La guerra contra el verde en Barcelona
Los promotores de la demanda contra una peatonalizaci¨®n en la capital catalana han tenido que salir a decir que no exigir¨¢n la ejecuci¨®n de la sentencia y que su prop¨®sito solo era llamar la atenci¨®n
Ha sido tal la reacci¨®n ciudadana contra la sentencia de una juez de Barcelona que obliga a revertir las obras de remodelaci¨®n de la calle de Consell de Cent y devolverla al tr¨¢fico y al humo anterior, que los propios promotores de la demanda han tenido que salir a decir que no exigir¨¢n la ejecuci¨®n de la sentencia y que su prop¨®sito no era anular el proyecto sino llamar la atenci¨®n. Bonita manera de rectificar. La calle Consell de Cen...
Ha sido tal la reacci¨®n ciudadana contra la sentencia de una juez de Barcelona que obliga a revertir las obras de remodelaci¨®n de la calle de Consell de Cent y devolverla al tr¨¢fico y al humo anterior, que los propios promotores de la demanda han tenido que salir a decir que no exigir¨¢n la ejecuci¨®n de la sentencia y que su prop¨®sito no era anular el proyecto sino llamar la atenci¨®n. Bonita manera de rectificar. La calle Consell de Cent es el primero de los 21 ejes verdes del proyecto Superilla Eixample promovido por la anterior alcaldesa, Ada Colau, en coalici¨®n con los socialistas. Aprobado por unanimidad en la Comisi¨®n de Gobierno, el proyecto fue tambi¨¦n validado por la Generalitat. El modelo ha sido elogiado en numerosos foros internacionales y solo hay que adentrarse y pasear por en el largo bulevar verde para concluir que hay sentencias que parecen dictadas desde Marte.
?En qu¨¦ mundo vive la Justicia? Barcelona lleva m¨¢s de diez a?os incumpliendo la directiva comunitaria de contaminaci¨®n ambiental, motivo por el que Espa?a se arriesga a una multa multimillonaria. La contaminaci¨®n provoca m¨¢s de mil muertes prematuras anuales y en el 80% de los humos t¨®xicos provienen del tr¨¢fico. El aire contaminado y la falta de verde se pagan con mala salud. F¨ªsica y mental. Adem¨¢s de aconsejar que se reduzca el tr¨¢fico, la OMS advierte de que para que una ciudad sea saludable ha de tener por lo menos un 25% de espacio verde, y este ha de ser accesible, de manera que todos los ciudadanos tengan uno a menos de 500 metros. En estos momentos, apenas 11% de la superficie de Barcelona est¨¢ dedicado a zona verde y ese porcentaje incluye la monta?a de Collserola, que no est¨¢ ni cerca ni es precisamente de f¨¢cil acceso.
Pero todo esto, para la juez que ha dictado la sentencia, no tiene relevancia. Considera, con argumentos m¨¢s que discutibles, que por una cuesti¨®n formal debe deshacerse lo hecho. La cuesti¨®n formal es que esa calle est¨¢ catalogada en el Plan General Metropolitano como vial y, en consecuencia, como no se ha instado una modificaci¨®n, hay que volver a dejar la calle como estaba. Por esta regla de tres, la mayor parte de las calles peatonales de la ciudad ser¨ªan ilegales.
Pero la sentencia ha puesto en valor la actuaci¨®n y se ha girado como un bumer¨¢n contra los demandantes, la asociaci¨®n Barcelona Oberta, que representa los intereses de los ejes comerciales y los promotores tur¨ªsticos. La demanda forma parte de la guerra judicial emprendida por ciertos poderes econ¨®micos contra la alcaldesa Ada Colau. A esta forma de proceder se le llama lawfare, y consiste en atacar a los responsables de las pol¨ªticas que pretenden frenar con un alud de demandas, que normalmente no prosperan pero ejercen una funci¨®n intimidatoria. M¨¢s de una decena de demandas y querellas se han presentado contra Colau y otros concejales. Ahora, ante la reacci¨®n que ha suscitado la sentencia, el portavoz de Barcelona Oberta ha dicho: ¡°Queremos tranquilizar a la ciudadan¨ªa: no vamos a pedir que se reviertan las obras, solo queremos garantizar el acceso del coche a la ciudad¡±. Pero ese es precisamente el problema que tienen las ciudades y por eso una ciudad como Londres ha decidido implantar un peaje disuasorio de 14,5 euros a los coches m¨¢s contaminantes.
El cambio clim¨¢tico se est¨¢ acelerando, hasta el punto de que los ¨²ltimos diez a?os est¨¢n entre los m¨¢s calurosos desde que hay registros. En una ciudad como Barcelona, que con frecuencia supera los l¨ªmites de contaminaci¨®n, que necesita refugios clim¨¢ticos y en la cada verano hay noches t¨®rridas en las que es imposible dormir, ir contra el nuevo urbanismo es ir contra la salud y contra el futuro. La ¨²nica forma de reducir la contaminaci¨®n y contrarrestar el efecto isla de calor es quitar coches y poner verde. Mucho verde.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal