Apuntes volc¨¢nicos
El horror c¨®smico creado por Lovecraft, y cuya lectura produce un sentimiento de humildad ante la amenaza que late en nuestro universo, se ha manifestado en estos d¨ªas
Hemos visto las im¨¢genes de estos d¨ªas; la lengua de lava desplegarse sobre las laderas del volc¨¢n, arrasando con todo lo que encuentra a su paso. Hemos visto a la gente huir de sus hogares, salir apurada cargando sus enseres m¨¢s preciados; familias enteras con el horror en los ojos ante la amenaza cada vez m¨¢s pr¨®xima.
Para las personas aficionadas a la literatura, se nos han hecho realidad aquellos versos de Edgar Allan Poe donde el autor norteamericano nos cuenta la explosi¨®n interna de su cor...
Hemos visto las im¨¢genes de estos d¨ªas; la lengua de lava desplegarse sobre las laderas del volc¨¢n, arrasando con todo lo que encuentra a su paso. Hemos visto a la gente huir de sus hogares, salir apurada cargando sus enseres m¨¢s preciados; familias enteras con el horror en los ojos ante la amenaza cada vez m¨¢s pr¨®xima.
Para las personas aficionadas a la literatura, se nos han hecho realidad aquellos versos de Edgar Allan Poe donde el autor norteamericano nos cuenta la explosi¨®n interna de su coraz¨®n volc¨¢nico, identific¨¢ndolo con la corriente de lava que rueda por el monte Yaanek, en las ¨²ltimas regiones del polo. ¡°Incansablemente¡±, dice Poe, dando a entender que la pesadilla nunca va a acabar. Se trata del poema Ulalume, la misma pieza a la que su disc¨ªpulo, Lovecraft, a?os despu¨¦s, hace referencia en una de sus novelas que titul¨® En las monta?as de la locura. Una historia siniestra donde describe el paisaje que se divisa desde una embarcaci¨®n que permanece apartada de la costa, ¡°a sotavento del humeante monte Erebus¡±, desde donde llegaban ¡°bocanadas intermitentes de humo¡±. Es entonces cuando uno de los personajes, un joven llamado Danforth, comenta que aquel monte de fuego hab¨ªa inspirado a Poe, en 1847, para escribir su poema.
Hay una necesidad de comprender el origen del desastre, una urgencia que nunca se satisface por mucha informaci¨®n que se nos d¨¦ al respecto
Porque si hay un autor cuyos relatos se identifican plenamente con la desesperaci¨®n que viven los habitantes de la Palma, ese autor es, sin duda, H. P. Lovecraft, cuyo horror c¨®smico nos remite a la mitolog¨ªa elaborada con elementos sobrenaturales, atributos de su literatura que nos ense?an en cada p¨¢rrafo lo insignificantes que somos ante los misterios que esconde el Universo, en este caso ante los secretos del interior de la Tierra. Cuando dichos secretos se manifiestan, aparece nuestra esencia y, con ella, la expresi¨®n m¨¢s profunda de los seres humanos sale a la superficie. Eso revela la estrecha relaci¨®n que se da entre los elementos tel¨²ricos y nuestro comportamiento ante el horror.
Hay una necesidad de comprender el origen del desastre, una urgencia que nunca se satisface por mucha informaci¨®n que se nos d¨¦ al respecto. Para la gente que identifica la vida con la literatura, las p¨¢ginas de Lovecraft no van a ilustrarnos acerca de la causa volc¨¢nica, pero van a conseguir algo m¨¢s intenso, es decir, acercarnos a la filosof¨ªa de origen fabuloso que el autor de Providence cultiv¨® como nadie.
En otro de sus relatos, titulado Dag¨®n, nos cuenta Lovecraft que, debido a una explosi¨®n volc¨¢nica, el fondo del oc¨¦ano hab¨ªa emergido a la superficie, ¡°sacando a la luz regiones que durante millones de a?os hab¨ªan estado ocultas bajo insondables profundidades de agua¡±. Es entonces cuando nos describe el l¨¦gamo negruzco que daba al paisaje un tono cruel y que produc¨ªa ¡°un terror nauseabundo¡±; el mismo terror que produce observar la lava caliente y viscosa que se va haciendo s¨®lida, de una calidad siniestra y de un color tan negro como la suerte de los habitantes de la Palma.
El horror c¨®smico creado por Lovecraft, y cuya lectura produce un sentimiento de humildad ante la amenaza que late en nuestro universo, se ha manifestado en estos d¨ªas. La insignificancia del ser humano se acent¨²a por cada desastre natural, como si la naturaleza quisiera recordarnos a cada rato la poca importancia que tenemos. Por eso es tan importante la ficci¨®n, la f¨¢bula, la literatura, pues en momentos de cat¨¢strofe consigue ense?arnos que la realidad entera se puede partir en pedazos de un momento a otro.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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