C¨®mo las agujas de coser facilitaron la expansi¨®n de los primeros sapiens
La invenci¨®n del agujero en punzones de hueso facilit¨® la confecci¨®n de vestimenta multicapa y quiz¨¢ la ropa interior que los protegi¨® en la edad de hielo
Un agujero en un punz¨®n de hueso debi¨® ser uno de los grandes motores de la expansi¨®n humana en sus inicios. Durante cientos de miles de a?os, las primeras especies de hom¨ªnidos no necesitaron de mucho abrigo, el clima en la mayor parte de ?frica lo hac¨ªa innecesario. Sin embargo, con su expansi¨®n cada vez m¨¢s al norte, el registro f¨®sil muestra c¨®mo se fueron abrigando. No se ha conservado ropa, pero s¨ª un n¨²mero creciente de herramientas para confeccionarla. Primero fueron simples lascas para arrancar y cortar las pi...
Un agujero en un punz¨®n de hueso debi¨® ser uno de los grandes motores de la expansi¨®n humana en sus inicios. Durante cientos de miles de a?os, las primeras especies de hom¨ªnidos no necesitaron de mucho abrigo, el clima en la mayor parte de ?frica lo hac¨ªa innecesario. Sin embargo, con su expansi¨®n cada vez m¨¢s al norte, el registro f¨®sil muestra c¨®mo se fueron abrigando. No se ha conservado ropa, pero s¨ª un n¨²mero creciente de herramientas para confeccionarla. Primero fueron simples lascas para arrancar y cortar las pieles, pero despu¨¦s fueron apareciendo punzones y buriles para agujerearla y coserla. Pero la gran innovaci¨®n, protagonizada por los sapiens, fueron las agujas de coser. Con ellas, los primeros humanos ya no solo se vistieron para protegerse mejor todav¨ªa del fr¨ªo, tambi¨¦n les permiti¨® usar las prendas como forma de expresi¨®n, como cultura.
En una revisi¨®n de la literatura cient¨ªfica publicada en Science Advances por los investigadores Ian Gilligan, de la Universidad de S¨ªdney (Australia) y Francesco d¡¯Errico, de las universidades de Burdeos (Francia) y Bergen (Noruega) muestran c¨®mo fue la emergencia del vestir en el pasado de la humanidad. Junto a colegas de universidades chinas y rusas, han recopilado y revisado los datos conservados en el registro f¨®sil. No de la ropa, de la que apenas se han conservado algunos jirones, sino de las herramientas para hacerla. En su trabajo, concluyen que primero fue la necesidad de protegerse del fr¨ªo, pero muy pronto se a?adi¨® la dimensi¨®n social de la ropa.
¡°Las pruebas arqueol¨®gicas indican que las agujas con ojo aparecieron por primera vez en el sur de Siberia hace unos 40.000 a?os, seguidas por el norte de China hace entre 35.000 y 30.000 a?os¡±, cuenta Gilligan, autor del libro Clima, vestimenta y agricultura en la prehistoria (no traducido al espa?ol). En aquel tiempo y en aquellas latitudes, hac¨ªa mucho fr¨ªo. La Tierra pasaba por la parte central de la ¨²ltima glaciaci¨®n. Y en aquellas tierras vivieron y pudieron convivir tres especies diferentes de humanos, los denisovanos, los neandertales y los sapiens. En el complejo de cuevas de Denisova, ubicadas en el macizo de Alt¨¢i, en Siberia, donde se han encontrado las primeras agujas. Como dicen los autores, en su trabajo, la simple apertura de un agujero a una herramienta de hueso fue una innovaci¨®n radical: ¡°Las agujas con ojos hicieron que la costura fuera m¨¢s eficiente, al combinar dos procesos separados en uno: perforar agujeros en las pieles y pasar los tendones o fibras a trav¨¦s de los agujeros¡±.
Hasta entonces, las herramientas permit¨ªan cortar las pieles y poco m¨¢s. Evidencias como reconstrucciones paleoambientales, restos de fauna y comparaciones con sociedades tradicionales actuales, apuntan a que los neandertales usaron prendas de elaboraci¨®n m¨¢s simple, tipo poncho. Sin embargo, el hallazgo de punzones y buriles en yacimientos neandertales del sur de Europa de m¨¢s de 100.000 a?os apuntan a que tambi¨¦n pudieron elaborar prendas agujereando y uniendo distintas pieles, para que se ajustaran mejor al cuerpo, logrando as¨ª un mejor aislamiento t¨¦rmico. Esa es la clave: ajustar lo m¨¢s posible la ropa al cuerpo logra conservar mejor el propio calor humano. Y las agujas permitieron ir m¨¢s all¨¢, con la confecci¨®n de prendas m¨²ltiples: a?adir otra capa casi dobla la capacidad de aislamiento.
¡°Las primeras agujas con ojo de Siberia y China eran bastante diferentes en tama?o y forma, por lo que creemos que se inventaron por separado¡±Ian Gilligan, Universidad de S¨ªdney
Siguiendo la pista del fr¨ªo, se puede seguir la de las agujas de coser y la de los humanos en su expansi¨®n. No hay agujas en los yacimientos humanos del continente africano anteriores y apenas las hay en los tiempos en que aparecen en Eurasia. ¡°Las primeras agujas con ojo de Siberia y China eran bastante diferentes en tama?o y forma, por lo que creemos que se inventaron por separado¡±, sostiene Gilligan. Hasta Europa no llegaron hasta varios milenios despu¨¦s. Habr¨ªa que esperar a la emergencia de la cultura solutrense en el sur de la actual Francia y el norte de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, para encontrarlas, hace unos 26.000 a?os. De nuevo, la clave debi¨® ser clim¨¢tica: ¡°Durante la ¨²ltima edad de hielo, el clima en Europa no era tan fr¨ªo como en Siberia. La diferencia de temperaturas y la sensaci¨®n t¨¦rmica del viento pueden explicar por qu¨¦ las agujas con ojos aparecieron antes en Siberia que en Europa¡±, completa el investigador australiano. Eso no quiere decir que no los sapiens no se cosieran ya su ropa. El hallazgo el a?o pasado de un objeto de hueso usado para perforar y coser el cuero sugiere que ya lo hac¨ªan hace 40.000 a?os en lo que hoy es la costa catalana.
¡°La principal funci¨®n de las primeras vestimentas fue el aislamiento t¨¦rmico¡±, recuerda Francesco D¡¯Errico, coautor del trabajo. ¡°A medida que los primeros humanos emigraron de ?frica y encontraron climas m¨¢s fr¨ªos, la necesidad de protecci¨®n contra los elementos se volvi¨® crucial para la supervivencia. El cuero y las pieles de los animales proporcionaban calidez y protecci¨®n esencial contra el viento, la lluvia y la nieve¡±, a?ade. Su colega Gilligan destaca su papel en la prehistoria: ¡°Las agujas con ojos fueron fundamentales para la expansi¨®n del Homo sapiens a ambientes muy fr¨ªos durante la ¨²ltima edad de hielo¡± y recuerda que ¡°incluso los neandertales, que estaban f¨ªsicamente mejor adaptados al fr¨ªo que nosotros, pero carec¨ªan de agujas con ojos, nunca llegaron al norte de Siberia, hasta donde sabemos¡±. De hecho, ya en los primeros yacimientos arqueol¨®gicos del norte de Siberia hay agujas y se las encuentra en Alaska, coincidiendo con el paso de los humanos a Am¨¦rica.
Los autores tambi¨¦n sugieren que las agujas podr¨ªan haber facilitado la confecci¨®n de ropa interior. Pero ni D¡¯Errico ni Gilligan pueden confirmarlo. ¡°La producci¨®n de ropa interior puede dejar muy poca o ninguna huella en los registros arqueol¨®gicos, por lo que es posible que ya se utilizara hace mucho tiempo¡±, recuerda el primero, que a?ade, ¡°lo que es importante hacer notar es que desde hace unos 26.000 a?os, cazadores recolectores de Eurasia empiezan a producir agujas de diferentes tama?os, muchas de las cuales son compatibles con la costura de ropa interior¡±.
Antes de que llegaran las agujas al extremo occidental de Europa, ya hab¨ªa una actividad textil relativamente grande. El caso m¨¢s llamativo, sin duda, es el de la cueva de Isturitz, cerca de la localidad de Saint-Martin-d¡¯Arberoue, en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s. ¡°Es un sitio extraordinario por la riqueza de su registro f¨®sil¡±, dice el arque¨®logo de la Universidad del Pa¨ªs Vasco. Una de las capas del estrato, de hace entre 30.00, parece una milhojas en la que ¡°aparecieron varios miles de buriles¡±, dice. Sobre lo que se pod¨ªa hacer con ellos, Calvo solo puede hablar de hip¨®tesis: ¡°Por las pocas huellas de hueso y las pruebas [realizaron una serie de experimentos usando los objetos con distintos materiales], se debieron usar con un material blando, lo que encaja con la piel animal, con el cuero¡±.
Este yacimiento pertenece a la cultura gravetiense, que floreci¨® entre las Francia y Espa?a actuales hasta hace unos 22.000 a?os. De este tiempo, tampoco se han encontrado tejidos, pero ¡°s¨ª cuentas perforadas distribuidas alrededor del cuerpo, de tal manera que solo pod¨ªa tratarse de objetos cosidos a la ropa¡±, sostiene Calvo. Al gravetiense, le sucedi¨® la cultura solutrense, que se extendi¨® tambi¨¦n por el sur ib¨¦rico y que coincidi¨® con el cl¨ªmax de la Edad de Hielo. Fue en esta cultura, en la que aparecieron las primeras agujas en la Pen¨ªnsula. ¡°Es cuando desaparecen los buriles del registro de la cueva, pero relacionarlo con la llegada de las agujas es aventurado¡±, advierte el arque¨®logo.
Aunque la funci¨®n protectora de la ropa es anterior a los usos decorativos, todo indica que su papel social emergi¨® poco despu¨¦s. ¡°Muy pronto los humanos probablemente comenzaron a usar ropa como ornamento y se?alizaci¨®n social¡±, opina D¡¯Errico. ¡°Esta transici¨®n se puede observar en el adorno de prendas con abalorios, pero es muy probable que esta dimensi¨®n se haya integrado en la vestimenta desde muy temprano en el tiempo¡±, a?ade. Para ¨¦l, las funciones sociales del vestido debieron ser bastante similares a las que se ven en las sociedades tradicionales, adem¨¢s del aislamiento t¨¦rmico, cubrir¨ªa aspectos como la identidad de grupo, diferenciaci¨®n de g¨¦nero, el estatus social o el uso ceremonial. Sin embargo, se producir¨ªa ¡°un cambio gradual en el peso de cada una de estas funciones, por el que la protecci¨®n, la identidad de grupo y el g¨¦nero tendr¨ªan m¨¢s al principio y el estatus social adquirir¨ªa cada vez mayor relevancia¡±.
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