M¨¦dicos sin Fronteras: la crisis clim¨¢tica es un multiplicador de amenazas
¡°Somos testigos de un aumento de la mortalidad y el sufrimiento en poblaciones que viven en crisis humanitarias originadas o agravadas por el cambio clim¨¢tico¡±, afirma David Noguera, presidente de la ONG en Espa?a
Estos tiempos quedar¨¢n para la historia marcados por la covid-19. La pandemia ha paralizado la econom¨ªa mundial, infectado a m¨¢s de 152 millones de personas y matado m¨¢s de 3,2 millones, doblegado sistemas sociales y de salud, y planteado serios desaf¨ªos para toda la humanidad; especialmente, para las poblaciones m¨¢s vulnerables.
La crisis generada por la covid-19 ha a?adido una capa m¨¢s de vulnerabilidad en poblaciones que se encontraban ya inmersas en crisis de salud y humanitarias, y est¨¢ socavando la capacidad de la...
Estos tiempos quedar¨¢n para la historia marcados por la covid-19. La pandemia ha paralizado la econom¨ªa mundial, infectado a m¨¢s de 152 millones de personas y matado m¨¢s de 3,2 millones, doblegado sistemas sociales y de salud, y planteado serios desaf¨ªos para toda la humanidad; especialmente, para las poblaciones m¨¢s vulnerables.
La crisis generada por la covid-19 ha a?adido una capa m¨¢s de vulnerabilidad en poblaciones que se encontraban ya inmersas en crisis de salud y humanitarias, y est¨¢ socavando la capacidad de la respuesta humanitaria en la gran parte del mundo. Y, sin embargo, la respuesta a la pandemia de covid-19 podr¨ªa ser un ensayo general en preparaci¨®n para una crisis potencialmente m¨¢s mort¨ªfera: la crisis clim¨¢tica.
Los trabajadores de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) sobre el terreno son testigos y asisten a personas v¨ªctimas de enfermedades y crisis humanitarias que, seg¨²n todos los indicios, se ven agravadas por el cambio clim¨¢tico y la degradaci¨®n ambiental.
La crisis clim¨¢tica es un multiplicador de amenazas para todas las poblaciones en cualquier lugar del planeta, pero es insidiosa al afectar a los pa¨ªses con gobernanzas d¨¦biles y econom¨ªas fr¨¢giles. Los puntos cr¨ªticos clim¨¢ticos (la regi¨®n de Asia meridional y el Pac¨ªfico, el cintur¨®n del Sahel, o Am¨¦rica central, por nombrar solo algunos) se corresponden y se superponen con contextos humanitarios donde MSF est¨¢ muy presente.
Desde hace unos a?os, somos testigos de un aumento de la mortalidad y el sufrimiento en poblaciones que viven en crisis humanitarias originadas o agravadas por el cambio clim¨¢tico: asistimos a sequ¨ªas recurrentes y, ¨²ltimamente, a graves inundaciones que erosionan los medios de vida tradicionales y provocan periodos de escasez de alimentos, de hambre, m¨¢s largos y prolongados en amplias zonas de ?frica. Por ejemplo, en Chad, las graves sequ¨ªas en 2016 y en 2018 dieron lugar a prolongadas temporadas de escasez que provocaron un nivel muy alto de desnutrici¨®n, incluso en la capital, Yamena, algo totalmente inusual.
De la misma manera que la ciencia indica que el cambio clim¨¢tico es hoy un elemento central que impacta negativamente en las crisis humanitarias, existe tambi¨¦n un consenso cient¨ªfico inequ¨ªvoco de sus consecuencias negativas para la salud. Ya estamos detectando y respondiendo a nuevas realidades que se han intensificado probablemente vinculadas a cambios en el medio ambiente, como, por ejemplo, una mayor transmisi¨®n de enfermedades infecciosas (malaria, dengue, c¨®lera), exacerbaci¨®n de las din¨¢micas de conflicto o afectaciones en la salud mental, especialmente, por eventos clim¨¢ticos extremos y desplazamiento de poblaci¨®n.
La crisis clim¨¢tica y las crisis humanitarias son inseparables del fracaso pol¨ªtico. En todo el mundo, los sistemas pol¨ªticos y de gobernanza han fracasado repetidamente en ofrecer una respuesta efectiva para millones de personas en crisis humanitarias. Nos enfrentamos cada vez m¨¢s con ideolog¨ªas que burlan la evidencia cient¨ªfica, de la misma manera que no respetan el Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Seguridad frente a salud
Los gobiernos optan por priorizar la seguridad sobre la salud, el bienestar y la dignidad de las personas. El sacrificio innecesario de vidas y la progresiva degradaci¨®n de los ecosistemas son un reflejo directo de un doble rasero aplicado sistem¨¢ticamente que acepta esas p¨¦rdidas como da?os colaterales para supuestamente proteger el actual estado privilegiado de las sociedades de rentas altas. En estos tiempos de cuestionamiento de los marcos legales internacionales, como el DIH o la Convenci¨®n de los Refugiados, estamos atendiendo cada vez a m¨¢s personas desprotegidas en movimiento, incluyendo los denominados migrantes ambientales.
En Sud¨¢n, por ejemplo, y especialmente en Darfur, muchos de los conflictos est¨¢n relacionados en gran medida con la reducci¨®n de los corredores de pastoreo debido a las sequ¨ªas recurrentes y la desertificaci¨®n. Estos conflictos han ocasionado desplazamientos masivos sin precedentes y altos niveles de desnutrici¨®n. Salvar vidas o salvar el planeta no es un delito, es una expresi¨®n de humanidad y solidaridad.
Tanto los trabajadores humanitarios como los defensores del medio ambiente est¨¢n siendo criminalizados por su trabajo. En los ¨²ltimos a?os, MSF se ha enfrentado a un aluvi¨®n de ataques c¨ªnicos, narrativas t¨®xicas, as¨ª como a la aplicaci¨®n de leyes antiterroristas que impiden nuestro acceso a las poblaciones en conflicto y tambi¨¦n tienen como objetivo criminalizar a poblaciones enteras afectadas por diferentes crisis y a quienes muestran solidaridad con ellas. Al mismo tiempo, los defensores del medio ambiente han sido blanco de ataques por proteger la naturaleza, acusados penalmente bajo leyes restrictivas o v¨ªctimas directas de la violencia. Estas nuevas legislaciones tienen graves consecuencias legales y de limitaci¨®n de nuestro trabajo, pero tambi¨¦n funcionan como medida disuasoria para que la sociedad civil no se involucre en la defensa de la solidaridad, la humanidad y la protecci¨®n del planeta.
Esta, por tanto, es una lucha compartida de activistas y trabajadores medioambientales y humanitarios. Debemos defender nuestro derecho, nuestra obligaci¨®n de canalizar nuestra indignaci¨®n, protegida por los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, contra ataques injustificables que persiguen intereses oscuros vinculados a agendas pol¨ªticas y financieras.
La crisis clim¨¢tica es una crisis humanitaria. Ambas est¨¢n provocadas por humanos y por tanto son prevenibles. Tenemos la obligaci¨®n legal, pero m¨¢s importante, moral, de actuar ahora y revertir el curso de la crisis clim¨¢tica y reducir sus efectos en la vida de las personas.
Debemos aplicar las lecciones aprendidas en la respuesta a la covid-19. Para amortiguar los devastadores impactos del cambio clim¨¢tico y la degradaci¨®n medioambiental en la salud, se requiere una respuesta multilateral, multisectorial, coordinada y comprometida. Debemos enfrentar el desaf¨ªo de la crisis clim¨¢tica con determinaci¨®n y mentalidad de emergencia, y verlo como una oportunidad para garantizar que la humanidad y, por lo tanto, la salud de nuestro planeta est¨¦n en el centro de un nuevo paradigma de la pol¨ªtica.
David Noguera es presidente de M¨¦dicos Sin Fronteras Espa?a.
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