¡®El grito¡¯ de euforia del mercado
Una de las copias del cuadro de Munch, vendida por un precio hist¨®rico de 91,2 millones La subasta confirma que la burbuja del arte crece imparable pese a la crisis
Entre una silenciosa escultura de Giacometti y un inquietante cuadro de Magritte surgi¨® este mi¨¦rcoles en Nueva York El grito: el ic¨®nico cuadro de Edvard Munch, lote n¨²mero veinte de la tarde de subastas de arte impresionista y moderno en Sotheby's, provoc¨® con su venta un sonido ensordecedor cuyo eco se seguir¨¢ escuchando hasta que en el mercado del arte se cometa un atrevimiento mayor: 119.9 millones de d¨®lares (91,2 millones de euros).
Esa es la cifra record con la que fue adquirida la ¨²nica de las cuatro versiones de El grito que pint¨® Munch que a¨²n estaba en manos privadas, concretamente en las del millonario noruego Petter Olsen. La llegada al mercado de este pastel fechado en 1895 hab¨ªa provocado la exaltaci¨®n de tiburones financieros, coleccionistas cl¨¢sicos y cazadores pudientes de trofeos art¨ªsticos. Entre todos ellos se lidi¨® esa batalla que esta vez no fue breve pero s¨ª azorada: la obra sali¨® a la venta por un precio de 40 millones de d¨®lares y mill¨®n a mill¨®n fue subiendo a lo largo de 12 minutos hasta los 107 millones, cifra sobre la que cay¨® el martillo del subastador y a la que habr¨ªa que sumar los casi 13 millones de la comisi¨®n.
El grito se convert¨ªa as¨ª en el cuadro m¨¢s caro vendido en una subasta, superando la marca fijada en 2010 por el lienzo de Picasso Desnudo, hojas verdes y busto, vendido por 81 millones de euros. El r¨¦cord de venta entre privados lo tiene el cuadro de C¨¦zanne Los jugadores de cartas (1892-93), adquirido por la familia real de Qatar en 2011, que desembols¨® 191 millones de euros.
As¨ª que, mientras la econom¨ªa mundial tiembla, el mundo de las subastas parece vivir ajeno a todo en una burbuja de permanente felicidad que apenas se despein¨® cuando en 2008 comenz¨® oficialmente la crisis financiera. Ante el colapso de bancos y de pa¨ªses enteros, y con las bolsas mundiales sobresaltadas a cada rato, el arte se ha convertido en valor-refugio de los grandes capitales.
Sotheby's y Christie's (que el martes recaud¨® 88 millones de euros) multiplican sus ganancias ¡ªen 2011 crecieron un 14% con respecto a 2010¡ª mientras que el Knight Frank Wealth Report 2012 afirma que los ciudadanos de renta alta mostraron un 25% m¨¢s de inter¨¦s que el pasado a?o en invertir en arte. Pero la expectaci¨®n ante El grito ten¨ªa sus motivos. Existen pocas im¨¢genes en la historia con el peso simb¨®lico de este cuadro y pese a tener m¨¢s de un siglo de antig¨¹edad, y haber sido concebido en medio de la angustia existencial que envolvi¨® la llegada del fin del siglo XIX, la imagen es tan moderna que resulta imposible que no pellizque el coraz¨®n al verla. La desesperaci¨®n silenciosa de su protagonista, envuelta en una org¨ªa de colores, parece reflejar a la perfecci¨®n la zozobra, la ansiedad y la incertidumbre en la que vive sumergido gran parte de un planeta que durante d¨¦cadas crey¨® estar a salvo de enemigos invisibles y al margen de crisis econ¨®micas.
Munch convirti¨® en imagen ese dolor de forma tan certera y universal que el cuadro se convirti¨® en un icono visual acaso solo comparable a la Mona Lisa de Leonardo da Vinci, seg¨²n Philip Hook, responsable de arte moderno de Sotheby¡¯s. ¡°Es la m¨¢xima representaci¨®n del miedo, la alienaci¨®n y por extensi¨®n, simboliza cualquier reacci¨®n emocional negativa respecto a cualquier cosa¡±, escribe Hook en el ensayo que acompa?a el cat¨¢logo de la subasta.
Su universalidad se ha multiplicado sobre todo en las ¨²ltimas d¨¦cadas, cuando la cultura medi¨¢tica ha inundado nuestras vidas de im¨¢genes que precisan de un reconocimiento inmediato. Warhol, maestro del oportunismo ic¨®nico, hizo su propia versi¨®n del cuadro, The scream (after Munch), que por cierto se subast¨® hace pocas semanas en Londres por 370.000 euros. El grito adem¨¢s ha dado el salto de las camisetas y las tazas t¨ªpicas de tienda de museo a m¨²ltiples soportes: lo emulaba Macaulay Culkin en el cartel de la pel¨ªcula Solo en casa; el malo de la pel¨ªcula Scream, de Wes Craven, estaba inspirado en el personaje del cuadro y hasta los caramelos M&M utilizaron la imagen en unos anuncios publicitarios.
Y en la Espa?a y la Grecia de la crisis, la imagen de El grito ha viajado a menudo por las redes sociales para ilustrar el estado de ¨¢nimo popular ante la situaci¨®n econ¨®mica. Munch, de nacionalidad noruega (mostrar en crudo el dolor y la angustia del alma es casi una especialidad de los europeos del norte, de Ibsen a Bergman o Lars Von Trier¡), realiz¨® cuatro versiones de este cuadro, de las que tres est¨¢n en manos de museos ¡ªtodos los robos sufridos se han saldado con el regreso a casa de la obra¡ª.
Otro de los atractivos de la subasta es que esta copia es la ¨²nica que ha permanecido siempre en manos privadas y es quiz¨¢s el m¨¢s deseado: en su marco el artista escribi¨® un poema en el que describe en palabras lo que despu¨¦s convirti¨® en imagen. Petter Olsen, de 64 a?os, hijo del armador noruego Thomas Olsen (amigo de Munch), es el hombre que tuvo la suerte de crecer mirando el cuadro colgado en el sal¨®n de su casa en Noruega y del que ha querido desprenderse para recaudar dinero con el que fundar un museo dedicado al artista. ?l y su familia veraneaban en Hvitsten, en una casa junto a la de Munch, que Olsen acaba de comprar y en la que planea crear un centro justo a tiempo para las celebraciones el pr¨®ximo a?o del 150? aniversario del nacimiento del pintor.
¡°Es un cuadro demasiado importante para tenerlo en casa. Deber¨ªa poder verlo m¨¢s gente¡±, declaraba Olsen en una entrevista reciente en Financial Times. Lo que no contaba es que la obra tambi¨¦n le ha marcado personalmente. Y no precisamente de forma positiva: la hered¨® en 2001 tras una agria disputa legal con su hermano en la que se repartieron la herencia de su madre, que inclu¨ªa otras 34 pinturas de Munch. Los dos hermanos no se han vuelto a hablar.
Babelia
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