El toreo es un sue?o
Castella, Manzanares y Talavante coronan una faena desigual, con momentos de emoci¨®n y dosis de drama por el topetazo del primero a Castella
La fiesta de los toros puede llegar a ser el espect¨¢culo total, por la ilusi¨®n que motiva, por su colorido y sonidos, y por los destellos, las vibraciones y el asombro que puede provocar. El toreo es un sue?o porque te puede hacer levitar, imaginar y extasiarte ante lo que ves y, sobre todo, ante lo que imaginas. El toreo puede llegar a ser un gozo, una inspiraci¨®n, un brote de genialidad. Y tambi¨¦n un pesti?o, claro est¨¢.
Del R¨ªo/Castella, Manzanares, Talavante
Cinco toros de Victoriano del R¨ªo, desiguales de presentaci¨®n, mansones, soso y nobles; bravo y dificultoso el cuarto; el tercero, de Toros de Cort¨¦s, mal presentado, noble y blando.
Sebasti¨¢n Castella: -aviso- estocada (oreja); -aviso- estocada baja, un descabello y el toro se echa (silencio).
Jos¨¦ M. Manzanares: estocada trasera (ovaci¨®n); estoconazo desprendido (gran ovaci¨®n).
Alejandro Talavante: dos pinchazos y estocada (silencio); estocada que hace guardia -aviso- y dos descabellos (ovaci¨®n).
Plaza de las Ventas. 17 de mayo. Octava corrida de feria. Lleno.
Pero ayer fue un sue?o, incluida una pesadilla, y un despertar desabrido y vuelta a la dulce imaginaci¨®n despu¨¦s.
El sobresalto fue de esos que te hacen creer que te caes de la cama, inesperada y sorpresivamente, cuando todo est¨¢ en calma, y parece dispuesto para el disfrute. Acababa Sebasti¨¢n Castella de comenzar su faena de muleta al primero de la tarde. Hac¨ªa viento y volvi¨® a la barrera para empapar de agua la muleta. Acudi¨® a los medios y cit¨® de largo al toro con la mano derecha, y acudi¨® presto a la llamada. En esa d¨¦cima de segundo imperceptible para los humanos, el animal vio cuerpo, cambi¨® su trayectoria y atropell¨® al torero con un topetazo descomunal que doli¨® en el alma de toda plaza. Castella cay¨® al suelo, y fue pisoteado y buscado con sa?a sin ¨¦xito. Qued¨® el hombre desmadejado, boca abajo, en la arena, y cuando consiguieron erguirlo no pod¨ªa mantenerse en pie por el tremendo dolor que debi¨® producirle el cruel encontronazo. Fue una ca¨ªda de la cama con todo el equipo, un despertar imprevisto, pero pudo contarlo. De hecho, no parec¨ªa llevar cornada y solo momentos despu¨¦s un hilo de sangre surgi¨® de la ingle derecha, y los m¨¦dicos diagnosticaron m¨¢s tarde (el torero no pas¨® a la enfermer¨ªa hasta que mat¨® el cuarto) una herida en el tercio superior del muslo derecho con una trayectoria de diez cent¨ªmetros que alcanza el pubis.
Con los tendidos conmocionados por la tremenda voltereta comenz¨® el sue?o del h¨¦roe. Castella se agigant¨®, tom¨® la izquierda y a¨²n con gestos de dolor en su rostro traz¨® naturales de mucho m¨¦rito. Hizo gala de un extraordinario pundonor, y volvi¨® a citar al toro con la mano derecha para dibujar un par de muletazos largos y hondos que hicieron brotar la emoci¨®n. Mat¨® con encomiable decisi¨®n y se le concedi¨® una oreja, que, aunque pueda ser discutible, no se discute en casos as¨ª porque solo un h¨¦roe sigue en el ruedo tras un atropello de tal magnitud.
Llag¨® despu¨¦s el sue?o placentero. Alejada la conmoci¨®n, los cuerpos entraron en caja y aparecieron trazos de belleza en el horizonte. Se hab¨ªa hecho presente Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares, la elegancia vestida de luces, el torero inspirado, dibuj¨® tres ver¨®nicas excelentes, templad¨ªsimas, trazadas con la misma cintura y rematadas con una larga personal¨ªsima. Sali¨® suelto el toro en el caballo, y Talavante contribuy¨® al sue?o con un quite por ce?idas gaoneras. Se luci¨® Curro Javier con las banderillas, como ya es habitual, y comenz¨® la faena de muleta.
Pssss¡ Silencio. Se torea¡
Tres derechazos que fueron circulares casi completos, un monumento al temple y a la recreaci¨®n art¨ªstica, cerrados con un largo pase de pecho. ?Oh¡! Otros tres m¨¢s, y un cambio de manos largo, y lento, lento, para deleite de todos los corazones. ?La plaza? Enloquecida, porque no era para menos.
El torero toma la muleta con izquierda, estudia la mirada del toro, la escudri?a y torea; pero se rompi¨® el encanto sin saber por qu¨¦. Baj¨® el tono por culpa del toro o el torero, qu¨¦ m¨¢s da¡ Volvi¨® al pit¨®n derecho, excepcional, y torn¨® el empaque, la dulzura, la gracia. Pero ya nada fue igual. Hubo protestas de alg¨²n sector y vol¨® el encanto. Quiz¨¢, porque la faena fue de m¨¢s a menos. Pero el sue?o, mientras dur¨®, fue primoroso. Por cierto, ese toro moderno, guapo, bondadoso y nobil¨ªsimo, mereci¨® los honores de una cerrada ovaci¨®n en el arrastre.
OVACI?N: Por encima del buen tono de la cuadrilla de Manzanares, destac¨® Juan Jos¨¦ Trujillo en el tercio de banderillas al quinto de la tarde.
PITOS: Guerra a la vulgaridad; al toreo fuera de cacho, al hilo del pit¨®n, perfilero y superficial.
Con Talavante en su primero no hubo dicha. Brind¨® a su abuelo materno, recientemente fallecido, y no se entendi¨® con ese toro, noble y poco codicioso, al que pas¨® perfilero, superficial y ayuno de hondura. Algo as¨ª ocurri¨® en el cuarto, segundo de Castella, el m¨¢s bravo en el caballo y soso en el tercio final. Fue entonces el Castella vulgar, a excepci¨®n de los estatuarios iniciales.
Y, despu¨¦s, el valor sereno e inteligente, el que puso de manifiesto Manzanares ante el quinto, dificultoso en su embestida, que miraba y remiraba la taleguilla del diestro, imp¨¢vido y firme ante las intenciones de su oponente. No hubo faena art¨ªstica, pero s¨ª una demostraci¨®n de t¨¦cnica torera, y un estoconazo final que vali¨® una merecida salida al tercio.
Quedaba el final antes del despertar. Unas ver¨®nicas con las manos muy bajas de Talavante fueron el pl¨¢stico preludio de un torero con cara de lidiador antiguo y maneras de artista de hondo sentimiento. La faena no levant¨® el vuelo por el escaso recorrido del animal, pero hab¨ªa comenzado con unos estatuarios elegant¨ªsimos, seguidos de un pase por la espalda y dos pases de pecho de bella factura.
Llega la hora de despertar. Algunos malos recuerdos revolotean: el atropello de Castella y el toreo perfilero y vulgar de los tres toreros en distintos momentos. Pero nadie dijo que esta fuera la obra total, pero s¨ª el espect¨¢culo que te permite, como ayer, so?ar y disfrutar.
Babelia
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