La violencia sexista de los chimpanc¨¦s
Los machos m¨¢s agresivos con las hembras son los que m¨¢s descendencia tienen. Estos primates intimidan m¨¢s a sus parejas cuanto m¨¢s grande es el grupo de rivales
"En la naturaleza, a veces los machos se salen con la suya, porque pueden distanciarse del grupo llev¨¢ndose a una hembra de safari para evitar las intrusiones de terceros. Hasta pueden blandir ramas a modo de armas para obligar a las hembras a aparearse. Pero en cautividad es imposible quitarse de en medio y a menudo he visto c¨®mo los machos cuyos avances sexuales eran demasiado insistentes suscitaban una ruidosa protesta de la hembra, a cuyos gritos acud¨ªa una masa de hembras que la ayudaban a poner en fuga al acosador". En este fragmento de su libro El bonobo y los diez mandamientos (Tusquets), el primat¨®logo Frans de Waal pone negro sobre blanco uno de los aspectos m¨¢s oscuros de la vida de los chimpanc¨¦s: la violencia sexual que los machos ejercen sobre las hembras.
En los ¨²ltimos a?os, se ha sabido que los comportamientos agresivos y hasta sangrientos de los chimpanc¨¦s no eran epis¨®dicos, sino convencionales; que no eran motivados por la agobiante presencia del ser humano, sino que forman parte de su propia naturaleza. Guerras entre clanes, palizas mortales, ensa?amiento en asesinatos, infanticidios... y violencia sexual. Un nuevo estudio se?ala que la agresividad de los machos hacia las hembras, en el contexto sexual, tambi¨¦n es sistem¨¢tico: son violentos con ellas porque as¨ª se garantizan descendencia.
Hasta ahora, en trabajos previos, se hab¨ªa observado que en los periodos receptivos de las hembras, los machos se mostraban especialmente agresivos con ellas encar¨¢ndose, persigui¨¦ndolas e incluso golpe¨¢ndolas. Y que ser¨ªan estos mismos machos los que m¨¢s copular¨ªan con las hembras a las que acosaron. Ahora, el estudio liderado por Joseph Feldblum suma un dato decisivo: junto a 17 a?os de observaciones han incluido pruebas de paternidad de los miembros del grupo. Al cruzar esos datos con las observaciones de gestos agresivos hacia las madres han encontrado una correlaci¨®n muy clara: cuanto m¨¢s violentos eran con una hembra, m¨¢s posibilidades ten¨ªan de conseguir ser el padre de sus cr¨ªas.
Las hembras quieren copular con muchos machos para evitar infanticidios; ellos tratan de evitarlo agredi¨¦ndolas
"Estos resultados parecen sugerir que los machos son seleccionados para ser agresivos hacia las hembras para tener m¨¢s ¨¦xito en sus intentos de ser padres", asegura Feldblum, de la Universidad de Duke. Este investigador, que estudi¨® en Madrid, ha analizado a un grupo de 20 machos y 38 hembras del Parque Nacional de Gombe (Tanzania), el entorno en el que Jane Goodall cambi¨® para siempre la percepci¨®n que se tiene de los chimpanc¨¦s. Las agresiones consisten en agitar y romper ramas en su presencia, perseguir a la v¨ªctima e incluso patear, morder, golpear y arrastrar por el suelo a la hembra.
Los hallazgos muestran patrones de largo plazo en la intimidaci¨®n: no es una agresividad repentina que permite conseguir aparearse, sino una violencia sostenida en el tiempo que coacciona a la hembra para que no se vaya con otros machos en los periodos de receptividad sexual. Esto permite a los machos, sobre todo los de alto rango, aumentar su ¨¦xito reproductivo. Las pruebas de paternidad suponen la primera evidencia gen¨¦tica de esta estrategia adaptativa en un mam¨ªfero social. Eso s¨ª, recuerda Feldblum, no se han dado casos de violaciones ni de c¨®pulas tras uno de estos comportamientos agresivos.
Las pruebas gen¨¦ticas de partenidad muestran que la violencia le funciona a los chimpanc¨¦s
Como explica Feldblum, esta violencia machista se ha registrado en grupos grandes, en los que los celos de los machos les llevan a ser agresivos con las hembras para evitar que copulen con otros. En cambio, en el grupo del Parque de Ta? (Costa de Marfil) aunque tambi¨¦n hay agresiones, son las hembras las que escogen pareja. Seg¨²n explica el estudio de Feldblum, en este clan no habr¨ªa coacci¨®n sexual, porque se trata de un grupo m¨¢s peque?o y cohesionado y, seg¨²n esta hip¨®tesis, hay menos posibilidades de que las hembras se apareen con otros machos. Para Feldblum, en grupos peque?os, el ¨¦xito reproductivo de los machos de alto rango est¨¢ asegurado, lo que evita que tengan que imponerse a las hembras mediante violencia. Naturalmente, esta agresividad tambi¨¦n se emplea contra los machos para alejarlos de las hembras con las que pretenden copular.
"Los chimpanc¨¦s eligen ser violentos con las hembras porque, como muestran los datos, les funciona", resume?Richard Wrangham, primat¨®logo de la Universidad Harvard especialista en la naturaleza violenta de estos animales, ajeno a este estudio que considera muy bien atado en sus resultados y conclusiones. "El problema central es que machos y hembras tienen diferentes objetivos: ellas se benefician apare¨¢ndose con todos los machos; ellos se benefician de restringir la elecci¨®n femenina". Las hembras se aparean con muchos machos porque as¨ª se aseguran de que no tratar¨¢n de matar a la cr¨ªa cuando nazca. Seg¨²n Wrangham, cuyos estudios (sin pruebas gen¨¦ticas de paternidad) muestran similares resultados a los de Feldblum, no saben exactamente por qu¨¦ le funciona la coacci¨®n a los machos; supone que tras experimentar durante mucho tiempo muchas agresiones de un macho particular, la hembra estar¨¢ m¨¢s dispuesta a responder positivamente cuando este quiera copular.
Los chimpanc¨¦s machos son unos cerdos sexistas", asegura un primat¨®logo de Harvard
Otros simios tienen muy diferentes sistemas: los bonobos tienen el mismo problema central, pero los machos tienen mucho menos poder social, ya que viven en una especie de matriarcado en el que correr¨ªan el riesgo de ser atacados por un grupo de hembras. Entre los gorilas y los orangutanes, las hembras tienen menos presi¨®n para aparearse con m¨¢s machos, porque no son tan propicios al infanticidio como los chimpanc¨¦s. Wrangham, que cree que los chimpanc¨¦s son "machistas" ¡ª"los machos son unos cerdos sexistas"¡ª , explica que esta violencia obliga a las hembras a dedicar mucho tiempo a cuidar sus relaciones para evitar ataques. "Por desgracia, las m¨¢s atractivas, normalmente las hembras de mediana edad, son muy atacadas".
Con respecto a las comparaciones con humanos, Feldblum aclara que los humanos tienen un sistema de apareamiento muy diferente y desde la perspectiva evolutiva "los machos humanos tienen menos incentivos para limitar la conducta de apareamiento la hembra". Adem¨¢s, insiste en que estas observaciones no implican que algo "natural" en chimpanc¨¦s justifique su traslado a la sociedad humana. "Muchos de nuestros parientes m¨¢s cercanos practican el infanticidio y el asesinato de compa?eros, pero es evidente que ninguno de estos comportamientos se toleran en nuestra sociedad moderna", zanja Feldblum.
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