El paisaje que han visto Jeff Bezos y sus acompa?antes en el viaje espacial de Blue Origin
La compa?¨ªa muestra en YouTube la grabaci¨®n ¨ªntegra del vuelo que hizo su c¨¢psula con un maniqu¨ª bautizado ¡®Skywalker¡¯
?Qu¨¦ buscan los milmillonarios que esperan turno para volar en un viaje tur¨ªstico suborbital? Para algunos, satisfacer una ilusi¨®n de ni?o que quiz¨¢s raya la obsesi¨®n. Para otros es cuesti¨®n de ego. Pero todos comparten un sue?o: ¡°Ir audazmente hasta donde nadie ha ido jam¨¢s¡±, como se dec¨ªa en la introducci¨®n de cada cap¨ªtulo de Star Trek. La compa?¨ªa espacial de ...
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?Qu¨¦ buscan los milmillonarios que esperan turno para volar en un viaje tur¨ªstico suborbital? Para algunos, satisfacer una ilusi¨®n de ni?o que quiz¨¢s raya la obsesi¨®n. Para otros es cuesti¨®n de ego. Pero todos comparten un sue?o: ¡°Ir audazmente hasta donde nadie ha ido jam¨¢s¡±, como se dec¨ªa en la introducci¨®n de cada cap¨ªtulo de Star Trek. La compa?¨ªa espacial de Jeff Bezos ha colgado en su canal de YouTube la grabaci¨®n ¨ªntegra del vuelo que hizo su c¨¢psula con un maniqu¨ª bautizado Skywalker como ¨²nico tripulante. El viaje completo dura 11 minutos. Vale la pena verlo para tener una idea de lo que han visto los cuatro primeros pasajeros de Blue Origin.
?Pero d¨®nde empieza el espacio? La frontera generalmente aceptada es la l¨ªnea Karman, a cien kil¨®metros sobre el suelo. Quien supera ese l¨ªmite, aunque sea durante unos breves minutos, tiene derecho a ser llamado astronauta. Esa es, con toda seguridad, la principal motivaci¨®n de los turistas espaciales.
Aunque no siempre ha estado ah¨ª la frontera. Durante muchos a?os, la fuerza a¨¦rea estadounidense la establec¨ªa un poco m¨¢s abajo: Cincuenta millas (unos 80 kil¨®metros). Eso permiti¨® que varios pilotos del X-15 (un h¨ªbrido de avi¨®n y cohete experimental) reclamasen ese t¨ªtulo. Neil Armstrong, que vol¨® siete veces en el X-15 y nunca traspas¨® ese l¨ªmite, tendr¨ªa que esperar a su incorporaci¨®n a la NASA para superarlo con creces.
El nivel de los 100 kil¨®metros ¨Ckil¨®metro m¨¢s, kil¨®metro menos- no es arbitrario. Es la altura a la que el aire est¨¢ tan enrarecido que un avi¨®n convencional tendr¨ªa que volar a enorme velocidad para que sus alas desarrollasen suficiente sustentaci¨®n como para mantenerlo en vuelo. Casi ocho kil¨®metros por segundo, o sea, velocidad orbital: 24 Mach.
Ninguna aeronave alcanza esa velocidad. El avi¨®n esp¨ªa SR-71 Blackbird estableci¨® su marca en algo m¨¢s de 3.500 Km/h o sea, alrededor de un kil¨®metro por segundo; y el X-15 lleg¨® a m¨¢s del doble (equivalente a Mach 6¡ä7). Ambos est¨¢n retirados del servicio desde hace muchos a?os.
Pero esto no son sino consideraciones te¨®ricas que en la pr¨¢ctica carecen de significado. Siguiendo la curvatura de la Tierra a casi ocho kil¨®metros por segundo, la mera fuerza centr¨ªfuga compensa el peso de la nave, de forma que se mantiene en vuelo sin necesidad de alas: es un sat¨¦lite artificial.
Claro que a tales velocidades y a solo 100 kil¨®metros de altura, el rozamiento del aire, por tenue que pueda ser, imposibilita mantener la ¨®rbita. El efecto de frenado es tan intenso que la superficie de la c¨¢psula entra en incandescencia y ¨Csi no est¨¢ adecuadamente protegida- se destruye en pocos instantes.
Los vuelos que anuncia Blue Origin son simples saltos en vertical, casi como subir y bajar en un ascensor muy alto
Un sat¨¦lite raras veces vuela por debajo de los 180 kil¨®metros de altura y a¨²n ese nivel es muy cr¨ªtico. El r¨¦cord mundial lo tiene el Tsubame, un peque?o veh¨ªculo japon¨¦s que resisti¨® una semana bajando hasta menos de 168 kil¨®metros para tomar fotograf¨ªas de alta resoluci¨®n. Algunos sat¨¦lites militares tambi¨¦n descienden ocasionalmente hasta esos niveles, pero es una maniobra moment¨¢nea para observar objetivos muy concretos y luego volver a elevarse hasta alturas m¨¢s seguras.
Todos estos factores explican que los vuelos que anuncia Blue Origin sean simples saltos en vertical, casi como subir y bajar en un ascensor muy alto. Las velocidades que se alcanzan son relativamente modestas. No hay maniobra de reentrada, que es siempre la parte m¨¢s peligrosa de la misi¨®n, ni aceleraciones por encima de unas breves tres G; simplemente una ca¨ªda desde 100 kil¨®metros de altura, frenada en el ¨²ltimo momento por los paraca¨ªdas.
Rafael Clemente es ingeniero industrial y fue el fundador y primer director del Museu de la Ci¨¨ncia de Barcelona (actual CosmoCaixa). Es autor de Un peque?o paso para [un] hombre (Libros C¨²pula).
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