Una extra?a forma de acicalarse revela que los chimpanc¨¦s tambi¨¦n tienen ¡®influencers¡¯
Un estudio demuestra que los chimpanc¨¦s m¨¢s dominantes y viejos influyen en las costumbres sociales del resto
Los Del R¨ªo pusieron a medio mundo a bailar La Macarena, e Isabel I populariz¨® el pintalabios rojo. As¨ª somos los seres humanos: unos pocos individuos pueden tener el poder de influir en los h¨¢bitos de muchos. Forjamos nuestras costumbres a trav¨¦s del aprendizaje social, pero lo hacemos de una manera selectiva. No es lo mismo que Rosal¨ªa invente el t¨¦rmino ¡°motomami¡± a que lo haga el cura de un peque?o pueblo. De la misma manera, tenemos m¨¢s probabilidades de adquirir una costumbre si vemos que la adopta la mayor¨ªa.
Este tipo de sesgos en el ...
Los Del R¨ªo pusieron a medio mundo a bailar La Macarena, e Isabel I populariz¨® el pintalabios rojo. As¨ª somos los seres humanos: unos pocos individuos pueden tener el poder de influir en los h¨¢bitos de muchos. Forjamos nuestras costumbres a trav¨¦s del aprendizaje social, pero lo hacemos de una manera selectiva. No es lo mismo que Rosal¨ªa invente el t¨¦rmino ¡°motomami¡± a que lo haga el cura de un peque?o pueblo. De la misma manera, tenemos m¨¢s probabilidades de adquirir una costumbre si vemos que la adopta la mayor¨ªa.
Este tipo de sesgos en el aprendizaje social son el motor de nuestra evoluci¨®n cultural y, para comprender mejor sus or¨ªgenes, la ciencia est¨¢ estudi¨¢ndolos tambi¨¦n en otras especies. En concreto, los descubrimientos que se est¨¢n llevando a cabo actualmente con chimpanc¨¦s est¨¢n siendo muy reveladores. Pero estos son el resultado de una historia que comenz¨® hace d¨¦cadas.
En los a?os 70, la mayor¨ªa del conocimiento que se ten¨ªa sobre los chimpanc¨¦s proven¨ªa de dos lugares de investigaci¨®n. El primero y m¨¢s conocido estaba en el Parque Nacional de Gombe, en Tanzania. Es el creado en 1960 por la famosa Jane Goodall, quien observ¨® all¨ª por primera vez a los chimpanc¨¦s usando herramientas para cazar termitas, comiendo carne y haciendo guerras.
El segundo punto de investigaci¨®n lo fund¨® cinco a?os m¨¢s tarde el primat¨®logo japon¨¦s Toshisada Nishida en las Monta?as Mahali, a 170 kil¨®metros en l¨ªnea recta de donde estaba Goodall. Aqu¨ª hicieron observaciones importantes sobre la vida social de los chimpanc¨¦s y averiguaron que consumen plantas medicinales cuando tienen problemas de salud.
Sin embargo, uno de los hallazgos m¨¢s llamativos sobre estos primates no se produjo hasta que los cient¨ªficos de ambas estaciones se encontraron. En 1975, dos investigadores de Gombe llamados Bill McGrew y Caroline Tutin viajaron a Mahali para conocer de primera mano el trabajo de los primat¨®logos japoneses. Lo que m¨¢s les llam¨® la atenci¨®n fue que all¨ª los chimpanc¨¦s no se hac¨ªan grooming (acicalar, despiojar) igual que en Gombe, sino que ten¨ªan una costumbre muy peculiar. El grooming es el acicalamiento social tan com¨²n en los primates. Sirve para limpiar el pelaje de los compa?eros de par¨¢sitos como piojos, pero sobre todo es la manera que tienen los primates de estrechar v¨ªnculos sociales.
En un art¨ªculo publicado en 1978, McGrew y Tutin describieron por primera vez el tipo de acicalamiento de los chimpanc¨¦s de las Monta?as Mahali, al que llamaron grooming-mano-agarre (GMA): ¡°Cada uno de los participantes extiende simult¨¢neamente un brazo por encima de la cabeza y ambos se agarran la mano. Mientras tanto, la otra mano se dedica al acicalamiento de la zona de la axila del otro individuo, revelada por el miembro levantado. Para ello, los dos chimpanc¨¦s se sientan uno frente al otro en el suelo, en una configuraci¨®n sim¨¦trica.¡±
Los primat¨®logos japoneses hab¨ªan estado observando este comportamiento desde el principio, pero no les hab¨ªa llamado la atenci¨®n, pues pensaban que todos los chimpanc¨¦s se acicalaban de la misma manera. Pero no era as¨ª: los investigadores de Gombe nunca hab¨ªan visto a sus sujetos de estudio levantar los brazos y agarrarse las manos durante el acicalamiento, como si hicieran un high-five chocando las palmas en lo alto.
Por tanto, lo m¨¢s interesante del GMA no es el comportamiento en s¨ª, sino que unas poblaciones de chimpanc¨¦s lo hacen y otras no. Este es un requerimiento b¨¢sico para que una determinada conducta pueda ser considerada cultura, as¨ª como tambi¨¦n lo es que se transmita de generaci¨®n en generaci¨®n. Hoy en d¨ªa, el GMA se considera el ejemplo m¨¢s convincente de costumbre social en los animales no humanos. No solo es un comportamiento exclusivo de algunas poblaciones de chimpanc¨¦s, sino que adem¨¢s existen variaciones de estilo entre los que lo practican, pues algunos individuos se agarran las manos y otros juntan las mu?ecas o el antebrazo.
Curiosamente, en cada comunidad de chimpanc¨¦s hay un estilo que se vuelve m¨¢s popular. Puede darse el caso de que en un grupo el 90% de los individuos prefieran agarrarse las manos, mientras que en otro la mayor¨ªa junten las mu?ecas. Ante estas evidencias, los investigadores Edwin van Leeuwen y William Hoppitt se hicieron las siguientes preguntas: ?C¨®mo se transmiten dentro de los grupos las preferencias por un estilo u otro? ?Tienen sesgos en el aprendizaje social como los seres humanos?
Para averiguarlo, estudiaron durante varios a?os a los chimpanc¨¦s que viven en Chimfunshi Wildlife Orphanage Trust, un santuario ubicado en Zambia que da cobijo a dos grupos sociales distintos. Todos estos animales vienen de poblaciones en las que se practica el GMA, por lo que siguen manteniendo esta costumbre dentro del santuario. Durante el d¨ªa, tienen un gran recinto con bosque a su disposici¨®n donde pueden desarrollar libremente sus din¨¢micas sociales.
Lo primero que analizaron Leeuwen y Hoppitt fueron las preferencias de estilo que ten¨ªa cada individuo cuando hac¨ªa el GMA. La variante de agarrarse las manos result¨® ser la m¨¢s popular, sobre todo en uno de los grupos, ya que en el otro tambi¨¦n juntaban con frecuencia las mu?ecas o los codos. Despu¨¦s, estudiaron c¨®mo estas preferencias iban cambiando y averiguaron que los m¨¢s viejos y dominantes ejerc¨ªan una gran influencia sobre los dem¨¢s.
Por ejemplo: dos machos llamados Peter y Rick se acercan el uno al otro para comenzar un GMA. Peter es el macho m¨¢s dominante del grupo y tiende a agarrar las manos, mientras que Rick es joven, no tiene a¨²n mucho prestigio social y acostumbra a juntar las mu?ecas. Con toda probabilidad, no solo acabar¨¢n haciendo el GMA al estilo de Peter, sino que adem¨¢s a partir de entonces Rick cambiar¨¢ sus preferencias y optar¨¢ por juntar las manos en sus pr¨®ximos encuentros.
Tambi¨¦n descubrieron que a los chimpanc¨¦s les condiciona lo que haga la mayor¨ªa. Entre los j¨®venes los estilos que se utilizan son m¨¢s variados, pero, conforme van creciendo, la tendencia es a que converjan en el m¨¢s popular. Esto podr¨ªa explicar por qu¨¦ es frecuente que en los distintos grupos predomine un solo estilo. Adem¨¢s, mostraron que en los chimpanc¨¦s las costumbres sociales no solo se transmiten de madres a hijos, sino tambi¨¦n entre individuos no emparentados.
Leeuwen y Hoppitt acaban de publicar este estudio en Science Advances, aportando evidencias significativas de que los chimpanc¨¦s tienen sesgos como nosotros a la hora de adquirir una costumbre social. Para concluir, comentan que estos sesgos traen ventajas evolutivas, ya que copiar al individuo con m¨¢s prestigio puede traerles una mayor aceptaci¨®n en el grupo. Esto a los humanos nos resulta familiar y f¨¢cil de entender, sin ir m¨¢s lejos, ya hemos inventado hasta el t¨¦rmino ¡°influencer¡±.
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