?Tiene sentido hablar de monogamia en la naturaleza?
Tener una ¨²nica pareja, lejos de ser un men¨² cerrado, es una carta con variedad de platos a elegir
Muchas relaciones de pareja se consideran mon¨®gamas, especialmente en las sociedades occidentales, pero no todas ellas se sienten identificadas con este t¨¦rmino. Etimol¨®gicamente, ¡§monogamia¡± es una palabra griega que hace referencia al acto de casarse solo una vez en la vida, pero lo cierto es que, en la pr¨¢ctica, existe bastante confusi¨®n en torno a lo que implica su significado y cu¨¢ndo este t¨¦rmino se usa con propiedad. Incluso en el ¨¢mbito cient¨ªfico en el que se estudia el comportamiento social de los animales, se ...
Muchas relaciones de pareja se consideran mon¨®gamas, especialmente en las sociedades occidentales, pero no todas ellas se sienten identificadas con este t¨¦rmino. Etimol¨®gicamente, ¡§monogamia¡± es una palabra griega que hace referencia al acto de casarse solo una vez en la vida, pero lo cierto es que, en la pr¨¢ctica, existe bastante confusi¨®n en torno a lo que implica su significado y cu¨¢ndo este t¨¦rmino se usa con propiedad. Incluso en el ¨¢mbito cient¨ªfico en el que se estudia el comportamiento social de los animales, se han estado mezclando peras con manzanas al tratar este asunto.
Pongamos dos topillos que conviven toda su vida unidos por un v¨ªnculo emocional, pero que mantienen relaciones sexuales fuera de la pareja. O dos peces solitarios que se reproducen solo una vez en su vida y solo con el mismo individuo. ?Podr¨ªamos considerar a estos animales mon¨®gamos? ?Cu¨¢les son los requisitos exactos para entrar en el club?
Durante buena parte del siglo XX, la comunidad cient¨ªfica asumi¨® que la mayor¨ªa de las aves eran mon¨®gamas, ya que el 90% de las especies formaban parejas. Se daba por hecho que las hembras eran fieles y solo se documentaban casos puntuales de c¨®pulas forzosas en las que otro macho visitaba el nido de una hembra emparejada y la forzaba a tener relaciones sexuales. Este comportamiento encajaba muy bien con una hip¨®tesis bastante aceptada: la de la inversi¨®n parental. Seg¨²n sus defensores, las hembras son m¨¢s selectivas que los machos a la hora de copular porque tienen que invertir m¨¢s energ¨ªa para reproducirse. As¨ª, se entend¨ªa que las hembras eran pasivas y les tocaba a los machos buscar sexo activamente.
Estas ideas iban en sinton¨ªa con el concepto de mujer que se ten¨ªa por entonces. Por ejemplo, Desmond Morris public¨® en 1967 su influyente libro El mono desnudo, en el que retrata a la mujer de las sociedades de cazadores recolectores como un ser mon¨®gamo que esperaba feliz a que su hombre volviese de la caza para satisfacerle sexualmente. De hecho, seg¨²n Morris, el orgasmo femenino hab¨ªa surgido por primera vez en los humanos para fortalecer los v¨ªnculos de pareja.
No tardaron en surgir voces discrepantes que cuestionaban la idea de la mujer sumisa y mon¨®gama, sobre todo entre cient¨ªficas feministas como Sara Hardy y Patricia Gowaty. Esta ¨²ltima se dedicaba a estudiar los azulejos (Sialia sialis), unos p¨¢jaros considerados mon¨®gamos. En una entrevista, Gowaty cuenta c¨®mo al principio de su carrera, en los a?os 80, se dio cuenta de que las hembras eran activamente infieles. ¡°Se levantaban a mitad de la noche y se iban a una milla de distancia¡±, cuenta. Cuando inform¨® a sus compa?eros, se negaron a aceptarlo porque as¨ª no era como se deb¨ªa comportar una hembra. No obstante, consigui¨® que se reconociera la evidencia de sus investigaciones y, en 1984, public¨® el primer art¨ªculo que cuestionaba la pasividad sexual de las hembras.
Hoy en d¨ªa se conoce muy bien que la infidelidad es el d¨ªa a d¨ªa en las parejas de aves, tanto por parte de los machos como de las hembras. En concreto, el 11% de las cr¨ªas son bastardas. Existen varias hip¨®tesis que intentan explicar las ventajas evolutivas de que una hembra se reproduzca con un macho que no es su pareja. Por ejemplo, con este comportamiento, la hembra maximiza la diversidad gen¨¦tica entre sus cr¨ªas o aprovecha la oportunidad de copular con un macho que puede estar mejor dotado que su pareja. Sea cual sea el motivo, la exclusividad sexual en los animales es tan rara que finalmente los cient¨ªficos han optado por especificar que se trata de monogamia social, que no tiene por qu¨¦ implicar una monogamia sexual.
Aun as¨ª, no es tan sencillo como diferenciar entre social y sexual. Si hay tanta confusi¨®n al respecto, es porque la monogamia est¨¢ lejos de ser una sola caracter¨ªstica, y, m¨¢s que un men¨² cerrado, se trata de una carta con variedad de platos a elegir. En algunas especies la pareja se involucra por igual en el cuidado de la descendencia, mientras que en otras es desigual, unas conviven siempre juntas y otras intermitentemente. Las hay que se emparejan de por vida, pero otras lo hacen solo durante una estaci¨®n, unas muestran celos y otras no, la mayor¨ªa tienen muestras de cari?o, pero otras solo procrean¡
Incluso dentro de los primates encontramos casos totalmente opuestos. El l¨¦mur de orejas ahorquilladas de Masoala (Phaner furcifer) es un primate nocturno de Madagascar que forma parejas que conviven en una misma ¨¢rea. Los machos defienden activamente el territorio y las parejas son bastante estables, ya que duran normalmente m¨¢s de tres a?os. Sin embargo, el macho y la hembra se encuentran en contadas ocasiones y, cuando lo hacen, muestran muy poco inter¨¦s o, lo que es peor, no son encuentros amigables. Las hembras son las dominantes y suelen pelear por la comida, as¨ª que los machos evitan el conflicto. Su relaci¨®n se limita a vocalizaciones distantes y encuentros sexuales. Por lo tanto, es un tipo de pareja en la que no existe un v¨ªnculo emocional.
Esto no tiene nada que ver con la monogamia de los monos tit¨ª, en el que el v¨ªnculo afectivo es tan fuerte que han sido propuestos como modelo para estudiar los lazos sentimentales de los humanos. Suelen estar juntos para comer y desplazarse, agreden a otros individuos que puedan poner en peligro su v¨ªnculo, sufren estr¨¦s cuando se separan, se guardan exclusividad sexual, cr¨ªan juntos a su descendencia y hasta se sientan con las colas entrelazadas. Esta es una de las poqu¨ªsimas especies que cumplen todos los platos de la carta.
Entre los humanos que se emparejan, la variabilidad es tan amplia como la que encontramos en los animales. Algunas personas construyen su vida juntas, pero no se guardan exclusividad sexual. Otras tienen todos sus hijos con el mismo individuo, pero se enamoran de m¨¢s de una persona a la vez. Los hay que cr¨ªan juntos a su descendencia, pero no tienen un v¨ªnculo rom¨¢ntico. ?En qu¨¦ caso podemos hablar entonces de monogamia? Quiz¨¢, para evitar confusiones, es m¨¢s ¨²til hablar de convivencia, exclusividad sexual, crianza cooperativa o amor.
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