El picoteo en terrazas de bar de restos de patatas fritas o pan debilita a los gorriones
La especie ha perdido el 20% de su poblaci¨®n desde 1998 debido a un c¨®ctel de causas entre las que podr¨ªa estar la dieta, indica un estudio
La dieta de terraza de bar es da?ina para los gorriones y puede ser una de las razones de la ca¨ªda de su poblaci¨®n, advierte un estudio de varias universidades espa?olas. ¡°No es lo mismo comer restos de patatas fritas, pan u otros alimentos de ese tipo, como hacen los gorriones urbanos, que insectos o grano de la siembra, el sustento t¨ªpico de los ejemplares rurales¡±, se?ala Edgar Bernat-Ponce, bi¨®logo y uno de los autores de la investigaci¨®n. El mi¨¦rcoles, d¨ªa mundial del gorri¨®n, la ONG de ornitolog¨ªa SEO/BirdLife record¨® que la poblaci¨®n de esta peque?a y popular ave ha sufrido una ...
La dieta de terraza de bar es da?ina para los gorriones y puede ser una de las razones de la ca¨ªda de su poblaci¨®n, advierte un estudio de varias universidades espa?olas. ¡°No es lo mismo comer restos de patatas fritas, pan u otros alimentos de ese tipo, como hacen los gorriones urbanos, que insectos o grano de la siembra, el sustento t¨ªpico de los ejemplares rurales¡±, se?ala Edgar Bernat-Ponce, bi¨®logo y uno de los autores de la investigaci¨®n. El mi¨¦rcoles, d¨ªa mundial del gorri¨®n, la ONG de ornitolog¨ªa SEO/BirdLife record¨® que la poblaci¨®n de esta peque?a y popular ave ha sufrido una ca¨ªda de casi el 20% de la poblaci¨®n desde 1998, cuando comenzaron a recopilar datos. El descenso es m¨¢s acusado en los medios urbanos que en los rurales y en la ¨²ltima d¨¦cada se est¨¢ estabilizando.
Es dif¨ªcil para un gorri¨®n no sucumbir a los m¨²ltiples manjares que encuentran f¨¢cilmente en las terrazas de los bares. ¡°Incluso nosotros les ofrecemos estas sobras porque no pensamos que sea un problema¡±, advierte Bernat-Ponce. Para averiguar de forma experimental los efectos de ese tipo de alimentaci¨®n en la especie, los cient¨ªficos capturaron a 75 ejemplares (44 machos y 31 hembras) de zonas rurales, que no estaban expuestos a la contaminaci¨®n del aire, ni a ning¨²n factor de estr¨¦s urbano, como ocurre con los residentes en ciudades, un hecho que podr¨ªa haber enmascarado los resultados. Su dieta era saludable al alimentarse en gallineros y cultivos y no tener contacto con entornos ni con dietas urbanas.
¡°Nuestro objetivo era averiguar c¨®mo les afectar¨ªa cambiar a un men¨² de comida basura y para ello preparamos dos dietas diferentes, que simulaban a las que ingieren frecuentemente sus compa?eros de la metr¨®poli¡±, explica el investigador. Una se compon¨ªa de restos de pan, queso y cruasanes, alimentos procesados que los gorriones se pueden encontrar en el suelo de cualquier terraza de bar y que es nutricionalmente pobre (baja en prote¨ªnas, pero alta en carbohidratos y grasas). La segunda, era un men¨² seco, t¨ªpico del sustento de los gatos, de buey y pollo triturado. Se seleccion¨® porque los gorriones visitan los comederos para gatos de la Universidad de Alicante y la comida de mascota forma parte habitual de su alimentaci¨®n. Este men¨² es muy rico en prote¨ªnas y en grasas, pero m¨¢s pobre en hidratos de carbono refinados que la de los bares.
La primera opci¨®n ¨Dla de las sobras de los bares¨D provoc¨® a los gorriones signos de anemia y desnutrici¨®n, y las hembras tendieron a perder su condici¨®n corporal bajando de peso, por ejemplo, indica el estudio. ¡°Algo muy preocupante porque podr¨ªa afectar a la reproducci¨®n de la especie¡±, plantea Bernat-Ponce. La comida para gatos tampoco tuvo un efecto muy beneficioso: aument¨® el estr¨¦s oxidativo (acumulaci¨®n de mol¨¦culas llamadas radicales libres cuando un organismo carece de suficientes antioxidantes para eliminarlas). El estudio se llev¨® a cabo por la Universidad de Valencia, la Universidad de Alicante y la Europea de Valencia y las muestras se recogieron entre noviembre de 2018 y febrero de 2019.
¡°No es f¨¢cil capturar a un gorri¨®n porque son muy listos y si caen una primera vez no lo hacen una segunda, utilizamos redes de niebla [realizadas con malla y una de las formas habituales de atrapar aves o murci¨¦lagos] en una zona rodeada de cultivos en Alcoy (Alicante)¡±, recuerda Bernat-Ponce. Antes de introducir a los ejemplares en las jaulas, que se encontraban en un peque?o pueblo aislado de zonas urbanas, los anillaron, midieron y tomaron muestras de sangre para comprobar sus niveles de colesterol, ¨¢cido ¨²rico, glucosa... y el estado oxidativo de la sangre. ¡°Era como si estuvi¨¦ramos realizando una anal¨ªtica a un ser humano, pero con ciertos ajustes¡±, aclara el cient¨ªfico. La investigaci¨®n ofrece datos fisiol¨®gicos de la especie, pero no es determinante a la hora de concretar el papel que desempe?a la nutrici¨®n en la reproducci¨®n y la bajada de poblaci¨®n de la especie. ¡°Nuestro estudio abarc¨® 20 d¨ªas, se necesitan m¨¢s an¨¢lisis¡±, advierte Bernat-Ponce.
Urbes sin comida saludable
Es complicado para las aves encontrar alimentos saludables como semillas o invertebrados en las ciudades debido a que las ¨¢reas verdes van desapareciendo progresivamente. Lo m¨¢s a mano es la comida basura, las sobras que desechamos los seres humanos, que encuentran alrededor de las terrazas de los bares y de los contenedores de basura, apuntan los investigadores. Este alimento ¡°incluso puede aumentar la supervivencia en invierno y mantener poblaciones m¨¢s grandes, pero tiene efectos ocultos¡±, advierte. La dieta es pobre y no contiene las cantidades necesarias de amino¨¢cidos y vitaminas (antioxidantes) para las aves urbanas. Al contrario, a?aden, suelen caracterizarse por tener un exceso de grasas, carbohidratos o incluso prote¨ªnas, que pueden alterar el ¨¢cido ¨²rico, los niveles de glucosa, prote¨ªnas totales y colesterol, lo que en las aves puede provocar enfermedad renal, anorexia, inanici¨®n y enfermedad card¨ªaca, respectivamente, plantean.
Los factores que han provocado la bajada de la poblaci¨®n de gorriones todav¨ªa no se han identificado. ¡°Lo ¨²nico que parece evidente es que est¨¢ relacionado con desarrollos urban¨ªsticos desmesurados, contaminaci¨®n atmosf¨¦rica, exceso de ruido, falta de lugares de nidificaci¨®n, escasez de insectos, especialmente necesarios en su dieta durante la ¨¦poca de cr¨ªa, o una gesti¨®n de zonas verdes que no tiene en cuenta la biodiversidad¡±, destaca Beatriz S¨¢nchez, del programa de Biodiversidad Urbana de SEO/BirdLife. La organizaci¨®n considera imprescindible acometer una naturalizaci¨®n de las ciudades. Propone, por ejemplo, la reducci¨®n de la frecuencia de siegas en praderas de c¨¦sped, que los alcorques de los ¨¢rboles cuenten con vegetaci¨®n o dejar crecer las llamadas ¡°malas hierbas¡± en cunetas y descampados. As¨ª, los gorriones y otras especies silvestres se beneficiar¨¢n y podr¨¢n comer semillas e insectos. SEO/BirdLife desarrolla este tipo de medidas en ciudades como Santander, Girona, Valencia o Pinto, en Madrid.
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