El momento clave para concienciar sobre la segunda industria m¨¢s contaminante del mundo
El sector de la moda, ahora parado por la pandemia, sigue creciendo y emite 1.700 millones de toneladas de CO2 por a?o
Las tiendas est¨¢n cerradas y la producci¨®n, estancada. La cadena de la industria textil se ha paralizado y el sector espa?ol podr¨ªa sufrir una p¨¦rdida de hasta 360 millones de euros entre abril y junio, estima La Asociaci¨®n de Creadores de Moda de Espa?a. Para el cliente, sin embargo, es el momento perfecto para mirar lo que hay en su armario y reflexionar. ...
Las tiendas est¨¢n cerradas y la producci¨®n, estancada. La cadena de la industria textil se ha paralizado y el sector espa?ol podr¨ªa sufrir una p¨¦rdida de hasta 360 millones de euros entre abril y junio, estima La Asociaci¨®n de Creadores de Moda de Espa?a. Para el cliente, sin embargo, es el momento perfecto para mirar lo que hay en su armario y reflexionar. Gema G¨®mez, fundadora de la plataforma de divulgaci¨®n y formaci¨®n Slow Fashion Next con al menos 3.000 participantes, junto con otros expertos, asegura que la crisis por el coronavirus permitir¨¢ que mucha gente se d¨¦ cuenta de que la ropa no es una necesidad. "Seguro que si nos fijamos bien, m¨¢s de la mitad de nuestro armario sobra. De verdad, ?por qu¨¦ queremos tener tanta ropa sabiendo que tan solo el 1% de todo lo que se genera vuelve a la cadena?¡±, pregunta.
Antes del confinamiento, la industria de la moda no paraba de crecer pese a las advertencias reiteradas sobre la amenaza que supone para el planeta y a su voluntad de minimizar los da?os. Sigue siendo el segundo sector m¨¢s contaminante del mundo despu¨¦s del transporte a¨¦reo, con un 10% de la contaminaci¨®n global bajo su responsabilidad, es decir, 1.700 millones de toneladas de CO2 emitidas por a?o. Kirsi Niinim?ki, investigadora del departamento de dise?o de la Universidad Aalto en Finlandia, ha recopilado todos estos datos en un art¨ªculo reciente publicado en Nature Earth and Environment. ¡°Las medidas de las grandes empresas siguen sin ser suficientes¡±, comenta. ¡°Son conscientes de lo que tienen que hacer, pero no saben c¨®mo. Ahora es el momento de pensar. El confinamiento podr¨ªa permitir, tanto a las empresas como al consumidor, informarse¡±, a?ade.
El primer campo de batalla que requiere cambios es la producci¨®n. Algunas empresas como H&M tienen un sistema de control del consumo mediante la inteligencia artificial RFID (identificaci¨®n por radiofrecuencia) para saber lo que le gusta a su cliente y filtrar la producci¨®n. Sin embargo, la fabricaci¨®n masiva es el mayor problema que destaca Marina L¨®pez, presidenta de la Asociaci¨®n de Moda Sostenible de Espa?a (AMSE). ¡°Es bestial¡±, dice. Desde 1975, la producci¨®n de textiles ha aumentado m¨¢s del doble: de unos 5,9 kilogramos por persona y por a?o a, al menos, 13, cuenta el estudio. Adem¨¢s, el poli¨¦ster, el material m¨¢s contaminante, sigue siendo el dominante, seguido de cerca por el algod¨®n, que requiere mucho riego. En total, la industria consume 1,5 billones de litros de agua anuales, seg¨²n el estudio de Nature. En definitiva, cada a?o, se produce m¨¢s de lo necesario y esta curva lo demuestra:
Reflexionar sobre nuestro consumo
Las empresas no son los ¨²nicos diablos de la cadena, ya que contestan a la demanda del cliente, otro eslab¨®n que debe reaccionar. El consumo mundial de la poblaci¨®n alcanza ya 62 millones de toneladas por a?o y los expertos prev¨¦n que llegue a los 102 para 2030, fecha en la que se podr¨ªa producir el colapso de los ecosistemas. ¡°Consumimos demasiado. No necesitamos tanto¡±, confirma la presidenta de AMSE. La gente utiliza una prenda un 36% menos que hace quince a?os, pero consume un 40% m¨¢s y un estadounidense sale a la calle a comprar cada cinco d¨ªas y medio, seg¨²n asegura el mismo estudio de Nature. Por a?o, una persona puede adquirir hasta 27 kilogramos de ropa como es el caso en Inglaterra.
Pero Niinim?ki explica que es muy dif¨ªcil convencer al consumidor y controlar sus impulsos. ¡°El mercado es atractivo y la gente tiende a querer lo nuevo para definir su identidad. Es algo emocional y las empresas lo saben y juegan con ello", asevera. ¡°Lo que hay que hacer es educar. Partir desde el principio¡±, propone.
Un confinamiento para educar
Las expertas aseguran que aprovechar el confinamiento para informarse es una soluci¨®n. G¨®mez trabaj¨® para grandes cadenas textiles cuyo nombre no quiere mencionar. Como dice, no son ellas las culpables, sino todo el sistema que le result¨® chocante. ¡±Ya no hablo solo de las condiciones laborales de los trabajadores ah¨ª en Asia, sino de la salud. Hab¨ªa espumita en el agua", cuenta. Algo le hizo clic. Cuando volvi¨® a su oficina, se puso a investigar, pero se dio cuenta de que para ¡°hacerlo bien¡± y encontrar la buena informaci¨®n costaba mucho. ¡°Creo que la gente est¨¢ muy interesada, pero no lo suficiente formada. No es posible que en una revista lea que una camiseta 100% de poli¨¦ster sea sostenible, o que las personas crean que por ser una prenda local, basta. Va mucho m¨¢s all¨¢¡±, comenta.
Susana Alv¨¢rez, dise?adora de moda sostenible, ha ido m¨¢s all¨¢. Con 23 a?os fue a aprender a Alemania, d¨®nde la palabra ¡°sostenibilidad¡± era algo del d¨ªa a d¨ªa, mientras que en Espa?a ni siquiera se mencionaba. Con 40 a?os, volvi¨® a Espa?a y empez¨® a hacer lo que llama ¡°moda ¨¦tica¡±, es decir, producir localmente. Pero algo fallaba: el material que usaba, como el neopreno, era muy nocivo para el medioabiente. ¡°Ahora mis mayores compromisos son el triacetato de celulosa y el vaquero org¨¢nico de mi colecci¨®n que lleva el sello GOTS (Global Organic Textile Standard), hasta tener materiales sostenibles m¨¢s potentes¡±, explica. Lo m¨¢s importante para Alv¨¢rez es la transparencia, que las personas puedan saber el contenido exacto de la ropa que compran, d¨®nde ha sido confeccionada, durante cu¨¢nto tiempo y por qui¨¦n. ¡°Es esencial tener una aplicaci¨®n que te indique todo, como para la alimentaci¨®n, y as¨ª, el cliente puede decidir, y sobre todo, saber¡±, propone.
El material que se usa, no siempre se recicla. De hecho, casi nunca. El mercado textil crea 92 millones de toneladas de residuos por a?o, seg¨²n el estudio y al menos el 85% de esos tejidos se entierran o queman emitiendo gases a efecto invernadero, seg¨²n datos del centro de investigaci¨®n Fair Fashion de la Universidad de Glasgow (Nueva York). La Uni¨®n Europea ha puesto una ley que obliga a cada pa¨ªs, de aqu¨ª a 2025, a gestionar los textiles. ¡°Espa?a no lo vamos a conseguir, siempre estamos en la cola de todo. Para nosotros es m¨¢s barato pagar la multa¡±, asevera L¨®pez, la presidenta de AMSE.
Una pausa para buscar soluciones
La moda sostenible se hace un hueco cada vez m¨¢s grande y la gente empieza a sensibilizarse. ¡°La moda tiene un precio y el actual, no es el normal¡±, insiste L¨®pez. La idea de la slow fashion es que una persona compre una camiseta, cierto m¨¢s cara, pero con un tejido resistente, y no solo de dos a tres hilos por trama como se est¨¢ haciendo en la industria fast fashion. "As¨ª no acabar¨¢ en la basura tan r¨¢pido por culpa del desgaste. La moda no es de usar y tirar¡±, insiste.
Esa industria, tarde o temprano, caer¨¢. Esos dinosaurios del sistema que producen de manera deslocalizada y sobrepasando los l¨ªmites del planeta, no est¨¢n en armon¨ªa con el siglo XXIGema G¨®mez, fundadora de Slow Fashion Next
La econom¨ªa circular es una v¨ªa de escape. Sin embargo, es complicado ampliar este sistema, ya que la mayor¨ªa de las prendas de la moda convencional no son de buena calidad y por lo tanto, no se puede tirar provecho. ¡°Al cabo del sexto lavado ya hay agujeros, se va el color. Ya no podemos hacer nada con ellas¡±, comenta L¨®pez.
La soluci¨®n que se perfila es aumentar el uso de materiales como el c¨¢?amo. El tejido no necesita riego en comparaci¨®n con el algod¨®n org¨¢nico que puede llegar a requerir tres litros de agua por camiseta. La planta se utiliza en su totalidad y adem¨¢s es buena para la tierra. "Es ideal para sacar tejido adem¨¢s de tener dos cosechas al a?o. Antiguamente se hac¨ªa. Hay que recortar y volver atr¨¢s¡±, concluye la presidenta de AMSE.
Por su parte, G¨®mez utiliza una met¨¢fora curiosa y optimista al acabar la conversaci¨®n: ¡°Esa industria, tarde o temprano, caer¨¢. Esos dinosaurios del sistema que producen de manera deslocalizada y sobrepasando los l¨ªmites del planeta, no est¨¢n en armon¨ªa con el siglo XXI.", Y se pregunta: "C¨®mo cambiar¨ªa la cosa si dij¨¦semos ¡®el que contamina paga¡¯ ?no? ¡±
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