Cuando la naturaleza premia el canibalismo
Lejos de ser un comportamiento aberrante, comerse a ejemplares de la misma especie es frecuente en los animales y ayuda a regular los ecosistemas
Las larvas de la mosca del vinagre se alimentan de materia vegetal en descomposici¨®n, pero si las dejas sin comida, abandonan la dieta vegetariana y se pasan al canibalismo. Este nuevo estilo de vida no es f¨¢cil para un insecto que no est¨¢ a priori adaptado para ser un depredador. Romper la dura cut¨ªcula de un insecto y penetrar en su interior requiere una dentadura bastante poderosa. Por eso, para cuando alcanzan el tercer y ¨²ltimo estado larvario, aquellas que han estado aliment¨¢ndose de sus compa?eras tienen un 20% m¨¢s de dientes que las herb¨ªvoras, lo que las convierte en supercan¨ªbales. Al parecer, todas las larvas tienen desde el principio un can¨ªbal potencial dentro preparado para salir si es necesario. Un ¨²ltimo as bajo la manga.
Los supercan¨ªbales no se dan solo en los invertebrados, sino tambi¨¦n entre los anfibios. Los renacuajos de la salamandra tigre se alimentan normalmente de peque?os invertebrados acu¨¢ticos, pero pueden desarrollar una forma con la cabeza m¨¢s grande y dentada que es can¨ªbal. Un estudio demostr¨® que es necesario que se produzca roce f¨ªsico entre estos renacuajos para que se desarrollen los can¨ªbales. Estas condiciones se dan cuando los renacuajos crecen en un espacio con una densidad elevada de individuos. Pero, si tanto las larvas de mosca como los renacuajos tienen la capacidad potencial de volverse supercan¨ªbales, ?por qu¨¦ no lo hacen siempre?
Para cualquier animal, el canibalismo no suele ser la primera opci¨®n. Comerse a alguien de tu misma especie conlleva varios riesgos. Para empezar, la transmisi¨®n de enfermedades. Los pat¨®genos como par¨¢sitos o virus tienen sus especies favoritas, as¨ª que si un can¨ªbal se come a un compa?ero infectado, lo m¨¢s f¨¢cil es que se contagie. En cambio, es menos frecuente que los pat¨®genos pasen de unas especies a otras. Recordemos el ejemplo de la enfermedad de las vacas locas, causada por una prote¨ªna infecciosa que da?a el cerebro de estos b¨®vidos. Los piensos que se usaban como alimento se preparaban utilizando restos de animales, incluidas vacas y ovejas. Las vacas estaban comiendo vacas infectadas.
Cuando una poblaci¨®n de animales crece m¨¢s de la cuenta y es insostenible, el canibalismo puede ser una adaptaci¨®n para sobrevivir
Los enfrentamientos en la naturaleza entre animales de la misma especie son frecuentes, pero rara vez terminan en muerte. Para los participantes en un duelo, es demasiado arriesgado llegar tan lejos. Sin embargo, cuando el objetivo ¨²ltimo es comerse al rival, el combate inevitablemente tiene que llegar hasta el final. Jay Rosenheim, un entom¨®logo de la Universidad de California, cuenta en un art¨ªculo para la revista Science que una vez observ¨® a dos mantis religiosas hembras teniendo un combate. Vio c¨®mo una hembra se com¨ªa la pierna de la otra, pero de alguna manera la lisiada consigui¨® vencer y acab¨® matando a su agresora.
Por ¨²ltimo, es posible que un can¨ªbal se acabe comiendo por error a sus familiares o incluso a sus hijos, lo que no es ideal para la transmisi¨®n de los genes. Existe una especie de chinche, Geocoris pallens, cuyas hembras no son capaces de diferenciar entre sus propios huevos y los ajenos. En un experimento, unos cient¨ªficos prepararon recipientes divididos por la mitad por una redecilla. En un lado colocaban una chinche solitaria y el otro lo dejaban vac¨ªo o pon¨ªan m¨¢s chinches hembras. Con la red dividiendo la placa, la chinche solitaria no pod¨ªa mezclarse con el resto, pero s¨ª detectar su presencia. Permanecieron 24 horas en los recipientes, tiempo suficiente para poner huevos. Cuando la chinche solitaria no detectaba otras hembras, no se com¨ªa pr¨¢cticamente ning¨²n huevo, pero solo con que hubiera una chinche al otro lado, llegaba a canibalizar m¨¢s del 30% de su descendencia. La mera detecci¨®n de otras hembras activaba la ingesta de huevos porque, supuestamente, si hay otras hembras alrededor baja la probabilidad de consumir la propia puesta.
Control de hambre y de poblaciones
Todas estas desventajas mantienen la balanza en contra del canibalismo, pero en determinadas circunstancias, asumir ciertos riesgos puede merecer la pena y la balanza se inclina para el otro lado. Como hemos visto con las larvas de la mosca del vinagre, estar muerto de hambre ayuda bastante. Lo mismo les ocurre a las larvas de otro insecto. En un estudio, unos cient¨ªficos de la Universidad de Tanta, en Egipto, descubrieron que la octopamina desencadenaba el canibalismo en las larvas de mosquito. Esta es una hormona involucrada en el control del hambre y de la agresividad. Cuando los cient¨ªficos se la administraban a las larvas, las convert¨ªan en can¨ªbales. Por el contrario, si bloqueaban los receptores de la octopamina en su cerebro, los cient¨ªficos consegu¨ªan eliminar este comportamiento.
Algunos seres vivos, que se ven beneficiados por el canibalismo ajeno, lo promueven activamente para que la balanza se incline a su favor. Hay plantas, como la del tomate, que ante una amenaza modifican la qu¨ªmica de sus hojas, haciendo que pierdan calidad nutritiva. Como consecuencia, las orugas que se alimentan de ellas empiezan a comerse entre s¨ª y el huerto se llena de can¨ªbales, que adem¨¢s se transmiten m¨¢s enfermedades. As¨ª, la planta del tomate consigue controlar la poblaci¨®n de orugas y conservar mucha m¨¢s cantidad de sus hojas.
Desde un punto de vista humano, el canibalismo parece un comportamiento aberrante e inmoral, pero en la naturaleza es necesario porque contribuye al equilibrio de los ecosistemas. Esto es lo que defiende una revisi¨®n publicada recientemente en la revista Science. Cuando una poblaci¨®n de animales crece m¨¢s de la cuenta y la alta densidad de sus individuos es insostenible, el canibalismo puede ser una adaptaci¨®n m¨¢s de las especies para sobrevivir. Mejor comerse entre s¨ª que acabar todos muertos de hambre. Por tanto, los ec¨®logos ven el canibalismo como una fuerza reguladora y sanadora.
Algunos cient¨ªficos incluso proponen que puede haber casos de animales en los que comerse a parte de su propia descendencia es un tipo de cuidado parental. Por ejemplo, hay peces que viven en un estanque peque?o. Podr¨ªa pasar que, al nacer todas las cr¨ªas, no hubiese suficiente ox¨ªgeno para todos y murieran asfixiados. Comi¨¦ndose unos cuantos huevos antes de que eclosionen, los progenitores evitan la cat¨¢strofe. Lo que en principio podr¨ªa parecer una paradoja, cobra sentido a los ojos de la evoluci¨®n y la supervivencia. La naturaleza no es ni bondadosa ni cruel, simplemente existe, que no es poco.
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