La deforestaci¨®n estresa a los animales
Los mam¨ªferos de ¨¢reas degradadas de las selvas sudamericanas tienen mayores niveles hormonales
La deforestaci¨®n est¨¢ provocando estr¨¦s a los mam¨ªferos m¨¢s peque?os. Una investigaci¨®n realizada en el bosque atl¨¢ntico sudamericano muestra que los niveles de ciertas hormonas son mucho m¨¢s altos en los animales que habitan en las ¨¢reas m¨¢s degradadas de la selva. Este desajuste puede alterar su metabolismo y debilitar su sistema inmunitario, exponi¨¦ndolos a enfermedades y depredadores. El trabajo desvela as¨ª una nueva perturbaci¨®n de origen humano en la biodiversidad.
La transformaci¨®n del h¨¢bitat, en especial con la ...
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La deforestaci¨®n est¨¢ provocando estr¨¦s a los mam¨ªferos m¨¢s peque?os. Una investigaci¨®n realizada en el bosque atl¨¢ntico sudamericano muestra que los niveles de ciertas hormonas son mucho m¨¢s altos en los animales que habitan en las ¨¢reas m¨¢s degradadas de la selva. Este desajuste puede alterar su metabolismo y debilitar su sistema inmunitario, exponi¨¦ndolos a enfermedades y depredadores. El trabajo desvela as¨ª una nueva perturbaci¨®n de origen humano en la biodiversidad.
La transformaci¨®n del h¨¢bitat, en especial con la tala de ¨¢rboles para dedicar las tierras al ganado o la agricultura, es una de las principales causas de la p¨¦rdida en cantidad y variedad de las especies. Adem¨¢s de la merma en s¨ª de masa forestal, esto debilita la base sobre la que se asientan otros seres vivos, provocando una reacci¨®n en cascada. Pero provoca otro da?o, este invisible al principio, ¡°un cambio del paisaje a nivel fisiol¨®gico¡±, en palabras de Pastor P¨¦rez, uno de los autores de este nuevo estudio. Y es que la deforestaci¨®n afecta a la fisiolog¨ªa de los animales.
Un grupo de investigadores lo ha comprobado en la reserva paraguaya de Tapyt¨¢. Esta zona forma parte de lo que queda del bosque atl¨¢ntico del interior (como se le conoce en Paraguay) o mata atl¨¢ntica (en Brasil). En su momento fue la mayor selva sudamericana tras la amaz¨®nica, ¡°pero hoy apenas queda el 20% de su ¨¢rea original¡±, dice P¨¦rez, investigador de la Universidad de Asunci¨®n. Aunque buena parte de la reserva, de varios miles de hect¨¢reas, est¨¢ dedicada a la explotaci¨®n del eucalipto, la ganader¨ªa y el cultivo de soja, a¨²n quedan parches de la antigua selva. Algunos superan las 1.000 hect¨¢reas, mientras que otros apenas llegan a las dos. Aprovecharon esas diferencias para ver c¨®mo impactaba la mayor o menor deforestaci¨®n en la vida animal.
Los cient¨ªficos atraparon a un centenar de peque?os mam¨ªferos (de cinco especies de roedores y dos de marsupiales). Los capturaron en seis trozos de selva de distinta superficie. Luego analizaron los niveles de dos hormonas del grupo de los glucocorticoides, la corticosterona y el cortisol, presentes en su pelo, donde se conservan durante semanas y hasta meses.
Niveles elevados y persistentes de glucorticoides afectan al sistema inmune, exponiendo a los animales a par¨¢sitos y enfermedades
¡°Estas hormonas tienen otras funciones fundamentales [en el metabolismo y el sistema inmune] pero adem¨¢s indican el estado de estr¨¦s¡±, cuenta el investigador Museo Field de Historia Natural de Chicago (EE UU) y coautor del estudio No¨¦ de la Sancha. Tambi¨¦n se disparan en situaciones de peligro (si eres presa) o acecho (depredador), en las que el organismo tira de ellas para un uso intensivo e inmediato de toda la energ¨ªa disponible. ¡°El problema viene cuando se producen de forma cr¨®nica, ya sea por la falta de recursos o amenaza persistente¡±.
Lo que han visto en esta investigaci¨®n, publicada en Scientific Reports, es que la mengua del bosque es tambi¨¦n sentida como una amenaza. Una vez controlado el efecto distorsionador de la propia captura, los cient¨ªficos vieron una correlaci¨®n entre el ¨¢rea del parche forestal donde fue capturado cada animal y sus niveles de glucocorticoides. Aunque hay otros factores naturales estresantes, tambi¨¦n comprobaron que eran los ejemplares de las zonas m¨¢s deforestadas los que ten¨ªan mayor probabilidad de tener mayor concentraci¨®n de corticosterona o cortisol en su pelaje.
¡°Estudios anteriores ya han mostrado la conexi¨®n entre estr¨¦s y estado general del animal¡±, recuerda de la Sancha. ¡°Individuos m¨¢s estresados tienden a tener un sistema inmune deprimido, lo que les expone a m¨¢s enfermedades y par¨¢sitos. Lo siguiente es un mayor riesgo de zoonosis¡±, detalla el tambi¨¦n profesor de la Universidad de Chicago. El t¨¦rmino zoonosis (enfermedades que saltan de un animal a otro o a los humanos) se ha popularizado debido al coronavirus.
En Kenia, los leones m¨¢s alejados de los pastores masai tienen una concentraci¨®n hormonal menor
Este es uno de los primeros trabajos que muestra una conexi¨®n entre deforestaci¨®n y fisiolog¨ªa animal. Pero hay otras perturbaciones humanas tambi¨¦n estresantes para los animales, incluso para los que est¨¢n en la c¨²spide. El experto en carn¨ªvoros Scott Creel demostr¨® hace unos a?os que los leones que comparten territorio con los pastores masai se mueven al son de los humanos para mantener siempre las distancias. Pero, analizando las deposiciones de cinco manadas diferentes durante dos a?os, tambi¨¦n comprob¨® que los que se manten¨ªan m¨¢s alejados ten¨ªan niveles inferiores de glucocorticoides.
En 2016, Esther Carlitz, investigadora del Instituto Jane Goddall, realiz¨® un estudio de los niveles de glucorticoides en chimpanc¨¦s como indicador del impacto de la perturbaci¨®n humana. Y lo hizo con una de las actividades que, en principio, podr¨ªa ser m¨¢s perturbadora: la visita de turistas. Entonces, ella y sus colaboradores recogieron pelos de dos grupos de estos grandes simios de la reserva forestal de Budongo, en las selvas de Uganda. La gran diferencia es que unos recib¨ªan asiduas visitas tur¨ªsticas, mientras los otros rara vez se cruzaban con un humano. Los resultados del trabajo indican que eran los chimpanc¨¦s que escapaban de la mirada de los turistas los que ten¨ªan mayor niveles de cortisol.
¡°El turismo no es en s¨ª mismo estresante ni perjudicial para los animales. El impacto de la presencia humana en la vida silvestre siempre depende de la intensidad, la naturaleza de las interacciones, la calidad del h¨¢bitat, el margen de elecci¨®n de los animales...¡± afirma Carlitz en un correo. ¡°Claro que otra especie o dentro de la misma en un ambiente diferente puede reaccionar de forma muy diferente¡±, a?adi¨®. Aunque tambi¨¦n estudiaron a grupos de chimpanc¨¦s de ¨¢reas degradadas, la presencia de grupos armados en la zona les impidi¨® determinar el impacto de la deforestaci¨®n en la fisiolog¨ªa de estos primates.
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