Suvenires c¨®smicos
?A qui¨¦n no le gustar¨ªa visitar otro mundo y traerse un recuerdo? M¨¢s en estos tiempos de aislamiento. Pues los japoneses son los expertos
Para cient¨ªficos que, como nosotros, tratamos de entender como era el cosmos en las primeras fases de su vida, no podr¨ªa haber nada m¨¢s emocionante que captar la luz de una galaxia tan antigua como el universo o capturar la primera imagen de un agujero negro supermasivo. Sin embargo, por muchas fotos que tomemos de esos objetos siempre llegaremos a casa sin nada tangible que regalar: ni un trocito de agujero negro, ni un trocito de galaxia primigenia, ni tan siquiera un im¨¢n para la nevera... nada.
Aunque es excitante que el desarrollo de tecnolog¨ªa nos est¨¦ acercando, cada vez m¨¢s, a observar los primeros pasos de nuestro universo es todav¨ªa m¨¢s fascinante visitar otros mundos y poder traerse un suvenir extraterrestre y en esto los japoneses, siempre tan detallistas, nos llevan ventaja al resto del mundo. Obviando la Luna y misiones como Apollo, el material del espacio exterior m¨¢s lejano que hemos tra¨ªdo a la Tierra ha sido importado por los japoneses. La primera misi¨®n del Halc¨®n Peregrino, Hayabusa, visit¨® un peque?o asteroide, un objeto con forma de patata alargada de unos 300 metros de tama?o. Y m¨¢s recientemente Hayabusa 2 visit¨® otro asteroide algo m¨¢s grande, un kil¨®metro de di¨¢metro, para recabar muestras de material y traerlas a casa por Navidad.
?Por qu¨¦ es tan interesante visitar estos peque?os astros errantes y por qu¨¦ traer muestras a la Tierra? Con respecto a la primera pregunta, los asteroides son considerados como los escombros de la gran obra que debi¨® ser construir el Sistema Solar, por lo que los materiales que all¨ª encontremos nos van a informar de los materiales existentes en aquel momento, hace unos 4.500 millones de a?os.
Hoy en d¨ªa se piensa que nuestro sistema solar se form¨® a partir de una nube de gas y peque?as motas de polvo de una d¨¦cima de mil¨ªmetro, no tan diferente del tama?o del polvo que tenemos en casa. Las motas de polvo fueron formando aglomeraciones m¨¢s grandes, primero por efecto de fuerzas electromagn¨¦ticas, luego por acci¨®n gravitatoria cuando alcanzan tama?os de centenares de metros. El proceso dio lugar a los llamados planetesimales, que se unieron para formar protoplanetas del tama?o de lunas como la nuestra, y ¨¦stas se unieron para formar planetas rocosos como Mercurio, Venus, Tierra y Marte. Los planetas gigantes pueden tener un n¨²cleo parecido a un planeta rocoso, pero la mayor parte de su masa es gas acumulado por gravedad.
Escombros de la formaci¨®n planetaria
Cuando los planetas de un sistema alcanzan suficiente masa, y eso ocurre relativamente r¨¢pido, en unos cientos de miles de a?os, las interacciones entre ellos pueden provocar que gran parte del material que todav¨ªa orbita libre alrededor de la estrella, sea expulsado de las inmediaciones de la estrella o confinados a ¨®rbitas relativamente estables, evitando que sigan cayendo y engordando ning¨²n planeta. Los peque?os objetos rocosos expulsados o confinados que, por tanto, podemos considerar sobras o escombros de la formaci¨®n planetaria, son los llamados asteroides. Su estudio puede proporcionar informaci¨®n muy interesante sobre esos primeros momentos del Sistema Solar.
Es verdad que desde su formaci¨®n ha pasado tanto tiempo que a muchos asteroides les ha dado tiempo a chocar con otros asteroides y hacerse a?icos (?de vuelta a sus or¨ªgenes!), otros han finalmente ca¨ªdo a alg¨²n planeta formando meteoroides y meteoritos. Hay diferentes tipos de asteroides seg¨²n su procedencia e historia, que se deja notar en su composici¨®n, por ejemplo. Los asteroides que sobreviven intactos han sufrido la acci¨®n de la radiaci¨®n solar desde hace miles de millones de a?os, pero su interior ha estado protegido, por lo que excavar en un asteroide y estudiar el material de su zona interna nos aporta la informaci¨®n m¨¢s fiable sobre c¨®mo era el Sistema Solar en su infancia. Traerse a la Tierra ese material que llamamos pr¨ªstino, encerrado en la c¨¢psula del tiempo del asteroide, es el objetivo de misiones como la Hayabusa 2, heredera de la Hayabusa 1.
Hayabusa 1 visit¨® el asteroide 25143 Itokawa, descubierto en 1998 y que cada 18 meses da una vuelta al Sol, a veces acerc¨¢ndose a la Tierra a una distancia igual a unas 5 veces la distancia a la Luna. Los japoneses, no sin dificultades por la baja gravedad del asteroide, lograron aterrizar una sonda que arranc¨® part¨ªculas de polvo de su superficie y las devolvi¨® a la Tierra en 2010. Desde entonces se suceden los estudios pormenorizados del material importado con instrumentaci¨®n cada vez m¨¢s potente, algo que solo es posible porque tenemos las muestras en nuestro planeta. El estudio del material recolectado por Hayabusa 1 determin¨® que hab¨ªa estado expuesto a la radiaci¨®n solar durante unos 8 millones de a?os, por lo que se concluy¨® que este asteroide proven¨ªa de uno m¨¢s grande, que se hab¨ªa roto hace relativamente poco comparado con los 4500 millones de a?os que tiene el Sistema Solar. Este a?o un equipo de investigadores detect¨® material org¨¢nico en una mota de polvo del Itokawa.
Con esta noticia impactante, las expectativas de lo que puede traer el Hayabusa 2 son alt¨ªsimas. El Halc¨®n Peregrino 2 visit¨® 162173 Ryugu, un asteroide de los llamados de tipo C, el m¨¢s abundante, compuesto principalmente por arcillas formadas por silicatos y carbonatos y bastante agua (al menos un quinto de su masa). La misi¨®n tom¨® muestras del asteroide hasta noviembre del a?o pasado, momento en el que puso en marcha sus propulsores de iones como si un caza TIE de Darth Vader se tratara, y ahora viaja con ellas hasta la Tierra, donde llegar¨¢ el 6 de diciembre de 2020. Esta segunda misi¨®n, aprendiendo de la primera, llevaba sistemas m¨¢s sofisticados, incluido un disparador que pretend¨ªa, y consigui¨®, penetrar con una bala en el interior del asteroide para arrancar material pr¨ªstino, que fue recogido. Hayabusa 2 trae entre 10 y 100 miligramos de material para estudiar, no lo sabremos hasta que no llegue en una c¨¢psula especial de poco menos que 1 metro de tama?o que caer¨¢ en la Tierra aguantando temperaturas de miles de grados cent¨ªgrados y fren¨¢ndose desde velocidades en torno a 12 km/s hasta posarse lo m¨¢s suavemente posible sobre el suelo en una base militar de Australia.
Los cient¨ªficos podr¨¢n analizar las muestras para estudiar los or¨ªgenes del Sistema Solar, el posible origen de la vida m¨¢s all¨¢ de nuestro planeta o c¨®mo se formaron los oc¨¦anos de la Tierra. Todo a trav¨¦s de unas peque?as part¨ªculas, algunas tan peque?as como un gl¨®bulo rojo, que los japoneses se traen de sus viajes espaciales, solo falta que tengan escrito ¡°Recuerdo de Ryugu¡±.
Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez es investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y del Instituto Nacional de T¨¦cnica Aeroespacial (CAB/CSIC-INTA).
Patricia S¨¢nchez Bl¨¢zquez es profesora titular en la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Vac¨ªo C¨®smico es una secci¨®n en la que se presenta nuestro conocimiento sobre el universo de una forma cualitativa y cuantitativa. Se pretende explicar la importancia de entender el cosmos no solo desde el punto de vista cient¨ªfico sino tambi¨¦n filos¨®fico, social y econ¨®mico. El nombre ¡°vac¨ªo c¨®smico¡± hace referencia al hecho de que el universo es y est¨¢, en su mayor parte, vac¨ªo, con menos de 1 ¨¢tomo por metro c¨²bico, a pesar de que en nuestro entorno, parad¨®jicamente, hay quintillones de ¨¢tomos por metro c¨²bico, lo que invita a una reflexi¨®n sobre nuestra existencia y la presencia de vida en el universo.
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