Los puntos negros del mar: los barcos m¨¢s grandes del mundo amenazan el h¨¢bitat de las ballenas
Un mapa mundial del riesgo de colisiones entre barcos y cet¨¢ceos destaca a la costa gallega, el estrecho de Gibraltar y Canarias como zonas de mayor peligro
Lo que no lograron los balleneros en los siglos que las cazaron por su aceite, lo podr¨ªan provocar los enormes barcos que transportan el petr¨®leo, ordenadores o juguetes que necesitan las sociedades humanas. Un nuevo mapa mundial de riesgos, publicado en la revista Science, muestra c¨®mo miles de cargueros cruzan las zonas del mar donde cr¨ªan, se alimentan y migran las ballenas que a¨²n quedan. En la cartograf¨ªa destacan las zonas costeras de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados o los trayectos m¨¢s cortos posibles que unen sus puertos. La costa gallega, el estrecho de Gibraltar o Canarias est¨¢n entre las zonas de mayor riesgo. Lo peor es que las autoridades humanas solo han limitado la velocidad en apenas el 0,5% de ese mapa.
El estudio, realizado por bi¨®logos de los cinco continentes, se apoya en dos imponentes bases de datos. Por un lado, la informaci¨®n de 435.370 avistamientos de ejemplares de cuatro grandes especies de ballenas: azul, rorcual com¨²n, jorobada y cachalotes. Por el otro, las rutas y movimientos de 175.900 grandes barcos no pesqueros ¡ªde m¨¢s de 300 toneladas¡ª entre 2017 y 2022. Para ello se apoyaron en el sistema AIS (siglas del Sistema de Seguimiento Autom¨¢tico) que llevan todos los nav¨ªos, grandes y peque?os, que los localiza por sat¨¦lite y permite regular el tr¨¢fico mar¨ªtimo. Despu¨¦s, apoyados en potentes ordenadores, solaparon ambos mapas, logrando la imagen m¨¢s completa del riesgo de colisi¨®n entre cet¨¢ceos y cargueros.
El mapa muestra c¨®mo el 91,5% de las zonas donde viven o por donde migran las ballenas son tambi¨¦n las rutas preferidas de los grandes barcos. Y no se trata de cruces ocasionales, sino zonas de tr¨¢fico muy intenso. Por ejemplo, han calculado que en los h¨¢bitats de la ballena azul, los barcos recorren una distancia equivalente a ir y volver a la Luna 4.600 veces cada a?o. El riesgo para el rorcual es algo menor, solo 2.600 veces.
Para poder comparar el riesgo real que suponen tantas millas, tomaron como referencia una de las zonas mejor estudiadas: el ecosistema de la corriente de California, en la costa oeste de EE UU. Lo explica Anna Nisi, bi¨®loga de la Universidad de Washington y primera autora de la investigaci¨®n: ¡°Es una zona donde las colisiones entre ballenas y barcos se han estudiado en profundidad. Se estima que en torno a 80 cet¨¢ceos (incluyendo rorcuales, jorobadas y ballenas azules) mueren en esta regi¨®n por estos choques cada a?o¡±. La cifra estar¨ªa entre 2 y 8 veces por encima del l¨ªmite para lograr el mantenimiento o recuperaci¨®n de estos animales en aquellas costas. Nisi reconoce que no pueden obtener un c¨¢lculo similar a escala mundial, pero s¨ª el riesgo relativo de colisi¨®n y, por tanto, potencial de muerte.
¡°Las colisiones con buques de transporte mar¨ªtimo son una de las principales causas de mortalidad de ballenas causada por el hombre, junto con los enredos en aparejos de pesca. Var¨ªa seg¨²n la especie y existen otras amenazas, como el cambio clim¨¢tico y la exposici¨®n a la contaminaci¨®n¡±, recuerda la investigadora.
Como sucede con las carreteras, en el mar tambi¨¦n hay puntos negros. Los autores centraron una segunda fase del estudio en el 1% de las zonas donde m¨¢s se solapan los datos AIS de los barcos con los avistamientos de cet¨¢ceos. Un primer dato recuerda qui¨¦n lleg¨® antes: en el oc¨¦ano Ant¨¢rtico, por donde apenas se atreven a pasar los cargueros, no hay ning¨²n punto caliente (o hotspot en la jerga inglesa). En el otro mar para valientes, el oc¨¦ano ?rtico, solo hay un 0,56% del total de los puntos calientes. El tr¨¢fico mar¨ªtimo internacional a gran escala se inici¨® en el siglo XIX, pero se ha acelerado en las ¨²ltimas d¨¦cadas, cuadruplic¨¢ndose desde 1992. Adem¨¢s, se concentra en unas pocas zonas: son el ?ndico (21,6%), el Pac¨ªfico norte (14,5%) y el Mediterr¨¢neo (13,3%) donde se eleva el riesgo. Y no es en alta mar, casi todos los puntos negros est¨¢n cerca de la costa. Las que ba?an el este de China, sur de Asia y oeste de Estados Unidos son de las m¨¢s peligrosas. En Europa, las aguas frente a Galicia, las del estrecho de Gibraltar y el sur del Mediterr¨¢neo est¨¢n entre las de mayor peligro para tres de las especies. Canarias aparece muy destacada en el mapa de elevada peligrosidad para la cuarta, el cachalote.
La bi¨®loga Briana Abrahms, tambi¨¦n de la Universidad de Washington, y autora s¨¦nior de la investigaci¨®n, apunta dos posibles motivos para que el h¨¢bitat de las ballenas y las rutas de tr¨¢fico mar¨ªtimo se solapen tanto: ¡°En muchos casos, el h¨¢bitat ideal para la alimentaci¨®n de las ballenas se encuentra cerca de las costas, donde las surgencias costeras producen aguas ricas en nutrientes donde sus presas se desarrollan y agrupan. Las costas tambi¨¦n suelen ser el lugar donde vemos la mayor densidad de tr¨¢fico mar¨ªtimo que entra y sale de los puertos costeros¡±. Nisi completa esto ¨²ltimo: ¡°El tr¨¢fico mar¨ªtimo suele bordear las costas cuando los barcos transitan entre puertos, lo que genera un alto riesgo en esas ¨¢reas. La costa de California es un gran ejemplo de esto¡±.
Para el caso espa?ol, el director cient¨ªfico de la organizaci¨®n ambientalista M.E.E.R, Fabian Ritter, recuerda que ¡°en las costas espa?olas hay mucho tr¨¢fico, incluidas las rutas mar¨ªtimas internacionales para carga y petroleros, adem¨¢s de veleros, avistamiento de ballenas y otros barcos tur¨ªsticos¡±. Ritter, que pas¨® a?os investigando la situaci¨®n de los cet¨¢ceos en Canarias, destaca como los ferris, especialmente los que viajan a alta velocidad, son extremadamente propensos a chocar con ballenas y otras especies marinas. ¡°Por lo tanto, en ¨¢reas con mucho turismo, estos barcos pueden dominar¡±. El experto, que no ha intervenido en el estudio de Science, se detiene entonces en el caso del archipi¨¦lago canario, ¡°que alberga la red m¨¢s densa de ferris de alta velocidad del mundo¡±. Seg¨²n Ritter, se estima que, en total, los transbordadores de alta velocidad viajan m¨¢s de 1,4 millones de kil¨®metros dentro del archipi¨¦lago cada a?o. ¡°Dado que las islas Canarias albergan una extraordinaria diversidad de especies ¡ªse han documentado aqu¨ª 30 especies de ballenas y delfines¡ª, no es de extra?ar que el riesgo de colisiones con barcos sea extremadamente alto¡±, dice el cient¨ªfico.
Reducir la velocidad y rodear
La Comisi¨®n Ballenera Internacional public¨® en 2022 su plan para reducir las colisiones y mitigar su impacto en la supervivencia de los cet¨¢ceos. A implantar en esta d¨¦cada, el programa propone dos medidas b¨¢sicas: reducir la velocidad all¨ª donde haya ballenas y, si el riesgo es muy elevado, que el barco de un rodeo. A la espera de estas medidas de mitigaci¨®n, el mapa de riesgos reci¨¦n publicado desvela que apenas hay zonas donde se hayan implantado estas limitaciones. Para el rorcual y el cachalote hay cero hotspots donde se haya aplicado la obligaci¨®n, de cambiar de ruta o la limitaci¨®n de velocidad. El porcentaje sube al 0,27% en el caso de la ballena jorobada y al 0,54%, para la azul. Las cifras suben hasta un meritorio 7% si se tienen en cuenta las ¨¢reas donde se recomienda, pero no se obliga a bajar la marcha. La costa oeste estadounidense es la que concentra las limitaciones.
¡°Igual que se regula el tr¨¢fico terrestre en zonas donde habitan especies protegidas, como el lince, debemos hacer lo mismo en el mar¡±, cuenta en un correo la investigadora del Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa (IEO/CSIC), Natacha Aguilar de Soto, que ha investigado durante a?os la situaci¨®n de los cet¨¢ceos en Canarias. ¡°Estamos desarrollando proyectos tecnol¨®gicos para mejorar la detectabilidad de los grandes cet¨¢ceos v¨ªa detecci¨®n t¨¦rmica, con la colaboraci¨®n de las navieras r¨¢pidas¡±. Tambi¨¦n se planea dar clases sobre prevenci¨®n de colisiones a las tripulaciones de puente. ¡°Esto deber¨ªa ser obligatorio para todas las navieras que transiten por h¨¢bitats de cet¨¢ceos, a nivel mundial. Pero hace falta m¨¢s: medidas din¨¢micas de cambios de rutas y de velocidad. La velocidad mata, por eso vamos m¨¢s despacio frente a los colegios¡±, dice Aguilar de Soto, que no ha intervenido en el estudio de Science y deja un ¨²ltimo recordatorio: ¡°Es necesario que la sociedad est¨¦ informada de que comprar todo made in China mata ballenas¡±.
La cient¨ªfica de la NOAA (agencia federal de EEUU para el oce¨¢no y la atm¨®sfera) y coautora de la investigaci¨®n publicada en Science, Heather Welch reconoce que encontrar el equilibrio entre las necesidades de la econom¨ªa y las de la naturaleza rara vez es f¨¢cil: ¡°A menudo, las actividades industriales deben limitarse al m¨¢ximo para lograr los objetivos de conservaci¨®n, o viceversa. En este caso, existe un beneficio de conservaci¨®n potencialmente grande para las ballenas por un costo no demasiado alto para la industria naviera¡±. Es el ¨²ltimo resultado de este trabajo: si se obligara a echar el freno en un 2,6% de la superficie del mar, se reducir¨ªa el peligro en todos los puntos cr¨ªticos de riesgo de colisi¨®n que hay en el mapa.