. A pocos d¨ªas del 25 de enero, la fecha se?alada, a¨²n no se sabe c¨®mo har¨¢n para cumplir con el requisito.
La Delegaci¨®n Presidencial, poder mandatado por La Moneda para organizar este tipo de eventos junto a los Carabineros, y Estadio Seguro ¡ªel organismo creado para garantizar la seguridad en los estadios y que en este tipo de situaciones deja cabal demostraci¨®n de su inoperancia¡ª inventaron otra norma. Los dos equipos no podr¨¢n concentrarse en el n¨²cleo urbano de La Serena o Coquimbo, para evitar disturbios de los hinchas. Por lo tanto, fueron enviados a Ovalle, ciudad situada a 100 kil¨®metros del estadio.
Como s¨®lo hay dos hoteles disponibles para que alojen los planteles, estos fueron sorteados. Y deber¨¢ realizarse un operativo para el traslado de los equipos, pues deber¨¢n ser escoltados en la carretera.
Como suele ocurrir en el f¨²tbol chileno, el pleito est¨¢ a¨²n en el aire y no por las medidas de seguridad, sino por la amenaza de paro del Sindicato de Futbolistas Profesionales, que ha tratado vanamente de sentarse en la mesa de negociaciones con la directiva encabezada por Pablo Milad, solicitando cambios en la estructura de la industria. Desde la Asociaci¨®n Nacional de F¨²tbol Profesional (ANFP) no s¨®lo no contestaron, sino que desacreditaron a los interlocutores, por lo cual debi¨® medir el gobierno, a trav¨¦s de la Direcci¨®n del Trabajo, para generar un di¨¢logo.
Dado ese panorama, no result¨® extra?o que la barra brava de Colo Colo ¡ªdenominada Garra Blanca¡ª hiciera llamados en redes sociales y extendiera un lienzo en el estadio en el ¨²ltimo amistoso frente a Racing para boicotear la final, aduciendo que si los marginan del estadio y de la ciudad sede, impedir¨¢n la realizaci¨®n del mismo. ¡°Si no estamos, cancelamos¡± es el slogan levantado por una agrupaci¨®n que ya demostr¨® que no existe cancha neutral para ellos. Hace unos d¨ªas protagonizaron violentos incidentes ante los barristas de Hurac¨¢n en la pretemporada en Uruguay.
El a?o pasado, y sin la rivalidad desatada que suponen los duelos contra la Universidad de Chile, la misma barra oblig¨® a suspender por ocho meses este mismo partido, que culmin¨® a puertas cerradas.
Este a?o, la improvisaci¨®n y el mal manejo de las autoridades deportivas, pol¨ªticas y policiales, tienen el inicio de la temporada en vilo. Y una amenaza que se cierne, otra vez, sobre la capacidad para jugar grandes duelos en condiciones normales.