¡°Pagan justos por pecadores¡±: el hip¨®crita debate en el f¨²tbol chileno

Doce mil ochocientos veinte. El n¨²mero que ha provocado uno de los debates m¨¢s intensos del f¨²tbol chileno en las ¨²ltimas d¨¦cadas, tras el fallo de primera instancia de los tribunales deportivos que aplicaron prohibici¨®n de ingreso a todos quienes ingresaron a la galer¨ªa norte del Estadio Monumental la tarde del 11 de febrero para presenciar la Supercopa entre Colo Colo y Huachipato.

Los incidentes -ya narrados en estas p¨¢ginas- culminaron con la vandalizaci¨®n del estadio, y motivaron una profunda reflexi¨®n, al considerarse que la hinchada de Colo Colo perjudicaba a toda la industria y a otros clubes al provocar el endurecimiento de la autoridad para la realizaci¨®n de espect¨¢culos deportivos.

¡°Es un hecho que ha quedado sin sanci¨®n y que nos perjudica abiertamente¡±, se?al¨® el empresario Jorge Segovia, propietario de la Uni¨®n Espa?ola, club que debi¨® recibir sin p¨²blico visitante a Colo Colo unos d¨ªas despu¨¦s del esc¨¢ndalo. Y aceler¨® el proceso del ¡°reconocimiento facial¡± como requisito para adquirir los tickets, lo que para muchos es una nueva cesi¨®n de derechos individuales que deben otorgar los hinchas normales por culpa de las barras bravas.

Ahora el argumento de que ¡°pagan justos por pecadores¡± es precisamente el que ha esgrimido la dirigencia de Colo Colo para criticar la medida, anunciar una apelaci¨®n a los tribunales deportivos y estudiar un recurso de protecci¨®n ante la justicia ordinaria. ¡°Han sido incapaces de individualizar a los violentistas y optaron por sancionar a la bandada¡±, reclaman desde la concesionaria, sin aportar alternativas de sanci¨®n para una hinchada que ha provocado desmanes en el reciente duelo por Copa Libertadores disputado ante Godoy Cruz en Mendoza, incluyendo los delitos de robo, violaci¨®n y da?os materiales.

¡°Pagan justos por pecadores¡±, debiera ser la etiqueta para calificar lo que ha acontecido en el f¨²tbol chileno en los ¨²ltimos a?os. La violencia, provocada mayoritariamente por las tres barras bracas de los clubes m¨¢s populares del pa¨ªs, afect¨® a todos los aficionados, que comenzaron a perder paulatinamente libertades y derechos en los ingresos. Ahuyentaron a las familias, deterioraron la experiencia estadio, da?aron severamente las finanzas de los clubes de provincia y se extrapol¨® a los negocios aleda?os o a los de la vera de los caminos.

Neg¨¢ndose sistem¨¢ticamente a aplicar sanciones deportivas, los clubes redactaron un reglamento que sanciona por aforos. Durante mucho tiempo se ha jugado con gradas vac¨ªas por decisi¨®n de la propia industria, que acept¨® bajar los aforos por sugerencia de la autoridad policial para facilitar el control de los violentistas, lo que no ha ocurrido. Ahora, con la sentencia ya anunciada, es el club afectado el que ha puesto el grito en el cielo y levant¨® la tesis de ¡°los justos por pecadores¡±, sin siquiera mirar de reojo su pasado.

Las 12.280 personas individualizadas en el listado del fallo no podr¨¢n pasar los controles en los pr¨®ximos cinco partidos como local, pero, revisado su historial, es probable que recurran a la misma violencia condenada para intentar quebrar la sentencia. Pero el debate seguir¨¢, con una teor¨ªa que Colo Colo, La Universidad de Chile y la Universidad Cat¨®lica ya adoptaron como bandera. Los tribunales los perjudican. Pero no aportan alternativas para que los justos que reciben el castigo por los pecadores sientan que se hace una m¨ªnima justicia.

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