Descubierto un anfibio que cuida sus huevos y da de mamar a las cr¨ªas
La especie vive bajo las plantaciones de cacao y secreta una sustancia blanquecina rica en grasas y az¨²cares similar a la leche de los mam¨ªferos
Los libros de texto dicen que hay dos grupos principales de anfibios. No mienten, los anuros, los sin cola (ranas, sapos...) y los caudados, con cola (salamandras y tritones) representan la mayor¨ªa de esta clase de animales. Pero hay un tercer orden, el de los gimnofiones, o cecilias, que viven en las zonas h¨²medas ecuatoriales y subtropicales. En los manuales escolares se destaca que todos son ov¨ªparos y no suelen cuidar de sus cr¨ªas ni alimentarlas. Sin e...
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Los libros de texto dicen que hay dos grupos principales de anfibios. No mienten, los anuros, los sin cola (ranas, sapos...) y los caudados, con cola (salamandras y tritones) representan la mayor¨ªa de esta clase de animales. Pero hay un tercer orden, el de los gimnofiones, o cecilias, que viven en las zonas h¨²medas ecuatoriales y subtropicales. En los manuales escolares se destaca que todos son ov¨ªparos y no suelen cuidar de sus cr¨ªas ni alimentarlas. Sin embargo, en Brasil, bajo los cultivos de cacao, se ha descubierto una cecilia que no abandona sus huevos y que, cuando eclosionan, alimenta a sus peque?os con un l¨ªquido blanquecino rico en grasas y az¨²cares hasta que se desarrollan por completo. La lactancia parece que no es exclusiva de los mam¨ªferos.
Hay otra diferencia con las ranas o las salamandras, los machos de las cecilias usan un ¨®rgano llamado falodeo, similar a un pene, para la fertilizaci¨®n interna, cuando en los dem¨¢s anfibios es externa. La enorme plasticidad reproductora de los anfibios se completa en los gimnofiones con la existencia de especies ov¨ªparas, en las que el desarrollo embrionario ocurre dentro de los huevos, y otras viv¨ªparas, que sienten crecer a sus cr¨ªas en su interior, en el oviducto. La Siphonops annulatus es una de las 39 especies que hay en Brasil. A ojos europeos parece una lombriz, aunque en Am¨¦rica las llaman culebras ciegas. En su evoluci¨®n y adaptaci¨®n al medio, perdieron, adem¨¢s de la vista, sus patas. Pero desarrollaron tent¨¢culos con una red de mecanorreceptores y quimiorreceptores que suplen la falta de los otros sentidos. Es ov¨ªpara, pero no abandona sus huevos tras la puesta. Se queda con ellos, los rodea con su cuerpo y espera.
¡°En 2006 vimos que nada m¨¢s nacer alimentaba a sus cr¨ªas con su propia piel¡±, recuerda Carlos Jared, cient¨ªfico del Instituto Butantan, el principal centro de investigaci¨®n y producci¨®n de sueros y vacunas de Brasil. ¡°Parec¨ªa imposible. Las ve¨ªas tan espabiladas, tan activas, creciendo tan r¨¢pido, comiendo solo una o dos veces a la semana¡±, a?ade. La descendencia de la S. annulatus crece hasta un 135% en su primera semana fuera del huevo. Marta Antoniazzi, tambi¨¦n del Instituto Butantan, se?ala que ¡°esta sustancia, que es muy nutritiva, solo aparece en la piel durante el tiempo de la reproducci¨®n¡±. Estas cecilias son de color azul plomo, pero una vez ponen los huevos empiezan a virar hacia el blanco. ¡°Adquieren el color blanquecino porque tienen muchas gotitas de l¨ªpidos dentro de las c¨¦lulas de la epidermis de la piel. Y las cr¨ªas se alimentan de la ¨²ltima capa de la piel que suele cambiar cada semana¡±, a?ade.
Este extra?o caso de dermatofagia interes¨® tanto que Nature, la revista cient¨ªfica de mayor prestigio, public¨® la investigaci¨®n en 2006. Hasta sir David Attenborough y un equipo de la BBC se desplaz¨® hasta el bosque atl¨¢ntico del estado de Bah¨ªa para ver a estas criaturas y su misteriosa forma de alimentarse. ¡°Usaron equipos muy sofisticados, como las c¨¢maras para endoscopias. Las introdujeron dentro del nido de los animales y vieron que las cr¨ªas pasaban muchas veces por la cloaca¡±, recuerda Jared. En los anfibios, pero tambi¨¦n en las aves, los reptiles y la mayor parte de los peces, la cloaca es un orificio de salida compartido por los sistemas reproductivo, excretor y digestivo. Pero el documental no aclaraba c¨®mo las cr¨ªas pod¨ªan sobrevivir solo con esa fuente de alimento.
¡°Planteamos la hip¨®tesis de que las cr¨ªas de S. annulatus se podr¨ªan estar nutriendo con alguna sustancia adicional proporcionada por la madre, adem¨¢s de la cut¨¢nea¡±, comenta Pedro Mailho, que est¨¢ realizando su doctorado con Jared. ¡°Nos bas¨¢bamos en la sospecha de que la piel proporcionada, que se produce una vez a la semana de media, no ser¨ªa suficiente para explicar el enorme crecimiento masivo de las cr¨ªas¡±. Adem¨¢s, ¡°espor¨¢dicamente las sorprendimos tocando con la boca la abertura de la cloaca materna y aparentemente tambi¨¦n realizando movimientos de masticaci¨®n¡±, a?ade. Decidieron grabar lo que suced¨ªa en el nido durante los dos meses de cuidado parental, ¡°intentando encajar una pieza m¨¢s en la exc¨¦ntrica biolog¨ªa reproductiva de las cecilias¡±, concluye el investigador.
Despu¨¦s de cientos de horas de grabaci¨®n, ¡°pudimos observar que las cr¨ªas se alimentaban varias veces al d¨ªa a trav¨¦s de una leche liberada a trav¨¦s de la abertura cloacal materna¡±, cuenta Mailho. Los detalles de este hallazgo los acaban de publicar en la revista Science, como Mailho como primer autor, y Antoniazzi y Jared como coautores. Se llevaron al laboratorio varios de estos nidos para estudiarlos a conciencia. Lo primero fue analizar el l¨ªquido blanquecino que segregaba la madre. En su mayor parte son l¨ªpidos, ¨¢cidos grasos de cadena larga. En particular, entre el ¨¢cido palm¨ªtico y el este¨¢rico representan el 98,61%. Otros nutrientes que identificaron fueron las prote¨ªnas de la propia piel de la madre y carbohidratos. En comparaci¨®n, la leche de vaca es un 32,6% ¨¢cido palm¨ªtico y un 8,7% este¨¢rico. Otro 11,6% es ¨¢cido mir¨ªstico, tambi¨¦n presente en esta cecilia, pero en menor cantidad. No se le puede llamar leche a lo que las alimenta porque no son mam¨ªferos y no tienen gl¨¢ndulas mamarias, pero s¨ª gl¨¢ndulas.
Al estudiar el oviducto, los investigadores de Butantan descubrieron una serie de gl¨¢ndulas formadas por c¨¦lulas epiteliales atrofiadas. Y de ellas es de donde emerge esta especie de leche. Tambi¨¦n descubrieron que la madre la liberaba a demanda. ¡°El aprovisionamiento parec¨ªa estimularse no solo por el contacto de los hocicos de las cr¨ªas en la abertura cloacal, sino tambi¨¦n por sonidos que emit¨ªan¡±, detalla Mailho. ¡°Estos sonidos son variables y suenan similares a clics o chillidos de alta frecuencia y repetitivos¡±. En eso no hay diferencia con seres de otros ¨®rdenes, como los mam¨ªferos.
El zo¨®logo brit¨¢nico Mark Wilkinson inici¨® su carrera investigadora con Jared y Antoniazzi con el descubrimiento de que estas cecilias se alimentaban desde la piel de su madre. Ahora en el Museo de Historia Natural de Londres (Reino Unido), considera que ¡°este bonito trabajo demuestra la naturaleza nutritiva de este l¨ªquido, su importancia para las cr¨ªas y su origen en los oviductos¡±. Para este experto en anfibios ¡°cada nuevo ejemplo de lactancia proporciona informaci¨®n comparativa que puede ayudarnos a comprender la evoluci¨®n de este rasgo¡±. Pero no cree que la historia acabe aqu¨ª: ¡°Las cecilias son muy poco conocidas, por lo que no podremos estar seguros hasta que trabajemos mucho m¨¢s para descubrir los secretos de su biolog¨ªa reproductiva¡±.
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