Salvar la Navidad
Ya habr¨¢ tiempo de que las familias se encuentren y los restaurantes abran
En Estados Unidos hay una fuerte componente ideol¨®gica en el uso de mascarillas. Dem¨®crata si la llevas, republicano si no, es una regla no escrita que suele funcionar para predecir el voto de la gente. La epidemi¨®loga C¨¦line Gounder, una de las 13 mentes privilegiadas reclutadas por Joe Biden para combatir la pandemia, dec¨ªa el otro d¨ªa que eso era ¡°como politizar el papel higi¨¦nico¡±, y que una medida sanitaria b¨¢sica no tiene, o no deber¨ªa tener, nada que ver ...
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En Estados Unidos hay una fuerte componente ideol¨®gica en el uso de mascarillas. Dem¨®crata si la llevas, republicano si no, es una regla no escrita que suele funcionar para predecir el voto de la gente. La epidemi¨®loga C¨¦line Gounder, una de las 13 mentes privilegiadas reclutadas por Joe Biden para combatir la pandemia, dec¨ªa el otro d¨ªa que eso era ¡°como politizar el papel higi¨¦nico¡±, y que una medida sanitaria b¨¢sica no tiene, o no deber¨ªa tener, nada que ver con tu partido pol¨ªtico. En Espa?a empieza a observarse una politizaci¨®n de la Navidad. Los gobiernos auton¨®micos de derechas, como los de Madrid y Catalu?a, est¨¢n empe?ados en salvar la Navidad, mientras los poderes de izquierdas, incluida Moncloa, se van convenciendo de que eso no parece una gran idea.
Los partidos m¨¢s sensibles a los grupos de presi¨®n econ¨®micos se han agarrado como lapas a una idea conveniente pero err¨®nea: que aprobar medidas estrictas ahora bajar¨¢ las cifras de contagio y muerte lo bastante para que, justo el 20 de diciembre, podamos consumir a dos carrillos en las grandes superficies abarrotadas de carne humana, irnos a cenar con los estimados compa?eros de trabajo y organizar unas celebraciones familiares hipercal¨®ricas en las que llueven cu?ados desde los cuatro puntos cardinales de la infecci¨®n. No es la primera vez que se politizan las navidades. La anterior alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, se llev¨® la del pulpo por hacer no s¨¦ qu¨¦ cambios imperceptibles en la cabalgata de reyes. Un sector de la derecha cree sinceramente que la Navidad es suya, como la bandera, el himno y ¨Cya en el colmo de la doblez¡ª la Constituci¨®n que sus padres no votaron.
Una campa?a navide?a descafeinada perjudicar¨¢ a las grandes superficies y a la hosteler¨ªa, sin lugar a dudas. Pero una tercera ola las da?ar¨¢ todav¨ªa m¨¢s
Pero el salvamento de la Navidad con el que sue?an los m¨ªsticos no va a ocurrir. Ser¨ªa un error garrafal, porque los movimientos y contactos de amigos, colegas, cu?ados y clientes nos llevar¨ªan a una tercera ola poco despu¨¦s de Reyes. Una campa?a navide?a descafeinada perjudicar¨¢ a las grandes superficies y a la hosteler¨ªa, sin lugar a dudas. Pero una tercera ola las da?ar¨¢ todav¨ªa m¨¢s, y el empe?o en salvar la Navidad puede causar muchas muertes evitables. Para superar la segunda ola no basta doblegar la curva. Eso ya lo hicimos en verano, con los resultados que padecemos ahora. Cuando se levanten las medidas restrictivas, los sistemas sanitarios tienen que estar preparados con una receta repetida hasta la n¨¢usea ¨Crefuerzo de la atenci¨®n primaria, rastreadores, pruebas, cuarentenas¡ª que, curiosamente, es justo la que siguen ignorando los gestores sanitarios, ya centrales o auton¨®micos.
Lo peor que podr¨ªamos hacer es aprovechar el optimismo con que los expertos han recibido las vacunas para relajarnos en las medidas de restricci¨®n social. La poblaci¨®n general no va a estar vacunada en muchos meses, el ciclo de picos de muerte arriba y abajo tendr¨¢ unos costes en vidas dif¨ªcilmente soportables e imposibles de justificar ante cualquier electorado. Ya habr¨¢ tiempo de que las familias se encuentren y los restaurantes abran. Lo dem¨¢s es politizar el papel higi¨¦nico.
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